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Alejandro De la Garza

10/02/2024 - 12:03 am

Gravar a los ultrarricos, primer paso de la Reforma Fiscal

“La evasión de impuestos continuó por parte de las grandes empresas y corporativos mundiales”.

El empresario R Foto: Captura de pantalla de video.

El sino del escorpión ha sido padecer la complejidad burocrática de las declaraciones al SAT y las actualizaciones que ha presentado la institución desde 2012, cuando inició la digitalización total del sistema. Es decir que el alacrán, como todos, paga el ISR y el IVA en sus recibos, así como paga también el IVA en todos los productos de consumo. Con todo, el alacrán está a favor de una reforma fiscal profunda, cuyo primer paso sería gravar a los ultrarricos de México, que tan sólo en 2022 ocultaron 200 mil millones de dólares en el extranjero, el 15% del PIB nacional; en ese mismo año, las grandes empresas trasladaron 5 mil millones de dólares de sus ganancias mexicanas a los paraísos fiscales, lo equivalente al 11% de la recaudación de impuestos a los corporativos. ¡Urge un cambio!

Cuando los mega empresarios libertarios y los ultraliberales diseminan por todos los medios a su disposición su narrativa a favor del desmantelamiento del Estado, de la reducción a nada de los impuestos a sus grandes empresas y capitales personales, omiten decir que sus ejércitos de abogados y contadores han evadido impuestos y obtenidos condonaciones fiscales para sus negocios y empresas durante años, y sólo hasta la llegada del gobierno de López Obrador y Morena, se ha osado molestarlos con la “pequeñez” de que paguen sus impuestos y no haya más condonaciones. En respuesta algunos simplemente se han amparado para no pagar y esperar “mejores tiempos fiscales”, es decir otro gobierno. El caso de Ricardo Salinas Pliego es emblemático: vocifera y ataca a la Haciendas Pública, mientras evade impuestos ocultando sus ganancias en España o en algún paraíso fiscal, se reúsa a pagar y organiza campañas proempresariales para alabarse y sobarse el ego. Pero no es el único, pues el 1% de los mexicanos más más ricos acapara el 26% del ingreso total y posee el 46% de la riqueza del país.

No es que el venenosos haya tomado un curso rápido de fiscalización y hacienda en el CIDE o el ITAM (o que haya visto un tutorial de dos horas en YouTube, como hacen los influencers “expertos” en economía), sino que el arácnido se topó con el artículo de Gabriel Zucman, integrante del Observatorio Europeo de la Fiscalidad y quien participó en la elaboración del “Informe global de evasión fiscal 20224”, donde señala verdades de mucho peso, por ejemplo que los impuestos al trabajo y al consumo (los que seguramente paga el lector y el escorpión), aportan el 75% de los ingresos tributarios del país, mientras que los impuestos corporativos solo representan el 20%. ¡¿Pues cómo!?, reflexiona el alacrán, ¿no que los empresarios son lo grandes productores de riqueza y bienestar?

Zucman es tajante en su investigación, pues asegura que ante la amenaza de los corporativos transnacionales y las grandes empresas de abandonar los países donde les cobran justamente una buena cantidad de impuestos, “las naciones del mundo desataron una espiral descendente: los impuestos que pagan estos grupos disminuyeron y se exacerbó la desigualdad. Para compensar los recursos perdidos, los gobiernos aumentaron los impuestos sobre el trabajo y el consumo porque son más difíciles de evadir; sin embargo, su peso recae en las clases media y baja. También recortaron el gasto público y, en consecuencia, se redujo la inversión en infraestructura, salud y educación, que resultan indispensables para proteger a las clases trabajadoras”.

No obstante estas medidas, la evasión de impuestos continuó por parte de las grandes empresas y corporativos mundiales: “Las compañías multinacionales siguen escondiendo sus ganancias en paraísos fiscales. En 2022 cerca de un billón de dólares fueron transferidos a las naciones que funcionan como guaridas de dinero. Para el mundo, esto supuso un costo de alrededor de 300 mil millones de dólares que no fueron recaudados como impuestos corporativos”, apunta Gabriel Zucman en su artículo publicado en la Revista de la Universidad (Núm. 905, Nueva Época, febrero 2024)

Los corporativos mundiales no pagan impuestos y mueven sus ganancias a paraísos fiscales aprovechando para hacerlo los vacíos jurídicos en varios países. Para corregir esta desviación, continúa el informe de Zucman, “en 2021 más de 140 países acordaron que estas empresas deben pagar al menos el 15% de sus ganancias en forma de impuestos”. Es la primera vez que se alcanza un acuerdo internacional para que estas compañías paguen un impuesto mínimo, sin importar la planeación fiscal a la que recurren, aunque el investigador insiste en que la tasa mínima debería ser de 20%. Los corporativos han respondido con resistencias, amparos y salidas judiciales, pero en Europa se avanza con firmeza para erradicar esa evasión fiscal.

En cuanto a los ultrarricos, el caso es distinto, la forma más común de evadir impuestos es acumular sus fortunas en el extranjero. Esta vía de escape se ha reducido de manera drástica gracias a los esfuerzos internacionales, como el intercambio automático de información bancaria (fin del secreto bancario), que obliga a las instituciones financieras “a compartir información sobre las cuentas bancarias extraterritoriales con las administraciones tributarias de distintos países”, lo que ha disminuido en dos tercios la cantidad de riqueza en cuentas en el exterior que no pagaba impuestos.

Pero los ultrarricos cambiaron rutas y modificaron sus esquemas para continuar evadiendo al fisco mediante estas maniobras financieras internacionales, además de que muchos de estos recursos son de dudosa procedencia política e incluso producto de la corrupción (¿Cuántos Collado, Beltrones, Peña, Salinas o Romero Deschamps habrá en cuentas en Andorra?). Y la proliferación de exenciones fiscales en su beneficio les ha permitido evadir impuestos, a veces por completo. Y ni siquiera necesitan esconder su dinero en paraísos fiscales, advierte el estudio.

El Observatorio Europeo de la Fiscalidad propone entonces el cobro de una tasa mínima de 2% de la riqueza de los ultrarricos: “Creemos que esta es la manera más eficiente de combatir la evasión fiscal de los ultrarricos, empezando por los milmillonarios, es decir, con quienes poseen fortunas que superan los mil millones de dólares”.

Y mientras estos potentados se ríen de la medida, el escorpión recuerda que igual se opusieron los corporativos mundiales al pago del 15% de impuesto, y también hubo oposición a terminar con el secreto bancario y, no obstante, en todo eso se ha avanzado. Si este gobierno fue incapaz o no tuvo la fuerza necesaria para lograr una reforma fiscal profunda, quizá el nuevo gobierno podría dar un primer paso gravando a los ultrarricos.

Alejandro De la Garza
Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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