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16/04/2024 - 12:05 am

Urgente repensar la política energética de México

“El contexto es un llamado a las personas tomadoras de decisión que, aunque llevamos mucho retraso, aún estamos a tiempo de actuar en materia de mitigación, adaptación y justicia climática”.

“Esta tragedia ambiental ocurre en medio de una crisis climática en la que estamos al borde de transitar a puntos de no retorno que pueden desencadenar terribles consecuencias como la pérdida de ecosistemas enteros con repercusiones sociales que incluyen desplazamientos masivos e inestabilidad política, entre otros”. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro

Por: Ariana Escalante Kantún (@ariieske)*

El cambio climático representa uno de los mayores desafíos mundiales, y por las últimas noticias circulando en nuestro país, se podría decir que es el mayor. Además, no sólo es la mayor emergencia ambiental de nuestros tiempos, sino también es una crisis de derechos humanos sin precedentes de la cual se habla poco, pese a que amenaza una amplia gama de derechos como el derecho al agua, a la salud y a la vida misma.

Ya se ha documentado suficiente que una de las principales razones que exacerban los impactos del cambio climático son las emisiones de gases de efecto invernadero. Asimismo, se considera a los combustibles fósiles como uno de los mayores emisores de dichos gases, los cuales se liberan durante la combustión de combustibles fósiles, como carbón, petróleo y gas “natural”, para producir electricidad. El dióxido de carbono (CO2) constituye la gran mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero del sector, pero también se emiten cantidades metano (CH4) y óxido nitroso (N2O). Se estima que el carbón, petróleo y gas son, con diferencia, los que más contribuyen al cambio climático mundial ya que representan más del 75 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y casi el 90 % de todas las emisiones de dióxido de carbono[1].

Aunado a los problemas ambientales, existen otro tipo de riesgos relacionados a los combustibles fósiles, en México lo han sido los derrames y consecuentes explosiones en las plataformas de PEMEX. El 6 de abril, organizaciones de la sociedad civil alertaron sobre una explosión cerca de la plataforma Akal-B en Campeche[2]. Se estima que el derrame inició el 22 de marzo y hasta el 9 de abril seguía activo, es decir, 18 días de fuga ininterrumpida dejando a un trabajador muerto y al menos 13 heridos. El problema es que es, a partir de una explosión en la plataforma se detectó un derrame no reportado por las autoridades. El daño ambiental ocasionado el 6 de abril ocurre en detrimento de la seguridad de personas trabajadoras, comunidades y el medio ambiente, bajo la justificación de una política energética que apuesta por la explotación de los recursos fósiles, una apuesta en la que la sociedad siempre sale perdiendo.

Esta tragedia ambiental ocurre en medio de una crisis climática en la que estamos al borde de transitar a puntos de no retorno que pueden desencadenar terribles consecuencias como la pérdida de ecosistemas enteros con repercusiones sociales que incluyen desplazamientos masivos e inestabilidad política, entre otros. Un estudio reciente sobre el estado de la circulación termohalina en el Atlántico norte advierte que, de continuar con el ritmo de emisiones actuales, esta corriente colapsará en cualquier momento del siglo XXI, lo que significaría una drástica caída de las temperaturas[3].

El contexto es un llamado a las personas tomadoras de decisión que, aunque llevamos mucho retraso, aún estamos a tiempo de actuar en materia de mitigación, adaptación y justicia climática. Para esto debemos abandonar urgentemente la explotación de combustibles fósiles; trabajar hacia una transición justa que exija la distribución de la riqueza entre lo que se conoce como el Norte y el Sur global; y que la transición justa tenga como pilares nuevas formas de participación democrática en donde diseñemos un sistema energético resiliente que apueste por las alternativas de energía comunitaria y descentralizada que garanticen la soberanía energética de México. Necesitamos democratizar la transición energética y abrir un diálogo permanente entre la sociedad civil, la comunidad científica y el Estado, pues solo mediante la cooperación, la solidaridad y la colectividad podremos construir un sendero de esperanza en medio de este caos climático.

 


* Ariana es investigadora en el programa de Territorio, Derechos y Desarrollo de @FundarMexico.

[1] https://www.un.org/en/climatechange/science/causes-effects-climate-change

[2] https://aristeguinoticias.com/1104/mexico/denuncian-derrame-de-petroleo-cerca-de-plataforma-de-pemex-en-campeche/

[3] Van Westen et al., “Physics-based early warning signal shows that AMOC is on tipping course”, Science Advances, publicado el 9 de febrero de 2024).

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