Héctor “El Chino” Méndez, un topo que rescata vidas en el mundo

08/11/2014 - 9:15 am

Monterrey, 8 Nov. (Notimex).- Sin esperar nada, Héctor “El Chino” Méndez, desde hace ya 29 años, se dedica al rescate de personas, aun con riesgo de perder la propia, con su grupo de voluntarios.

La Brigada Internacional de Rescate Tlatelolco Azteca, mejor conocido como Los Topos, es la agrupación a la que pertenece “El Chino”, cuya creación se remonta al año 1985, con el terremoto del 19 septiembre en la Ciudad de México y cuyas acciones se extienden ahora por el mundo.

Fueron llamados Topos porque en la capital del país tuvieron el valor de meterse entre los escombros de edificios y casas destrozadas en busca de víctimas.

Méndez, quien a lo largo de su experiencia ha convivido con personajes como Fidel Castro, La Reina de España, Hugo Chávez, el emperador de Japón y los últimos cinco presidentes de México, recordó sus actividades el día del terremoto cuando unió su esfuerzo a miembros del Ejército Mexicano.

“Me quedé toda la noche trabajando y al siguiente día la gente me tomaba como punto de referencia; no me salí del lugar durante unos 17 días que duraron las labores de rescate en el Edificio Nuevo León”, relató.

“Sin ir a mi casa, dormía y comía ahí mismo, y ahí se fue formando el grupo. Se adhirió gente que estaba haciendo lo mismo: ayudar”, cuenta.

Desde entonces, el grupo se ha dedicado al rescate de personas atrapadas en zonas de desastre, con un número variable de integrantes a lo largo del territorio nacional, y diferentes partes del mundo y sin una edad establecida.

En Nuevo León sólo se cuenta con un miembro de nombre Félix Zacarías, sin embargo, Méndez asegura que con el paso del tiempo se va “enriqueciendo al grupo”.

“Se van agregando elementos capacitados que pueden tener sus orígenes en la Cruz Roja, en Protección Civil, en Bomberos, e incluso hay gente que tiene diferentes profesiones como médicos, ingenieros, arquitectos, sociólogos, etcétera”, cuenta el orgulloso líder.

Contrario a lo que piensa la gente, Méndez aclara que “Topos” es un grupo de trabajo altruista que está integrado por voluntarios y no es remunerado de ninguna manera, “es una asociación civil independiente sin subsidio de gobierno”, aclaró.

“Todos ellos han pasado, pero los voluntarios seguimos”, afirma Méndez al mencionar a algunos de los ilustres personajes con los que ha convivido a lo largo de sus años de rescatista.

Refirió que el presidente de Cuba, Fidel Castro, La Reina de España, Hugo Chávez (ex presidente de Venezuela), el emperador de Japón y los último cinco presidentes de México han sido parte de su vida.

Habitantes de los cinco continentes, dijo, han sido testigos de las labores del grupo que de corazón y a base de mucho esfuerzo, acude a las zonas de desastre a cooperar con demás organismos de rescate.

“Por ejemplo, en Haití (terremoto del 2010), México fue punto de referencia. Estuvimos trabajando en coordinación con las fuerzas armadas de Estados Unidos; la Marina, Fuerza Aérea y Ejército”

“Estuvimos dos meses trabajando, fuimos el punto de confluencia del trabajo de gente de Norteamérica, Sudamérica, Asia, Europa. Ahí México predomina sobre los demás grupos y queda como líder de rescate que, podría decirse, mundial “, relata orgulloso de su trabajo.

Una fuerte característica de los valientes “Topos” es que nunca se dan por vencidos a pesar de lo que dicten los subordinados, tal como ocurrió en el gran deslave en el municipio de Atoyac de Álvarez el año pasado.

“Le habían dicho al presidente que no se podía hacer nada, que declararan ahí cementerio; y de 71 víctimas recuperaron 60 en un lapso de 2 meses y entre un millón y medio de toneladas de escombros”

“La ONU te dice que a partir del tercer día ya no hay vida, y nosotros, por la experiencia de 29 años, hemos sacado gente más allá del tercer día, entonces eso es una falacia”, advierte.

“Me descalifican”, expresa Méndez al contar que en muchos casos, autoridades locales lo descalifican por cuestiones de “imagen y de ego”.

Enfatizó que una de sus experiencias más difíciles fue el tsunami en el sudeste de Asia, el 26 de diciembre del 2004, donde estuvieron trabajando dos meses y sólo de día debido a la falta de energía eléctrica.

“Era como una trampa mortal porque el tsunami arrasa pero deja grandes huecos y materiales en los que si vas caminando puedes pisar en falso y te caes y te entierras alguna varilla o causarte una grave lesión, e incluso puedes morir”, relató.

Hoy, a sus 67 años, Héctor sigue sin saber qué es lo que le deparará el destino al realizar una labor.

Lo vivido en sus innumerables experiencias durante las catástrofes ha quedado grabado en su mente, sin embargo, a pesar de no poder olvidar las crudas imágenes, Méndez asegura que eso de ninguna manera lo ha vuelto “insensible”.

“Te cuesta mucho trabajo. Es muy difícil. Al paso de los años de ver tanto te vas haciendo muy duro, pero no muy insensible” revela con la mirada perdida en el horizonte.

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