Magazine SD

Las familias mexicanas se transforman: ahora 500 mil papás también son amos de casa

19/06/2016 - 12:02 am

Las cifras no mienten, pese a que hay un aumento en la participación de los hombres en el hogar, los prejuicios y prácticas socialmente aceptadas dominan los roles que asumen. Su participación en las labores no remuneradas del hogar están en aumento, así como la participación de la mujer en el mercado laboral, pero, las jefaturas masculinas en el hogar continúan dominando.

Foto: Cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 19 de junio (SinEmbargo).- Tradicionalmente se asumía que el hombre debía ser proveedor de su casa mientras que la esposa se quedaba como administradora del hogar y cuidadora de los hijos. Ya para la segunda mitad del siglo XX muchas mujeres salieron a trabajar y hoy en México 4 de cada 10 mujeres forman parte de la población económicamente activa, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo.

En México hay 488 mil 596 amos de casa, número que creció 21.5 por ciento en el último año y de acuerdo con la consultara De la Riva Group 1 de cada 10 hombres estarían dispuestos a dejar de trabajar si a sus esposas les fuera mejor

Según el censo poblacional de 2010 la tendencia de los “amos de casa” se duplicó en los últimos 20 años, hasta llegar a 1.6 millones de hogares biparentales (los dos padres están presentes) y donde la jefa de familia es la mujer.

Los hogares de jefe o jefa con hijos pero sin cónyuge representa 19.1 por ciento del total de los hogares familiares, sólo que a diferencia de otros arreglos domésticos, entre estos predomina la jefatura femenina: en 84 de cada 100 se reconoce a una mujer como jefa y en 16 a un varón.

Por ende, en esta composición familiar es elevado el porcentaje de jefas que participan económicamente (50.9 por ciento); aun así, es prácticamente 10 puntos porcentuales menor que la participación de los hombres, la cual representa 69.4 por ciento.

La Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo 2009 registra que 91.3 por ciento de las mujeres de 12 y más años de edad dedican tiempo a la preparación y servicio de alimentos para los integrantes del hogar, seguidas muy de cerca por más de 88 por ciento de quienes se ocupan tanto de la limpieza de la vivienda como en lo relativo a ropa y calzado; mientras que la tasa de participación de los hombres del hogar en las tres actividades es 52.8, 59.7 y 53.6 por ciento, respectivamente.

Por otra parte, si se suma el promedio de horas invertidas en dichas tareas, entonces se observa que ellas destinan casi 30 a la semana, contra sólo 9 de los varones. Las cifras existentes ponen de manifiesto las prácticas y normas, socialmente aceptadas, en la distribución de las actividades no remuneradas con base en el género.

Foto: Shutterstock
Foto: Shutterstock

Según un estudio de la consultora De la Riva Group entre las razones para convertirse en amo de casa están: las cuestiones prácticas: por ejemplo que su trabajo está más cerca de la casa o pueden trabajar desde ahí. Otra, porque perdieron su trabajo o su pareja tiene mejores oportunidades o gana más que ellos. Y también por gusto: por ejemplo tienen ganas de pasar más tiempo con los hijos.

No obstante que las mujeres mexicanas todavía ganan en promedio 12 por ciento menos que los hombres, desde hace varios años están alcanzando mayor nivel educativo, lo que les permite tener acceso a mejores puestos y más remuneración. De 1995 al 2010, ha incrementado 297 por ciento el ingreso promedio por hora trabajada de las mujeres mexicanas. De acuerdo con el sitio trabajando.com, el 26 por ciento de las mexicanas ganan mejor que sus esposos y en época de crisis son ellas las que muchas veces pueden conservar su trabajo.

De acuerdo con el Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEP), para los hombres todavía es complicado asumir un rol hogareño, pues, según las cifras oficiales, es una mayoría de hombres los que todavía asumen la jefatura de la casa, y en caso contrario, es porque perciben un menor sueldo que su pareja.

“Ese es precisamente el origen del problema. Los moldes sociales no se quitan de buenas a primeras y más si son costumbres que han regido la vida de las parejas durante cientos de años. Un padre que aporta poco o nada en cuestión económica al hogar, es calificado como ‘débil’ por otros hombres; sin embargo, las propias mujeres pueden devaluar a un varón así desde la misma relación de pareja o familia (suegros, padres, hermanos, cuñados e incluso los propios hijos)”, explica la Dra. Claudia Sotelo Arias, directora del CEEP.

Se dedican a las labores estrictamente hogareñas, como cuidar a los hijos, el quehacer de la casa, ir al mercado e incluso le ponen su sazón personal a la comida. Existe otro segmento que generan menos ingresos que su pareja mujer, por lo que la batuta de la relación es llevada por ellas en casi todos los casos, porque finalmente en la sociedad actual el jefe (a) de familia es asumido por el poder adquisitivo o el éxito.

En un comunicado, el centro de atención destaca que el número de parejas que acuden a la clínica del organismo con esta problemática va en ascenso.

“Este tipo de relación se presenta con mujeres altamente dominantes y hombres con un pasado de sumisión sobre todo ante el género femenino. En su infancia tuvieron una madre altamente sobre protectora o autoritaria y la figura del padre estuvo ausente o bien también fue débil. De forma inconsciente ambos se buscan, se seleccionan y se relacionan para concebir así una pareja con roles invertidos”, explica el especialista.

Sotelo Arias comenta que si la pareja asumiera sus respectivos roles de forma honesta y basado en un convencimiento mutuo, no existiría gran conflicto. No obstante, en el terreno real esto difícilmente se presenta.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video