El hombre del Presidente en problemas: Higa y la economía abollan a Videgaray

13/12/2014 - 12:05 am
El Presidente Enrique Peña Nieto y el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso. Foto: Cuartoscuro.
El Presidente Enrique Peña Nieto y el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso. Foto: Cuartoscuro.

Ciudad de México, 13 de diciembre (SinEmbargo).– Pocos o nadie lo habrían adivinado. Carrera casi perfecta: Diputado federal, Presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, coordinador de las campañas de Eruviel Ávila Villegas al Edomex y de Enrique Peña Nieto a la presidencia.

Luego, coordinador general para la Transición Gubernamental y, como de librito, Secretario de Hacienda y Crédito Público. Economista del ITAM, doctorado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Y dos tesis para recibirse: una sobre la privatización de los puertos mexicanos, y la otra todavía más atinada para los tiempos: “La respuesta fiscal a los choques petroleros”.

Algunos lo han llamado “el hombre del Presidente” Enrique Peña Nieto. Un sucesor ideal.

Pero pocos o nadie habrían adivinado que bastaron dos años para abollar su figura. Dos años en los que México no ha crecido ni lo programado ni lo prometido. Y ahora, un nuevo escándalo: su casa de fines de semana en Malinalco que, se sabe ahora por una investigación de The Wall Street Journal, también viene de la “generosidad” del grupo constructor más beneficiado del sexenio de Peña Nieto en Edomex: Grupo Higa.

Videgaray no ha podido explicar a satisfacción por qué la economía mexicana no despega. Y ahora tiene otra explicación pendiente: por qué no considerar un conflicto de interés que recibió financiamiento de un grupo, propiedad de Juan Armando Hinojosa, que hizo lo mismo con la Primera Dama, Angélica Rivera, a quien entregó la “casa blanca” de Las Lomas de Chapultepec.

El Secretario de Hacienda adquirió la casa por 7.5 millones de pesos en octubre de 2012, con una hipoteca con H&G a ser pagada en 18 años, informó The Wall Street Journal. Videgaray Caso aseguró que la casa fue adquirida de forma legal y que está dispuesto a ser investigado.

Pero Grupo Higa ganó miles de millones de pesos en proyectos de obras públicas en el Estado de México durante el tiempo en que Peña Nieto fue Gobernador de esa entidad, y en la presente administración federal.

“No hay un conflicto de interés. Hice el trato cuando no tenía un cargo público, y el trato estuvo dentro de los parámetros del mercado”, dijo Videgaray.

EL “CEREBRO” DEL PRESIDENTE

Foto: Cuartoscuro.
Luis Videgaray Caso fue el coordinador de campaña de Enrique Peña Nieto. Foto: Cuartoscuro.

El 5 de diciembre de 2011, Enrique Peña Nieto, quien para entonces era ya el único aspirante a la candidatura del Partido Revolucionario Institucional (PRI), se presentó en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, Jalisco.

De pronto, el joven ex Gobernador del Estado de México cayó en un lapsus del que no ha podido levantarse. A la pregunta de cuáles eran los tres libros que habían marcado su vida respondió: “Pues, he leído varios, desde novelas, que me gustaron en lo particular. Difícilmente me acuerdo del título de los libros. La Biblia es uno. La Biblia en algún momento de mi vida y algunos pasajes bíblicos. No me leí toda La Biblia, pero sí algunas partes. Sin duda, en alguna etapa de (mi) vida, fue importante, sobre todo en la adolescencia”, dijo un Peña Nieto titubeante.

“Leería algo que seguramente mi vocación por la política alentaba este espíritu. La Silla del Águila, de Krauze [en realidad de Carlos Fuentes] (…) Y hay otro libro de él mismo que quiero recordar el nombre sobre caudillos, (pero) no recuerdo el título exacto”, expuso, mientras con la mirada, desesperado, buscaba la ayuda de alguien.

Para entonces, el público que abarrotó el salón donde presentaba su libro México, la gran esperanza comenzó a reír, a cuchichear, algunos incluso lanzaron frases burlonas en voz alta.

Ese alguien a quien el ex Gobernador del Edomex buscaba con la mirada estaba sentado en la primera fila del salón: era Luis Videgaray Caso, su principal asesor y quien, desde que comenzara la respuesta, hacía señas con la mano a EPN para que la cortara de tajo.

Desde ese momento y durante toda su campaña rumbo a la Presidencia en 2012, Videgaray Caso se dedicó a proteger, a casi esconder a Peña Nieto de los medios críticos y las preguntas incómodas. Él fue el encargado de dar la cara ante los asuntos difíciles: las acusaciones por excesos en los gastos, los acarreos y la compra de voluntades durante ese proceso electoral; el repudio a Peña Nieto por parte de los estudiantes de la Universidad Iberoamericana, el 11 de mayo de 2012, con el que se desató un movimiento estudiantil a nivel nacional en contra del candidato del PRI y de la empresa Televisa; las polémicas entabladas por las acusaciones del candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, etcétera.

No por nada fue entonces calificado como el “cerebro” del político mexiquense, el hombre tras el poder de Peña Nieto, calificativos que se ganó tras siete años de servirle como un colaborador cercanísimo, metódico, pragmático y quien le rindió las mejores cuentas.

EL NEGOCIADOR LLEGA A HACIENDA

Luis Videgaray Caso, quien nació en la Ciudad de México en 1968, conoció a Enrique Peña Nieto cuando formaba parte de Protego, empresa que comanda el ex titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, Pedro Aspe Armella, de quien fue asesor.

Peña Nieto y Videgaray trabaron amistad. Pronto, el segundo se convirtió en Secretario de Finanzas durante el gobierno peñista en el Edomex, de septiembre de 2009 a marzo de 2011; luego, entre septiembre de 2009 y marzo de 2011, ganó una Diputación federal, por la vía plurinominal –la que no elige la ciudadanía con su voto, sino que se otorga como concesión política–, y después, sólo entre abril y junio de 2011, ocupó el cargo de Presidente del Comité Directivo Estatal del PRI mexiquense, puesto en el que pidió licencia para coordinar la campaña por la gubernatura de esa entidad del también priista Eruviel Ávila Villegas.

Las buenas cuentas entregadas por Videgaray Caso al priismo mexiquense –Ávila Villegas arrasó en las elecciones del 3 de julio de 2011 con el 61.97 por ciento de los votos– le dio un impulso definitivo a su carrera y le ganó entre los priistas reconocimiento a su pragmatismo y un estatus de negociador.

Por eso, para la mayoría, no fue sorpresa que Peña Nieto lo nombrara coordinador general de la campaña del tricolor rumbo a la elección presidencial de 2012.

La tarea no fue fácil para el economista del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), y doctor en Economía por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), pues su jefe, metido en un contexto de mayor apertura y competencia, con ojos más críticos observando sus debilidades, y puesto en predicamentos por las reacciones de rechazo de la sociedad civil y las investigaciones de la prensa independiente a nivel nacional e internacional, lo convirtió en el salvador de los escollos.

Aun así, y con señalamientos por todos lados, Peña Nieto se convirtió en Presidente de México y Videgaray, quien ya para entonces era visto por muchos como un posible aspirante a ocupar Los Pinos en 2018, fue nombrado titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

LA DESILUSIÓN Y EL RECHAZO

Secretario de Hacienda y Crédito Público. Foto: Cuartoscuro.
Secretario de Hacienda y Crédito Público. Foto: Cuartoscuro.

Sin embargo, apenas transcurrido los primeros meses del gobierno federal peñista, la actuación de Videgaray Caso y su equipo se llenó de cuestionamientos por la poca capacidad mostrada para impulsar el crecimiento del país: en el primer año secó la producción con un freno al gasto que, hasta ahora, le sigue haciendo daño a los bolsillos de los mexicanos y al consumo interno. En 2013, México apenas creció 1.1 por ciento, el menor nivel desde la crisis financiera internacional entre 2008 y 2009.

Su argumento y el de sus colaboradores en Hacienda fue insistente: como la economía de Estados Unidos y el mundo no crecen, la de México tampoco lo hace.

En 2014, sin embargo, las cosas no mejoraron y la imagen del “cerebro” y hombre fuerte de Peña Nieto ha quedado diluida, no sólo por la mala estrategia económica desplegada, sino porque ahora está en el centro de la crítica nacional y extranjera luego de que el diario neoyorquino The Wall Street Journal revelara que él también, como la esposa de Peña, Angélica Rivera Hurtado, posee una casa construida por Grupo Higa, empresa propiedad de Juan Armando Hinojosa Cantú, en el municipio de Malinalco, Estado de México.

Hinojosa Cantú es un empresario que fue ampliamente beneficiado con contratos de miles de millones en obra pública durante el gobierno de Peña Nieto en el Edomex y que, ahora, en los primeros 24 meses del sexenio peñista ya suma también miles de millones de pesos por contratos con el gobierno federal y otros de entidades estatales.

El rosario de calamidades para Videgaray inició 2014 con la promesa de soltar el gasto a tiempo e impulsar la economía con un presupuesto histórico, basado también en un mayor endeudamiento.

Pero, aun así, el conductor de las finanzas públicas en México no pudo sacar al barco de la tormenta. Empeñado en darle a su jefe el triunfo de todas las reformas, en especial la Fiscal y la Energética, el economista logro sacar un miscelánea de impuestos que le dio la puntilla al aparato productivo.

Los analistas económicos y financieros critican que con un crecimiento tan endeble en 2013 [1.1 por ciento] fue un suicidio recetarle a un país de tan pocos contribuyentes impuestos más altos y restrictivos. Videgaray lo hizo, y este año los mexicanos pagaron las consecuencias: la economía apenas crecerá 2 por ciento o quizá menos.

Para colmo, el Secretario a quien un día se le vio como presidenciable, se esforzó al máximo para sacar una Reforma Energética, donde las dos principales empresas del Estado mexicano –las últimas que le quedaban–, Pemex y la CFE, sufrieron una apertura total a la inversión privada.

Petróleos Mexicanos, en especial, está siendo prácticamente desmantelada, con repercusiones a las finanzas públicas federales que aún están por ser evaluadas.

Y la peor noticia llegó: los inversionistas dudan ahora en hacer negocios con Pemex a la luz de los escándalos de conflicto de interés, protagonizados ni más ni menos que por la familia presidencial y por el propio Videgaray Caso, y debido al alza de la inseguridad y la protesta social en el país, derivada esta última de la tragedia de los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, el 26 de septiembre pasado en Iguala, Guerrero.

Además, al Secretario se le han hecho bolas sus optimistas proyecciones ante la caída internacional en los precios del petróleo que, a juicio de los expertos, se quedará un buen rato, pues ese mercado vive circunstancias inéditas que los expertos previeron desde hace meses, pero que ni Luis Videgaray ni su equipo supieron leer a tiempo: un excedente de producción de petróleo, más eficiencia energética de los países consumidores y la sustitución del crudo por el gas natural.

El escenario se complica aún más, pues la producción petrolera de Pemex ha caído y, ahora, el precio de esos barriles es menor. Para compensar la caída de ingresos, otra vez el gobierno pidió para 2015 un presupuesto histórico y basado en un mayor endeudamiento. Los analistas dicen que, sin transparencia y rendición de cuentas, sin una estrategia que abone a la productividad, México no saldrá del bache: por el contrario, las señales de un escenario similar al de la crisis del “Efecto Tequila”, en 1994, han comenzado a preocupar.

Videgaray se terminó de desdibujar la noche del 11 de diciembre pasado, luego de WSJ lo ligara a Grupo Higa.

En una respuesta de emergencia, una carta enviada a The Wall Street Journal, Videgaray Caso expuso que la compra de la casa en Malinalco, por 7.5 millones de pesos, sí aparece en su declaración patrimonial pero, aclaró, lo que no aparece es el financiamiento con el que la adquirió, debido a que el formato electrónico de la declaración le impedía explicar que se trataba de un crédito no bancario a 18 años.

“No hay conflicto de interés. Hice el trato cuando no tenía ningún cargo público y el trato se realizó de acuerdo con parámetros del mercado”, explicó el funcionario al diario estadounidense.

Es su explicación, el problema es que pocos la creen y ahora, él, no tiene un “cerebro”, un hombre fuerte, que salga en su defensa.

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