Las entrevistas realizadas por el New York Times a mujeres cercanas a Donald Trump revelan avances románticos no deseados, comentarios denigrantes y una astuta dependencia en las mujeres ambiciosas. Además exhiben un cuadro muy complejo del magnate, quien promovía a algunas mujeres a puestos ejecutivos en su empresa, por lo que lo calificaron de amable y alentador, y al mismo tiempo se mofaba de la apariencia de otras y realizaba avances sexuales no buscados a otras tantas, para quienes la experiencia resultó perturbadora.
Ciudad de México, 15 de mayo (SinEmbargo).- Alrededor de 50 mujeres que trabajaron o conocieron al precandidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, revelaron en entrevista con el diario The New York Times una relación “perturbadora” con el neoyorquino.
El diario estadounidense publicó el artículo “Cruzando la línea: Cómo se comportaba Donald Trump con las mujeres en lo privado” basado en más de 50 entrevistas en las que citó a mujeres, entre modelos y trabajadores de sus inmobiliarias, que relataron episodios en los que el magnate las trató como objetos sexuales e hizo comentarios sobre sus cuerpos, así como a hombres que presenciaron algunas de esas declaraciones.
Las interacciones se produjeron en sus oficinas en la Torre Trump, en sus hogares, en obras de construcción y entre bastidores en los concursos de belleza. Parecían ser momentos fugaces sin importancia para él, pero dejaron una impresión duradera en las mujeres que las experimentaron.
Barbara Res, quien supervisó la construcción de la sede de negocios de Trump en Manhattan, dijo al Times que el precandidato republicanpo le dejó claro que prefería trabajar con mujeres “bonitas” alrededor suyo. Relató que cuando subió de peso después de haber trabajado para el magnate por años, el neoyorquino la vacilaba diciéndole que “a ella le gustaban mucho los dulces. Era su estilo de recordarme que estaba pasada de peso”.
Además, recordó que durante una entrevista de trabajo para un proyecto en Los Ángeles, el republicano hizo un comentario sobre las mujeres del sur de California. “Se preocupan de sus traseros”.
Aun así, Bárbara Res le agradeció al magnate por nutrir su carrera, pues estuvo entre las posiciones más altas en una industria dominada por el hombre– como el casino Trump Plaza y Louise Sunshine. “Se volvió el hombre en mi vida que sería mi mentor”.
El aspirante presidencial de Estados Unidos también se esforzaba mucho para asegurarse que la “ética de trabajo” de las mujeres permaneciera en la organización: ”Para mí, él ha creado un ambiente donde puedo realmente sobresalir en mi empleo y aún así dedicar el tiempo necesario a mi familia”, dijo Jill Martin, vicepresidenta y consejera asistente en la Organización Trump.
Para muchas otras mujeres, sin embargo, el comportamiento de Trump parecía ser “momentos fugaces poco importantes para él”, pero con impresiones duraderas y a menudo dañinas para ellas.
En una ocasión, Trump le pidió a la ex modelo Rowanne Brewer Lane que se probara trajes de baño durante una poolparty en el Mar-a-Lago, donde había alrededor de 50 modelos y 30 hombres. “Había chicas en las piscinas, chapoteos alrededor. Por alguna razón, Donald parecía un poco enamorado de mí. Él sólo me empezó a hablar y nadie más. Me llevó a una habitación, abrió unas gavetas y me pidió que me pusiera un traje de baño.
Entré al baño y me lo probé”. Al salir, dijo, Donald la paseó por todos lados en la fiesta mientras le presumía a los asistentes que “esta es una despampanante chica Trump, ¿apoco no?”.
Otra anécdota refiere que cuando Trump compró el certamen de Miss Universo, él personalmente “evaluaba” a las concursantes: “Nos decían que nos pusiéramos nuestro vestuario del número con que abriríamos –los cuales revelaban casi tanto como los trajes de baño– y nos formaban en una línea para él en el escenario”, declaró al Times Carrie Prejean, Miss California 2009.
“Donald Trump caminaba con su séquito y nos inspeccionaba más cerca de lo que cualquier general haya inspeccionado alguna vez a su pelotón”. Prejean comentó que muchas de las chicas se sintieron humilladas y terminaron llorando detrás del escenario.
Trump también realizaba avances sexuales no deseados a las mujeres: “Me besó directamente en los labios”, comentó al New York Times Temple Taggart, Miss Utah 1997. “Pensé ‘ay, Dios mío, qué asco’”. Taggart dijo que ella no fue la única a la que Trump besó en la boca aún cuando estaba casado con Marla Maples, aunque afirmó que jamás lo vio besar a una “extraña”.
Alicia Machado, Miss Universo 1996, dijo que tras ganar el certamen ella subió de peso, situación que Trump aprovechó para exhibirla con al menos 90 medios de comunicación reunidos en un gimnasio de Nueva York.
En ese momento, declaró la actriz, la humillación era insoportable. “Después de ese episodio, enfermé de anorexia y bulimia durante cinco años […] Durante los últimos 20 años he ido a una gran cantidad de psicólogos para combatir el trastorno”.
Las entrevistas revelan, según el Times, avances románticos no deseados, comentarios denigrantes y una astuta dependencia en las mujeres ambiciosas.
Lo que surge de las entrevistas es un complejo: a veces el contradictorio retrato de un hombre rico, muy conocido y provocador hacia las mujeres a su alrededor, desafía la categorización simple.
Los índices de popularidad de Donald Trump entre las mujeres comenzaron a desplomarse desde que en agosto de 2015 hizo comentarios contra la presentadora de la cadena FOX, Megyn Kelly, en los que habría sugerido que se encontraba en su periodo menstrual cuando lo cuestionó sobre comentarios ofensivos contra las mujeres durante un debate republicano.
Más reciente, en abril pasado, Donald Trump afirmó que Hillary Clinton está jugando “la carta de ser mujer”, comentario que trajo intensas críticas tanto de la líder en la contienda por la nominación demócrata a la Presidencia, como de decenas de miles de personas en las redes sociales.
