Uno de los autobuses en los que se transportaban normalistas la noche del 26 de septiembre de 2014 no fue atacado, distinto a los demás que fueron destrozados a balazos por policías. De acuerdo con el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), el conductor del vehículo marca Ecoter “no concuerda con la estructura corporal y morfológica” con el que se presentó en las diligencias.
Por Lourdes Chávez
Ciudad de México, 6 de junio (SinEmbargo/El Sur).- Policías federales y ministeriales de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Guerrero participaron en la agresión y persecución contra estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa “Raúl Isidro Burgos”, que se trasladaban en el autobús Estrella Roja, posiblemente cargado de heroína -según la hipótesis del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI)-, en una operación coordinada de diferentes corporaciones para evitar la salida de camiones de Iguala la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014.
La identidad del chofer del camión, testigo clave de los hechos, es imprecisa. El Grupo de Expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) advirtió que la persona que manejó el vehículo es distinta a la que se presentó a declarar en la Procuraduría General de la República (PGR).
“Los estudiantes de ese autobús fueron sobrevivientes, el autobús no fue atacado [distinto a los demás que fueron destrozados a balazos], y la versión dada por el chofer no coincide con la realidad”, subrayaron los expertos en su informe final.
Asimismo, señalaron que el camión Estrella Roja que presentó el Ministerio Público para revisión, no corresponde al que salió de la terminal de autobuses, de acuerdo con el análisis de las videograbaciones de cámaras de vigilancia de la empresa. Aunque parte de estos errores fueron señalados en septiembre de 2015, hasta la salida de los expertos internacionales del caso, no fueron reparados.
LAS DUDAS DE IDENTIDAD
Después de nueve meses de los ataques a los estudiantes de Ayotzinapa y de las declaraciones de familiares del equipo de futbol Los Avispones de Chilpancingo y de otros ciudadanos, la PGR hizo la inspección del llamado “quinto autobús” para verificar las características del mismo, como si llevaba un doble fondo para transportar estupefacientes, con perros adiestrados y con un camión de rayos X que no encontró nada fuera de lo común.
No obstante, sigue vigente la hipótesis de que entre los camiones que sacaron de la terminal, los normalistas tomaron uno cargado de droga sin saberlo y eso motivó la operación coordinada de agentes policiacos coludidos con la banda de narcotraficantes Guerreros Unidos.
En sus recomendaciones, el GIEI pidió que se identifique plenamente el quinto autobús antes de hacer una inspección, porque hay numerosas diferencias entre el vehículo que aparece en el video de la central con el que fue mostrado al grupo a principios de junio de 2015, y en el que posteriormente se hizo la revisión con escáner.
El GIEI hizo patentes las dudas sobre la identidad del vehículo marca Ecoter y del conductor, “dado que ni siquiera el que aparece en el video de la camioneta concuerda con la estructura corporal y morfológica del aquí conductor… todos esos elementos señalan la importancia de una identificación adecuada antes de realizar afirmaciones definitivas y diligencias cuyos resultados pueden no ser siquiera valorables”.
RECORRIDO DEL QUINTO AUTOBÚS
El autobús Estrella de Oro Ecoter salió de la terminal de autobuses por la avenida Altamirano, alrededor de las 22:00 horas. Momentos antes salieron dos camiones Costa Line con estudiantes por la puerta de la avenida Juan Álvarez, que sumados a dos de la Estrella de Oro los normalistas llegaron a Iguala, son cinco vehículos retenidos para sus actividades sociales.
El quinto camión salió con retraso y tomó la misma ruta que el autobús Estrella de Oro 1531, donde iba un grupo de los 43 normalistas desaparecidos, que fueron detenidos por policías de Iguala y de Cocula frente al Tribunal Superior de Justicia (TSJ). En la carretera fueron bajados por la Policía Federal que les apuntó con un arma, estos habrían escoltado el autobús hasta la caseta de peaje, rumbo a Morelos.
En el Tribunal hay cámaras que apuntan directamente a la zona por donde circularon esas unidades, pero los videos de esa noche fueron desaparecidos cuando era presidenta del organismo Lambertina Galeana Marín.
Distintos testimonios de los estudiantes del quinto autobús indican que se atrasaron porque el conductor pidió esperar a su esposa que le llevaría unos documentos.
Al tomar la carretera federal supieron que sus compañeros fueron atacados en el Centro y que el normalista Aldo Solano había sido asesinado por policías, el joven recibió una balazo en la cabeza que lo mantiene en coma.
En los cerros se reagruparon 14 estudiantes que bajaron a caminar por la orilla de la carretera hacia Iguala, para encontrarse con sus compañeros atacados en la Avenida Álvarez.
Eran casi las 23:00 horas, según distintos registros, cuando fueron perseguidos y sufrieron disparos de policías municipales, con la participación de una patrulla de agentes ministeriales, durante unas tres horas hasta que lograron salvarse.
“Nos empiezan a gritar ‘los vamos a matar cabrones’. Lo que hicimos fue avanzar y nos percatamos que las dos patrullas nos venían siguiendo desde lejos, ya no retornaron, sino que se retornaron en el mismo carril en sentido contrario, venían despacio a unos 50 metros y ya el compañero de segundo dijo ‘no hay que hacerles nada, no nos pueden hacer nada’, ya empezamos a trotar y fue cuando nos detuvimos y seguimos caminando y seguían detrás de nosotros… corrimos unos 400 metros y ya cuando vimos que por este mismo carril que veníamos corriendo venían otras dos patrullas. O sea que nos tenían rodeados”, relató un normalista al GIEI.
“Nos tronaron cartucho los municipales, ahí nos quedamos unos 10 segundos y empezamos a agarrar piedras y a decirles qué querían y a hacerles frente, porque nos iban a rodear. Los ministeriales allá se quedaron. No al frente sino más atrás. Eran como tres. Traían torreta arriba. Las ministeriales eran blancas y atrás tenían carrocería. Ellos no iban encapuchados, les aventamos piedras y nos respondieron también con pedradas”.
En tanto, los policías dejaron registros en el número de emergencia 066, como este: “sobre la carretera van caminando alrededor de 20 jóvenes con palos, piedras y machetes, van con dirección de la colonia Tomatal al centro de Iguala”.
Contrario a lo anterior, la primera declaración del chofer ante la PGR fue que los estudiantes se bajaron del autobús en la calle Altamirano y regresaron caminando a la central para tomar otro camión, debido a que tenían dudas de que ese estuviera en buenas condiciones.
En la ampliación de su declaración confirmó y amplió detalles comprobables con la primera versión de los estudiantes.
DECLARACIÓN DEL CHOFER CONFIRMA VERSIÓN DE NORMALISTAS
La existencia del quinto camión no fue investigada por la PGR hasta que el GIEI encontró un manuscrito firmado por el chofer en los archivos de la empresa Ecoter, cuyo contenido avala los testimonios de sus trabajadores y confirma la versión de los estudiantes.
Según la declaración manuscrita del chofer y el testimonio de algunos normalistas que viajaban con él, el autobús fue detenido por una patrulla de la Policía Federal antes de llegar al Palacio de Justicia, donde se encontraba el autobús Estrella de Oro 1531, en el que fueron detenidos 14 estudiantes de los 43 desaparecidos de manera forzada, y el retén señalado por familiares del equipo de futbol Los Avispones.
Familiares denunciaron que el retén de la PF que desvió los coches a otra ruta mientras controlaba la salida del autobús de Los Avispones, posteriormente atacado de forma masiva por policías municipales, presumiblemente de Cocula. Sin olvidar que en esa misma área había un agente militar informando a sus superiores de lo que estaba sucediendo, son circunstancias que deben ser investigadas, advirtió el grupo de trabajo.
Sin embargo, en las entrevistas del GIEI y de la PGR no hubo por parte de los agentes de la Policía Federal ningún reconocimiento de estos hechos.
El grupo de trabajo estimó que “estas circunstancias son indicios aún más relevantes para investigar en profundidad este hecho [el trasiego de droga en el transporte público] […] conocer en detalle los diversos elementos que articulan el tráfico de estupefacientes alrededor de la ciudad de Iguala, ofrecería herramientas que permitiría comprender por qué un grupo de delincuencia organizada está vinculado con una desaparición forzada”.
Para el GIEI, la posibilidad de que ese autobús haya sido usado como medio de transporte de la heroína que se produce en la zona, puede explicar el nivel de la operación para no dejar salir los autobuses de la ciudad, al cerco en la carretera que se muestra en este estudio y la agresión creciente contra ellos, con la desaparición forzada de los normalistas y el ataque masivo contra el autobús de Los Avispones.
El descubrimiento del manuscrito obligó a que se hicieran peritajes de grafología para reconocer si el conductor que declaró en la PGR es la misma que escribió el documento, pues las personas de la empresa Ecoter informaron que el conductor habló a la empresa en el momento en que sucedieron los hechos, y el encargado que respondió la llamada le contó a una empleada lo que estaba sucediendo. Todo concordaba con el documento que firmó después.
Dos estudios de grafología no han sido concluyentes, el primero dice que no corresponde a la misma persona y el segundo que no se puede descartar.