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Fabrizio Mejía Madrid

09/03/2023 - 12:05 am

Calderón, la amnesia, y el narco terrorismo

“Traigo a colación esa película del 2000 porque a ciertos personajes de la oposición, en particular los huérfanos del juicio al narcotraficante Genaro García Luna, les está ocurriendo algo parecido: pierden la memoria de lo que acaba de suceder”.

Hay una película de Christopher Nolan llamada “Amnesia” en la que el protagonista, Lenny, no puede recordar los sucesos que le han ocurrido diez o veinte minutos antes. Él supone que su afección se debe a un golpe que le dieron en la cabeza cuando intentó impedir el asesinato de su esposa, a cuyos responsables está tratando de cazar, así, sin lograr recordar lo que le acaba de suceder. Al final de la película, y pido una disculpa por quienes no la hayan visto, Lenny logra recordar por un segundo que su esposa murió, no en un asesinato, sino porque él había olvidado cuánta insulina le había administrado y por ello, terminó con la vida de su propia esposa. Lenny lo recuerda por unos segundos su culpabilidad pero sabemos que, tras los siguientes diez minutos, volverá a olvidarla.

Traigo a colación esa película del 2000 porque a ciertos personajes de la oposición, en particular los huérfanos del juicio al narcotraficante Genaro García Luna, les está ocurriendo algo parecido: pierden la memoria de lo que acaba de suceder. El ejemplo es Felipe Calderón. En los días que le han seguido al veredicto como narcotraficante de quien él eligiera para ser su Secretario de Seguridad Pública, Calderón ha emprendido una frenética cruzada para salvar su pellejo a costa de lo que sea. Hace unos días, cuando fueron ejecutados en Tamaulipas dos ciudadanos norteamericanos que habían viajado a Matamoros por una cirugía estética, Calderón, primero, parecía encontrar en la tragedia la justificación de su guerra contra el crimen, olvidándose por entero de que él mismo fue exhibido como narcotraficante en el juicio a García Luna. Luego, cuando los secuestrados fueron localizados, Calderón insinuó que la detención de uno de los criminales había sido sospechosamente “rápida” y que eso se relacionaba con un artículo, no sólo viejo de Héctor de Mauleón en El Universal, sino que fue desmentido por propia embajada de Estados Unidos en México, allá en el lejano 19 de septiembre de 2022. Usted lo debe de recordar: el columnista del Universal tuvo que disculparse lacrimosamente por haber sido engañado por quien le pasó como “buenos” unos supuestos cables confidenciales de la embajada norteamericana que implicaban al hoy gobernador de Tamaulipas con dinero del cartel del Noroeste. Pero, como si los desmentidos nunca hubieran existido, Calderón volvió a publicar el vergonzoso reportaje del lastimero periodista ya desmentido por la propia autoridad norteamericana.

La operación que el calderonismo realizó en Tamaulipas para evitar a toda costa que Morena ganara, incluyó compra de votos, fabricación de noticias falsas, y violencia. Hay que recordarle a los amnésicos que hasta ahí llegó el grupo de Felipe Calderón a tratar de levantar la candidatura del PRIAN, la del “Truko” Verástegui, tío del modelo que presidió la reunión de la derecha fascista en la ciudad de México a la que estuvo conocado Donald Trump, el 18 y 19 de noviembre pasados. Lo integraron: Roberto Gil Zuarth, secretario particular y subsecretario de Gobernación de Calderón; Salvador Vega Casillas, Secretario de la Función Pública; Jorge Manzanera Quintana, afín a la organización de ultraderecha, El Yunque, quien estuvo detrás de la contratación de Antonio Solá para diseñar la campaña de aguas negras contra López Obrador en 2006; Javier Lozano, ex secretario del Trabajo, el de la mina Pasta de Conchos y la desaparición de Luz y Fuerza del Centro; Maximiliano Cortázar, jefe de prensa de Calderón que entregó a los medios corporativos más de 32 mil millones de pesos; y Manuel Minjares Jiménez, el contador de Calderón pero, más importante, quien sirvió de enlace entre la Secretaría de Hacienda de Agustín Carstens y las aprobaciones unánimes del presupuesto entre los diputados en el sexenio calderonista. Todos estos operadores de la catacumba tuvieron contratos millonarios del dinero público de Tamaulipas de García Cabeza de Vaca. Por ejemplo, al despacho de Vega Casillas el gobernador le otorgó 26 millones de pesos por sólo cuatro meses de trabajo, de julio a octubre de 2019, y contrató igualmente al despacho de Gil Zuarth para que lo defendiera de la órden de aprehensión por lavado de dinero que la Fiscalía General le extendió desde mayo de 2021.

La alianza del PRIAN compró votos en la elección para detener a Morena en Tamaulipas. Quizás ya se le olvidó a Calderón, pero desde el recuento de mil 617 casillas, aparecieron en muchas boletas una serie de seis números anotados junto al voto por la alianza opositora. Esos seis números eran para poder cobrar 500 pesos y debían ser fotografiados junto a la boleta. Mucha gente no entendió la instrucción que le había dado el equipo de campaña del “Truko” Verástegui y anotaron la serie directamente en la boleta. Otros votos durante el recuento aparecieron con postits con los famosos seis números.

Por el lado de violencia judicial, de ésta se encargó el fiscal de Cabeza de Vaca, Irving Barrios Mojica. Este personaje fue quien ejecutó el plan contra las autoridades electas de Michoacán que ordenó Felipe Calderón en 2009, que mandó encarcelar a 30 funcionarios públicos, entre ellos, a 12 alcaldes. Era 26 de mayo y el procurador era Eduardo Medina Mora, el ex magistrado prófugo, y la de Averiguaciones Previas era Marisela Morales. Desde la presidencia de la República, Calderón usó al aparato judicial para barrerle el terreno a su propia hermana, postulada por el PAN para la gubernatura de Michoacán, inventando una supuesta relación con el crimen organizado de los alcaldes de oposición. Todos salieron absueltos. El ministerio público que giró la órdenes de aprehensión era Irving Barrios, hoy fiscal de Tamaulipas, propuesto por Cabeza de Vaca para un periodo de 2016 a 2025 pero que podría eternizarse hasta el 2032, casi como Edmundo Jacobo en el INE-No-Se-Toca. Este fiscal hizo un “tamaulipazo” a finales de mayo de 2022: se libraron órdenes de arresto contra Carmen Lilia Cantúrosas (alcaldesa de Nuevo Laredo), Eduardo Gattás (alcalde de Victoria), Carlos Peña Ortiz (alcalde de Reynosa), y también contra Octavio Leal, dirigente de autodefensas. Pero no terminó ahí la violencia judicial: el fiscal eterno, Irving Barrios, pasó a un juez de asuntos de adolescentes a uno de orden penal por tan sólo las horas que le llevó liberar órdenes de aprehensión contra el gobernador electo, Américo Villarreal, quien debió volver al Senado para evitar ser arrestado, el 21 de septiembre pasado.

Las noticias falsas tuvieron un salto cuántico con el grupo de Calderón que apoya a Cabeza de Vaca. Ya desde junio de 2021, medios como La Política on line habían avisado que el entonces gobernador de Tamaulipas había contratado a ex agentes del FBI para fotografiar con drones una casa del hijo del Presidente López Obrador en Texas. Seis meses después vino el fallido intento por involucrarlo en un conflicto de interés, sólo porque su esposa había alquilado una casa. Para la campaña por Tamaulipas, no sólo difundieron las noticias falsas de la campaña de cloaca en contra de Américo Villarreal y su familia, sino que innovaron en dos cosas: primero, crearon un supuesto medio estadunidense, el Dallas Chronicle, y después usaron las publicaciones de ese portal inventado para presentar denuncias judiciales. Es un salto cuántico el no sólo usar la mentira para despistar a los votantes, sino para armar un caso judicial que, con la ayuda de un juez a modo, pueda convertirse en una orden de aprehensión. Hay que recordar que es de Tamaulipas el juez que absolvió a 24 implicados en la matanza de Ayotzinapa, su nombre: Samuel Ventura Ramos. A mí no se me olvida. Así que, en el caso del portal creado ex profeso para denunciar el supuesto nexo de Morena con el huachicol, con la desaparición de unos marinos, o con una cuenta en Holanda a la que le depositaban al hijo de Villarreal, la intención era encarcelarlo con base en noticias falsas. El portal del supuesto diario, Dallas Chronicle fue creado el 9 de mayo de 2022, su noticia contra Américo Villarreal fue publicada al siguiente día, el 10 de mayo, y el supuesto diario desapareció el 11. Pero, no obstante esa falsedad tan palmaria, Marko Cortés o Jesús Zambrano siguieron citando el periódico fantasma cuando pidieron la anulación de la elección. Ahora que se secuestró en Matamoros a los cuatro ciudadanos estadunidenses, se vuelve a insistir en la historia del huachicol, los depósitos holandeses, y la supuesta vinculación política del crimen organizado. A esa vinculación llamada narcoterrorismo me refiero a continuación.

El creador de la denominación narcoterrorismo que ahora nos asestan los congresistas republicanos cada vez que pueden, viene de una declaración del propio Cabeza de Vaca cuando el 20 de noviembre de 2019, se refirió así a los bloqueos carreteros en su estado. Una semana después, Donald Trump, siendo Presidente, declaró que estaba pensando en declarar como “terroristas” a los carteles mexicanos y que ofrecía a los marines para “ayudar a limpiar”. A partir de entonces, la idea de una intervención de los Estados Unidos se ha reiterado. Por ejemplo, el 15 de agosto de 2022, la secta de mormones radicales asentada en México, los LeBarón, junto con las supuestas feministas de Acción Nacional, Marea Verde y Brujas del Mar, pidieron la invasión con el mismo argumento de Cabeza de Vaca: el narco terrorismo.

Sabemos que, de acuerdo al Título 22, Sección 2656f. del Código de los Estados Unidos, se define el “terrorismo” como una “violencia premeditada perpetrada en contra de individuos no combatientes con motivaciones políticas”. Los narcos mexicanos no tienen motivaciones políticas, salvo en los cables inventados por Cabeza de Vaca en El Universal o en su portal fantasma, el Dallas Chronicle. Pero hay otro giro interesante: de ser declarados “terroristas”, los acusados de apoyar a los cárteles, como Felipe Calderón, también serían considerados terroristas. A estas alturas, que Acción Nacional y sus organizaciones fachada insistan en esa denominación, va en contra del propio Calderón, de Vicente Fox, Medina Mora, Santiago Creel, y de todos los involucrados en el caso García Luna.

Desde que hay violencia y crimen en Tamaulipas se ha escrito sobre la complicidad de los presidentes, desde Carlos Salinas de Gortari. La investigadora de CEPAL, Guillermina Baeza Paz escribe: “Salinas protegió al Cartel del Golfo, a través de la dueña de una galería de arte que, con el pretexto de venderle cuadros al secretario de Comunicaciones y Transportes (Gamboa Patrón), entraba a negociar el paso de los aviones cargados con droga, por 300 mil dólares por avión que aterrizaba”. El periodista francés, Jean Francois Boyer, escribió que esa relación venía desde el padre de los Salinas, que tenía acuerdos ya con el padrino del narcotraficante Juan García Ábrego, Juan N. Guerra desde los años sesentas. El 21 de mayo de 1998, el informe final de la procuradora de justicia suiza, Carla del Ponte, sobre las cuentas de Raúl Salinas de Gortari, ubicó a muchos políticos salinistas en el tráfico de drogas o, al menos, en su protección. Dice el informe: “Emilio Gamboa Patrón, ex secretario de Comunicaciones y Transportes y actual vocero del gobierno federal; el padre del ex presidente, Raúl Salinas Lozano; el ex procurador Antonio Lozano Gracia y su secretario particular; el ex jefe de la oficina de la Presidencia, José María Córdoba Montoya; el ex secretario de Marina, Luis Carlos Ruano Angulo; el general Arturo Acosta Chaparro; el ex secretario particular de Carlos Salinas, Justo Ceja Martínez; el ex gobernador de Sonora, Manlio Fabio Beltrones, y hasta el malogrado candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, son mencionados en los testimonios de los narcotraficantes acogidos al Programa de Protección de Testigos de Estados Unidos”. De Zedillo se investigó y escribió sobre la relación de los hermanos Amézcua Contreras, los reyes de la metanfetamina del Cartel de Colima con el suegro del presidente, Fernando Velasco Márquez y sus hijos. De Vicente Fox la relación es con Tamaulipas, de nuevo. De enero del 2007 al 2011, los hijos de Martha Sahagún fundaron una empresa de transporte y logística como socios de Cabeza de Vaca en Texas, llamada Brisa International. La UIF mexicana cree que fue una empresa fachada para lavar dinero con la compra de 20 mansiones en Texas y 10 compañías en California y Seattle. También fundaron una compañía de renta de plataformas petroleras fantasma, Oceanografía, que obtuvo contratos millonarios de Petróleos Mexicanos. A los Bribiesca los salvó de ser investigados Daniel Cabeza de Vaca cuando era procurador el 9 de junio de 2006. Y de Calderón, lo que ya todo mundo conoce: que durante la aprobación con maletas de dinero de la reforma energética de Peña Nieto, emergió de la complicidad un grupo compuesto por priistas y panistas, del que Javier Lozano Alarcón es la insignia. Que, tras la muerte de Moreno Valle y su esposa en Puebla, ese grupo se refugió en Tamaulipas y que, bajo la protección de Cabeza de Vaca, hicieron negocios millonarios, entre ellos, ayudarle a exterminar a Morena con una mezcla innovadora de compra de votos, noticias falsas, y lawfare, es decir, la utilización política del aparato de justicia. Que su operador jurídico, Gil Zuarth, ahora sea el asesor de la senadora Lilly Téllez para su candidatura por la alianza opositora, nos deja pasmados. La misma senadora que el 7 de julio de 2021 presentó una iniciativa para que los cárteles de la droga fueran considerados “terroristas”. Con ella se cierra el círculo de la propuesta para que Estados Unidos intervengan en México.

Volvamos a la película “Amnesia”. Al final, como he desconsideradamente revelado, el protagonista que no se acuerda de nada es víctima de haber sido el asesino de su esposa. El olvido lo ha ayudado a no sentirse responsable de esa muerte y de los múltiples asesinatos que ha cometido, manipulado por personas que saben que su memoria no existe. Así, Calderón y el Lenny de la película tienen eso en común: su desmemoria es lo único que los ayuda a seguir. No importa que el resto le recordemos a García Luna cada vez que intenta expresar sus opiniones sobre qué debería de hacer su alianza opositora o en qué debería consistir la estrategia contra el crimen, a él, a Calderón, se le olvida en menos de diez minutos.

Fabrizio Mejía Madrid
Es escritor y periodista. Colabora en La Jornada y Aristégui Noticias. Ha publicado más de 20 libros entre los que se encuentran las novelas Disparos en la oscuridad, El rencor, Tequila DF, Un hombre de confianza, Esa luz que nos deslumbra, Vida digital, y Hombre al agua que recibió en 2004 el Premio Antonin Artaud.

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