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María Rivera

15/02/2024 - 12:01 am

Horas críticas

“Tanto las tácticas como el discurso de Israel tienen un sello nazi”.

Palestinos ondean una bandera nacional y celebran sobre un tanque israelí destruido más allá de la cerca fronteriza en el sur de la Franja de Gaza, al este de Jan Yunis, el 7 de octubre de 2023.
“Tanto en la deshumanización de la población palestina, la propaganda que consistentemente recurre a la mentira para cometer y justificar crímenes”. Foto: Yousef Masoud, AP

No sé si lo sepa, querido lector, pero justo la noche del Super Bowl, de manera totalmente deliberada y artera ya que el mundo estaba entretenido con el partido de futbol, que como sabemos se ha convertido en un espectáculo mundial, Israel decidió lanzar un ataque sobre el sur de Gaza, en Rafah, donde fueron desplazados los palestinos que vivían en el norte y centro en estos meses de guerra.

En esa región, poco a poco, ataque tras ataque, los israelís fueron concentrando a la población. Les dijeron expresamente, durante meses, que esa zona era segura y hacia allá debían ir si querían sobrevivir, mientras bombardeaban inclementemente las otras áreas y asesinaban a niños, mujeres, familias enteras, por miles. Mientras, consistente con su proyecto colonial genocida, demolían mezquitas, universidades, cementerios, hospitales, escuelas, edificios de oficinas públicas, caminos, en fin, todo, para lanzar la ofensiva terrestre y ocupar Gaza. Su fin último es expulsar a todos los palestinos para colonizarla y expandir las fronteras de Israel.

Tal cual hicieron los nazis en la Segunda Guerra mundial cuando llevaron a cabo la expulsión de la población judía de los países europeos, con el propósito racista de repoblar esas ciudades con las razas “correctas”, Israel pretende vaciar Gaza y que Egipto reciba a la población palestina, para repoblarla con judíos. El sueño nazi de reubicar a la población judía europea en Madagascar (que no fue llevado a cabo) es muy similar a la idea israelí de reubicar a todos los palestinos en el desierto, y como los nazis, es evidente que los israelís no consideran a los palestinos ya no digamos ciudadanos con derechos, mucho menos humanos. El ala más radical del gobierno y la población israelita, de hecho, considera que todos los palestinos (incluidos niños) son “culpables”, como lo ha expresado Netanyahu al hacer referencias religiosas. Los palestinos son sistemáticamente y propagandísticamente convertidos en “terroristas” y culpados por sus propias muertes, como los nazis culparon a los judíos de la noche de los cristales rotos.

No es exagerado decirlo: tanto las tácticas como el discurso de Israel tienen un sello nazi. Tanto en la deshumanización de la población palestina, la propaganda que consistentemente recurre a la mentira para cometer y justificar crímenes (como la mentira de que el cuartel general de Hamas estaba bajo el hospital Al-Shifa para justificar su ataque) las aspiraciones y los métodos. Como los nazis, los israelís les han robado a los palestinos su dinero, y como aves de rapiña, los bienes que han quedado en el abandono tras su asesinato o la expulsión de sus casas. Como los nazis, están sometiendo a más de un millón de seres humanos que están presos en Gaza a la hambruna, a la sed y la enfermedad, impidiendo que ingresen alimentos y ayuda médica. Gaza está convertido en los hechos, en un campo de concentración que, además, está siendo bombardeado, querido lector. En él hay cientos de miles de niños y niñas. Hasta hoy, han asesinado, a 13,000 niños en unos cuantos meses, con bombas lanzadas sobre ellos ¿cómo llamaría usted a estos crímenes? Israel ha robado órganos de los cuerpos de los palestinos para alimentar sus bancos de órganos y de piel y mantiene en sus prisiones a miles de hombres, mujeres ¡y niños! palestinos sin juicio alguno, durante años, sometiéndolos a torturas y tratos degradantes. Secuestra a líderes políticos y los hunde en sus mazmorras con total impunidad. Es una potencia que mantiene una ocupación sobre los territorios palestinos que nunca fueron suyos, hay que decirlo, donde construye guetos, e impone su fuerza militar y sus sádicos designios sobre la población civil: los hacina, los priva de agua, alimentos, combustibles, les impide entrar y salir y, del mismo modo, roba sus casas para repoblar los territorios palestinos, en un innegable proyecto de expansión colonial.

También ha repetido, en estos meses en Gaza, los crímenes de guerra que cometieron los nazis: ha destruido mezquitas, escuelas, universidades, museos, monumentos y cementerios palestinos, para destruir su identidad, como lo hicieron los nazis en noviembre de 1938 en Alemania. Ha secuestrado decenas de civiles que han aparecido después ejecutados.

Los israelís se consideran con el derecho de asesinar civiles palestinos indiscriminadamente, ya sea con bombas, con drones, o a mansalva, porque no los consideran humanos, sino “animales”. Eso mismo hicieron los nazis con los judíos a los que llamaban “ratas, piojos”, antes de implementar el asesinato masivo de seres humanos, tras no lograr evacuar a millones de Europa.

En este momento Israel enfrenta el dilema de qué hacer con el más de millón de palestinos que están hacinados en Rafah ¿los asesinarán frente al mundo entero? ¿continuará con su campaña genocida, enterrando niños bajo los escombros, o volando sus cuerpos y mutilándolos? ¿veremos cómo expulsan a cientos de miles de personas de su país en una clara limpieza étnica, un pogromo? ¿el mundo lo permitirá como si estuviéramos en el siglo XX cuando se cometieron las peores atrocidades que la humanidad ha perpetrado? ¿Es verdad o es una pesadilla? Dígame, querido lector ¿cuántos niños, niñas, mujeres y civiles palestinos matará Israel en Rafah antes de que el mundo lo detenga?

Si Israel continúa con sus ataques en esta zona, la zona más densamente poblada del planeta, donde actualmente 1.4 millones de personas sobreviven apenas, estaremos hablando de un crimen cometido sobre cientos de miles de civiles palestinos que fueron obligados a desplazarse a un lugar “seguro” para finalmente ser bombardeados, en una muestra innegable de sadismo. Un crimen que solo podrían cometer psicópatas, como los nazis. Por eso, el mundo tendría que impedir en estas horas críticas que Israel continúe con el genocidio de los palestinos que, a diferencia de los crímenes nazis, no está siendo ocultado, sino filmado con teléfonos celulares y transmitido en tiempo real por sus víctimas, para conocimiento y vergüenza del mundo entero.

Los nazis no se detuvieron solos, su odio y su ambición los cegó hasta el último momento ¿se detendrá Israel o seguirá asesinando niños? le pregunto, querido lector. De eso depende un millón de vidas de seres humanos en este momento.

María Rivera
María Rivera es poeta, ensayista, cocinera, polemista. Nació en la ciudad de México, en los años setenta, todavía bajo la dictadura perfecta. Defiende la causa feminista, la pacificación, y la libertad. También es promotora y maestra de poesía. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (FETA 2000) Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005), Los muertos (Calygramma, 2011) Casa de los Heridos (Parentalia, 2017). Obtuvo en 2005 el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.

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