SinEmbargo entrevistó en 2013 a los caricaturistas de Charlie Hebdo; uno de ellos está muerto

07/01/2015 - 4:39 pm
La redacción de Charlie Hebdo. Foto: Gisela Pérez de Acha.
La redacción de Charlie Hebdo. Foto: Gisela Pérez de Acha.

ESTE TEXTO FUE PUBLICADO ORIGINALMENTE EL 17 DE NOVIEMBRE DE 2013

Ciudad de México, 7 de enero (SinEmbargo).– Criticar a los políticos es “sano, democrático y de buenos ciudadanos”. Bien, la mayoría estaríamos de acuerdo. Pero con las religiones no nos pasa igual. Para ciertas personas, estas últimas son intocables por profesar un dogma divino y Absolutamente Verdadero. Sin embargo, las religiones no son más que un discurso. Que cierta gente crea en dicho discurso o idea que ha existido por miles de años, no lo hace ni más verdadero ni más legítimo. Yo diría más bien al contrario: a las religiones hay que criticarlas porque están estancadas en el pasado pre-democrático y lo único que puede incluirlas es un debate abierto y sin tabús.

¿Por qué es tan importante criticar las creencias? Mejor aún, ¿por qué es importante criticar las creencias revestidas de institución política o religiosa? ¿Hay creencias absolutas?

Visité la redacción de Charlie Hebdo para buscar algunas respuestas.

Charlie Hebdo es un periódico francés que se inscribe en la tradición de la sátira, uno de los géneros más subversivos de crítica política. Por medio de la sátira se exponen los abusos, las deficiencias y los vicios por medio de la ridiculización. En este caso, lo hacen por medio de caricaturas. La sátira está pensada para la comedia y para hacer reír. Pero su propósito principal no es el humor en sí mismo, sino el ataque, la crítica y la denuncia.

Me recibió Luz, uno de los caricaturistas principales. Es un personaje peculiar. Alto, siempre despeinado, usa lentes de pasta y camisas de cuadritos.

Lo primero que se ve al entrar, es una mesa en forma de herradura donde los caricaturistas dibujan a mano y colorean las sombras con pinturas de acuarela. El ambiente es casi festivo entre las paredes decoradas de portadas y caricaturas.

Entre todas, una en particular llamó mi atención. Era sobre la “Santísima Trinidad” en la época del debate de mariage gay. No pude contener la carcajada. La crítica iba dirigida hacia un cardenal católico francés por algunas de sus manifestaciones homofóbicas. “Monseñor Vingt-Trois tiene tres papás”.

Pero no es por sus dibujos sobre la iglesia católica que Charlie Hebdo adquirió fama mundial. El debate sobre la libertad de expresión y la “dignidad” de las religiones, fue bien conocido después de que dibujaron al profeta Mahoma: en 2006 replicando los dibujos del diario danés Jyllands-Posten, y en 2011 y 2012 por hacerlo por su propia cuenta. ¡¡Oh no!! ¡¡Herejía!! ¡¡El Islam prohíbe representar como seres vivos a Dios, Mahoma y los demás profetas!!

¿Pero cuál es el problema si la redacción de Charlie no es musulmana? Si ellos no lo consideran ofensivo, pero sí una crítica, ¿dónde está el límite?

La edición en cuestión fue renombrada “Charia Hebdo”, haciendo referencia a la Sharia, o leyes del islam, y trataba a Mahoma como invitado editorial para comentar el contenido del periódico en cada página, evidentemente con un contenido cómico que algunos musulmanes radicales consideraron extremadamente ofensivo. El 2 noviembre de 2011, dos días después de que la portada con el profeta Mahoma fue subida a Internet, las oficinas deCharlie Hebdo fueron bombardeadas causando un incendio.

Luz me mostraba los afiches que fueron salvados del incendio, entre ellos, la plaqueta con el nombre que da la bienvenida a la redacción. Mientras me daba el tour, me decía que “el delito nunca fue esclarecido, pero para nosotros, por la fecha en que aconteció, es obvio que hubo una correlación con grupos religiosos extremistas.”

Pero el equipo de Charlie Hebdo sigue dibujando a profetas y sacerdotes por igual, Para ellos es una lucha contra los tabús.

Un año más tarde, en septiembre del 2012, su portada hacía una crítica a los “intocables”: los judíos y los musulmanes. Nadie puede decir nada a riesgo de ser juzgados como políticamente incorrectos o racistas. Al interior de esta edición, y a propósito de la película Innocence of the Muslims, los caricaturistas satíricamente representaron a Mahoma con una estrella saliéndole del trasero: “Una estrella de cine acaba de nacer.” Aunque esta vez no hubo bombas, el escándalo vino del dedo fulminante y moralino de la clase política, fomentando de nuevo, un debate mundial. ¡¡Irresponsables, irreverentes!! ¡¡Atentaron contra la dignidad de la religión musulmana!! ¡¡Racistas!!

Y ellos, no enterados, que las ideas tenían raza y podían revestirse de dignidad. La islamofobia así entendida, no es más que un concepto vacío.

Charlie Hebdo es importante en nuestros tiempos. Ha logrado constituirse en una especie de “meta prensa”. Entendiendo el papel de los medios de comunicación en una democracia, critican la religión y el status quo político, tomando como base la manera en la que los periódicos plasman la realidad, para burlarse también de cómo la plasman. El resultado es una comedia que denuncia a políticos, religiosos y a medios de comunicación por igual. En pocas palabras, se burlan de todo: Jesús, Mahoma, Abraham, el papa; la cruz, la paloma, las mezquitas y la estrella de David; la derecha, la izquierda, Hollande y Zarkozy. Nadie ni nada se salva.

¿Qué ideología hay detrás de las caricaturas de Charlie Hebdo? ¿Por qué critican? ¿Dónde está el límite de la libertad de expresión para ellos? ¿Cuál es su concepto de dignidad? Con estas preguntas en mente, platiqué con Luz y Charb.

LUZ EL “IRREVERENTE” CARICATURISTA

Luz el caricaturista. Foto: Gisela Pérez de Acha, SinEmbargo.
Luz el caricaturista. Foto: Gisela Pérez de Acha, SinEmbargo.

-Ustedes son caricaturistas satíricos que suelen burlarse de todo, o casi todo. ¿Hay algún límite para ustedes? ¿Algo intocable de lo cual no se pueden burlar?

Nosotros en Charlie Hebdo exploramos los límites. Es como meter un dedo a la corriente eléctrica para ver si eventualmente saldrá el chispazo que nos va a quemar (suelta una carcajada, contagiosa, reímos los dos).

Para mí, el límite es que el dibujo sea bueno: estético, cómico, inteligente. La mayoría de las veces, al hablar de límite hablamos de responsabilidad. Por ejemplo, cuando dibujamos a Mahoma justo en pleno debate sobre la película Innocence of the Muslims, nos llamaron irresponsables. Aparentemente era mal momento para burlarse del tema, pero era el tema del que hablaba la prensa, y nosotros trabajamos en base a eso. Hemos dibujado a Mahoma, a Jesús, a Abraham y a la Biblia entera desde hace más de 20 años y en un momento dado nos volvemos irresponsables porque no debimos haber hablado sobre el tema cuando en la prensa y el debate mundial era tan controversial. El argumento es que “alguien” -sin saber quién- puede shockearse. Es como decir que hay momentos en los que es “correcto” burlarse, y otros no.

En el caso de esa película, es una minoría musulmana la que se sintió gravemente ofendida. No podemos dejar que nos ganen, sobre todo en la batalla contra los símbolos. Aún después del incendio y las amenazas que hemos recibido no tenemos miedo, continuaremos a hacer lo que hemos venido haciendo. Si pensamos en tener cuidado con el tipo de humor que empleamos porque podríamos recibir más amenazas y ofender a más gente, ¡nos petrificaría el miedo y no haríamos nada! La sociedad petrifica de miedo.

Mira, te voy a enseñar la edición que sacamos después de que nos tacharon de irresponsables. Fue a partir de ahí donde ahora en cada edición ponemos de encabezado “Periódico Irresponsable”.

(Luz se levanta de la silla y me trae la edición más conmovedora que he visto: Charlie Hebdoen versión Responsable. Lo abrí y todas las páginas eran blancas, repletas de cuadros vacíos sin dibujos. Solo los encabezados se leían. Las ideas de color y acuarelas no existían más.  Guardamos silencio, como si fuera un velorio. La muerte de la crítica. No había necesidad de decir más).

La política siempre nos dice que seamos responsables, pues lo fuimos, no dijimos nada. Todos los temas siempre terminan afectando a alguien, y si cuidas eso, terminas sin dibujos. En la edición “Responsable” lo único que había era una editorial del jefe de redacción explicando lo que implicaba esto: no ser irreverente, no juzgar religiones, no criticar, guardar silencio.

¿Cuál es el proceso de sus dibujos? ¿De qué se trata y cómo encuentran el humor?

Bueno, el proceso comienza a partir de lo que los diarios retratan como “actualidad”, la nota del momento. Hablábamos de límites, pues bien, la única cosa que hay que evitar, que es muy común para los dibujantes principiantes, es burlarse de todo sodomizándolo. Hay que ser muy críticos con nuestro propio sentido del humor. La sodomía en tono burlesco, puede contribuir a reforzar estereotipos patriarcales que hacen de las bromas una herencia humorística. Sería como decir que el sexo entre hombres es malo. Hay que ser críticos del contexto.

En el debate actual que hay en Francia y en el mundo, se habla de la dignidad como un límite a la libertad de expresión. ¿Qué significa esto para ti? ¿Cómo entiendes el concepto de dignidad?

Es una buena pregunta, nunca me lo había planteado.

Yo diría que la dignidad plantea un falso problema, salvo cuando hablamos de la dignidad corporal. A lo que me refiero es que la dignidad moral es un concepto vacío, siempre y cuando tengamos los medios para expresarnos. Imagina que me estoy paseando un día soleado por la calle, y encuentro una iglesia en medio de mi camino. Eso desde mi punto de vista atenta gravemente contra mi dignidad moral. Me parece indignante la arquitectura de una iglesia, y no por eso vamos a prohibir su existencia.

No buscamos ofender o provocar. El objetivo no es hacer enojar a las personas o instituciones a las que criticamos, sino hacer reír al lector. Nosotros criticamos por medio de la risa. Desde el momento en que alguien puede morir de risa y carcajearse de algo, significa que puede ver las cosas desde un punto de vista distinto. Hay que utilizar todo lo posible para dibujar y vaciar de significado figuras que tienen un exceso del mismo. La risa es una catarsis. Y no es algo tonto, pueden dar hasta ganas de salir a la calle a manifestarse. Por ejemplo, al hacer reír a un católico de su propia iglesia.

Con los musulmanes es todo otro tema. Es como si fuera imposible tanto la crítica como la autocrítica. Es como si nos dice la institución “¡¡atentan contra la dignidad de los musulmanes!!”, ¿pero quiénes son ellos para decirle a su propia gente que no se puede reír y que no tiene derecho?. Eso me parece un atentado mayor.

CHARB, EL “IRRESPONSABLE” JEFE DE REDACCIÓN

Charb el Jefe de Redacción. Gisela Pérez de Acha, SinEmbargo
Charb el Jefe de Redacción. Gisela Pérez de Acha, SinEmbargo

En Charlie Hebdo, ¿tienen una línea editorial específica? ¿Qué ideología siguen?

Sí. Nuestra línea es a favor de la democracia, la ecología, la defensa animal, la igualdad y la laicidad. En términos generales todos estamos de acuerdo con esto, aunque en los detalles no concordemos al 100%.

En México actualmente hay un gran problema con el dinero invertido en publicidad oficial para la prensa, ¿cómo hacen en términos financieros para mantener su independencia? ¿Tienen planes de vender su revista en Internet?

Nuestro único financiamiento es la venta del periódico en los puestos. No recibimos publicidad comercial ni oficial y tampoco recibimos subvenciones del gobierno, ya que legalmente no calificamos como diario. Contrario a los otros medios, nosotros tenemos salarios correctos, pero no más que eso.

Sobre la pregunta del Internet, desde hace algunos años, ha habido una baja en la venta de periódicos impresos a causa de eso. Sólo en París, más de 15,000 puestos de periódico han cerrado en los últimos 20 años. Ante esto, varios diarios decidieron ofrecer sus periódicos de manera gratuita online. Cuando se dieron cuenta del error decidieron corregir, pero el público acostumbrado a no pagar ya no consume. Esto no ha sido necesariamente bueno: dar la información de manera gratuita ha contribuido a menospreciar el trabajo de los periodistas.

Sí tenemos planes de vender la revista en línea, pero la venderemos cuatro veces más cara que en los puestos para no contribuir al cierre de los mismos. Creemos en la prensa impresa, no es lo mismo ver un dibujo en una caricatura que en papel.

Con Luz hablaba de la dignidad como un límite a la libertad de expresión y el gran debate alrededor de eso, ¿cuál es tu opinión al respecto?

Para mí la dignidad es no atacar aquello que la persona no eligió ser. Nosotros nos burlamos de la gente que toma una decisión. Las religiones así son, se nace de una manera, pero se puede elegir ser o dejar de serlo. Excepto tal vez por los judíos por ser un tema de sangre. A partir del momento donde existe una elección, entra la posibilidad de crítica. Cuando estaba la discusión sobre matrimonio gay, dibujamos a un hombre vestido en traje de novia, y a otro en traje de novio, argumentando el “Divorcio gay”. Muchas veces por el tipo de humor, la gente entiende nuestros dibujos en un sentido opuesto.

De manera paradójica, respetamos la ley en lo que concierne al racismo. Ahí estamos todos de acuerdo y en contra del fascismo y sus expresiones racistas. Comparar a la Ministro de Justicia -que es de piel negra- con un chango es banalizar la expresión. El racismo muchas veces se confunde con libertad de expresión y no es lo mismo. El peligro está en banalizar las expresiones racistas.

Ustedes trabajan sobre los símbolos y su significado para criticar, ¿qué buscan con esto? ¿Qué tan importante es la provocación en una democracia?

Hemos llegado a un punto de la sociedad donde la expresión provoca. Nosotros no sabemos qué va a provocar. Sobre el Islam hemos aprendido lo que provocaba sobre la marcha. La provocación viene de otros, para mí no se trata de decir “podemos reírnos de todo, salvo de lo que nos ofende”. Hay que reírse de lo que nos ofende también. No es una agresión, simplemente intentamos analizar las cosas desde un punto de vista diferente.

No buscamos ni hacemos ningún esfuerzo para lograr consensos. Somos enemigos del consenso. El consenso es la muerte, la uniformización, el fin de la democracia, ¡el fin de la vida! La vida se trata de probar y de mezclar cosas diferentes, probar cosas distintas, leer, comer, disfrutar.

En cuanto a los dibujos, los símbolos son reductores. Utilizar un símbolo y decir que representa y retoma todo un mundo distinto. Eso pasa seguido en las religiones. El símbolo reduce y banaliza lo complejo. Buscamos apropiarnos de los símbolos. Por ejemplo, odiamos representar la paz como una paloma (eso viene de la religión cristiana en occidente) o como un ramo de olivo también, así lo hacen en la misma ONU. Nos parece una gran falta de imaginación. A los símbolos hay que darles un significado distinto para poderlos criticar.

Con Charlie Hebdo, la risa existe como un factor de denuncia y cambio social. Habrá que preguntarnos, en la situación actual de la prensa en nuestro país, sobre el tipo de humor que retratan las caricaturas. ¿Será que son respetuosas, moralistas, responsables y políticamente correctas? ¿O tal vez han dejado de existir?

Si seguimos los estándares, la crítica morirá… dentro de poco empezaremos a escribir en blanco.

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