Peña Nieto le da pasto a las fieras del humor político

21/02/2015 - 12:00 am

Burlones, ocurrentes, sarcásticos, los mexicanos hacemos de un error un gran escándalo, en pocas palabras el que lo cometió “no se la acaba”, y es que la clase política, nuestros gobernantes ofrecen una materia prima incomparable para la comedia. Siendo un rubro poco rentable por aquello de la censura, hay quienes buscan los medios y la oportunidad para darle un poco de picardía y denuncia a los males que aquejan al país.

La comedia política se abre paso con mucha dificultad en nuestro país. Foto: Especial
La comedia política se abre paso con mucha dificultad en nuestro país. Foto: Especial

Ciudad de México, 5 de febrero (SinEmbargo).- Una figura desmañada, perdida entre su propia incapacidad para hilar una idea definitoria y trascendente, es el Enrique Peña Nieto que alimenta la comedia política en México.

Un género que se expresa por vías alternativas y en foros pequeños que no superan las 200 personas de público y que se ha servido de las meteduras de pata públicas y notorias del Presidente para hacer reír a espectadores avispados y críticos a los que no es posible venderles una palabra del discurso oficial.

“Sí nos da miedo, pero los cabarets somos pequeñísimas válvulas de escape, llegamos cuando muy bien a 200 personas por noche y no tenemos ninguna expectativa de que nos llamen a la televisión para pasar en horario estelar en el canal de las estrellas”, decía el actor, dramaturgo y cabaretero Tito Vasconcelos a la CNN en 2011.

“Tenemos cierto temor, pero no va a pasar a mayores. Si tienen sentido del humor se reirán y si no harán unos berrinches tremendos”, agregaba haciendo hincapié precisamente en un valor que no parece tener la actual gestión gubernamental en nuestra tierra: sentido del humor.

Reír es algo tácitamente prohibido en este regreso del PRI al gobierno, aunque no sólo como es obvio por las noticias desgraciadas que han dado sustancia a este mandato, verdaderas tragedias sociales encabezadas por la desaparición de los 43 estudiantes de Iguala y de las que será muy difícil salir adelante, sino también por la propia figura presidencial en sí, la imagen de un hombre atribulado que pareciera no entender un ápice de lo que acontece a su alrededor.

Al menos el panista Vicente Fox, un gran protagonista de lo que podría considerarse una hilarante gestión de gobierno sino fuera porque somos como pueblo las víctimas directas de sus enormes “daños colaterales”, levantaba los hombros en forma ostensible, mientras formulaba en voz alta la hoy clásica pregunta de ¿Yo, por qué?

Enrique Peña Nieto, en cambio, mira fijo el horizonte como en una recreación de Chance, el inolvidable personaje de la novela Desde el jardín, de Jerzy Kosinski, llevado al cine por el siempre magistral Peter Sellers.

Para los que no recuerden la historia, se trata de un hombre con algunos retrasos mentales, cuyas dificultades de expresión son tomadas como misteriosas y trascendentes verdades, capaces de enviar directo a Chance a la presidencia de su país.

Esta lejanía permanente de los hechos de la realidad mexicana y ante los que no es posible que el primer mandatario reaccione con la energía y claridad necesarias, lo ha convertido en una especie de Myshkin (protagonista de El idiota, de Fiodor Dostoievski), pero al revés.

Si en la novela del genial escritor ruso, la mansedumbre y la candidez del protagonista constituyen su modo de ayudar al prójimo, rasgos que son tomados como idiotez por parte de “los normales”, en el ex Gobernador del Estado de México sus reiteradas “fugas mentales” funcionan como testimonio del abismo que lo separa del pueblo al que pretende gobernar.

Y es esa “idiotez” de EPN el gran nutriente del humor en las redes sociales, como bien apunta el periodista de Proceso Juan Pablo Proal en su nota “Peña Nieto desplaza a Ninel Conde”, al tiempo de manifestar una imagen pública negativa por medio de la cual el mandatario parece acordar íntima y secretamente con aquellos que quieren que renuncien.

Quieren que se vaya y él parece querer salir corriendo de la responsabilidad que le ha tocado en suerte (o en desgracia).

Enrique Peña Nieto, como objeto de humor resulta a veces anticlimático. Foto: Especial
Enrique Peña Nieto, como objeto de humor resulta a veces anticlimático. Foto: Especial

“¿Cuál es el colmo de Peña? Que su signo zodiacal sea Leo”. “¿De dónde provienen los mayas, presidente? -Pues de Mayami”. “Señor Peña Nieto, ¿qué opina de la primera presidente que tuvo Chile? – Pues que yo siempre he respetado las preferencias sexuales de la gente y si él decidió cambiar de género, pues muy su gusto”. Enrique Peña Nieto desplazó a la actriz Ninel Conde como el protagonista principal de chistes sobre la idiotez”, afirma Proal en su atinado texto.

Tal como sucede en los numerosos memes sobre el Presidente, la comedia política se vale de esa extrañeza de Peña para nutrir sus guiones. Se trata de un humor fársico, con un dejo de tristeza en el fondo, así de tragicómico es el México peñanietista que nos toca atravesar…y padecer.

QUÉ BONITAS HISTORIAS DE GENTE HONRADA

“Qué bonitas historias estas de gente honrada y pobre que de pronto se vuelve rica gracias a que es bien administrada”. La voz de Justo Verdad, el personaje creado por el veterano comediante Héctor Suárez, se levantó en el océano de ruidos oficiales que intentó  tapar el clamor popular frente a la Casa Blanca de la ex actriz de Televisa Angélica Rivera alias “La Gaviota”.

En diciembre pasado, en medio del dolor por los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal de Ayotzinapa, Iguala, Guerrero, se daba a conocer la mansión del matrimonio Peña Nieto, valuada en más de 7 millones de dólares y donde, como se señaló en este periódico, no estaba contemplado ningún librero, acaso la casa con mucho y esplendoroso cuerpo, pero sin nada de alma y corazón.

“La compré con mis 25 años de trabajo en Televisa”, dijo La Gaviota compungida y gélida, en un spot televisivo donde tuvo palabras de apoyo moral para “mis hijos”, pero nunca para las familias de los muchachos desaparecidos.

Justo Verdad es el personaje con el que el legendario comediante Héctor Suárez, de más de 50 años de carrera, ha encontrado un modo de expresar su talento para la sátira y la parodia, luego de que Televisa lo vetara en forma irreversible. “Defendiendo” a la esposa del primer mandatario mexicano, en un video que se convirtió en viral, construyó queriéndolo o no una vía donde mucha gente pudo exorcizar la rabia producida por tanta injusticia reinante.

Así las cosas, si a Rivera los sueldos de Televisa le alcanzaron para comprar la Casa Blanca (la empresa desmintió de todos modos a la Primera Dama), a don Héctor el veto le ayudó a encontrar medios alternativos como su nuevo canal en YouTube, Héctor Suárez TV, que tiene hoy 21 mil suscriptores, a apenas un mes de estar disponible.

La actriz y cabaretera Nora Huerta contra satiriza las reformas peñanietistas. Foto: Especial
La actriz y cabaretera Nora Huerta contra satiriza las reformas peñanietistas. Foto: Especial

Justo Verdad es un hombre de la tercera edad, calvo y con unas cejas y nariz muy características y que busca ante todo “ser ecuánime”, como lo mostró en el video mencionado y que ya tiene 762 mil visitas. Es la comedia política de un expulsado por el poder y de un hombre al que nunca le importó hablar mal de sus antiguos empleadores y denunciar las malas artes empleadas por Televisa en el trato con sus contratados.

“He sido valiente al decir lo que pienso y en Televisa se denigra al actor, al comediante. Allí lo que importa es que tengas las tetitas bien, un lindo culito y seas bien pendejo”, dijo el septuagenario actor en una entrevista televisiva.

Nacido en 1938, Héctor Suárez debutó en el cine en 1964, con El Asalto. Películas como Picardía mexicana, Mecánica Nacional y El Mil usos y el programa televisivo ¿Qué nos pasa? -que fuera de los más exitosos de la barra de comedia de Televisa- cimentaron su enorme prestigio.

En tiempos de Enrique Peña Nieto, el Presidente al que mucha gente considera fabricado y diseñado en Televisa y no en la sede del PRI, don Héctor ha encontrado en la tecnología y en los canales alternativos de expresión un cauce perfecto para abonar su humor fino e irónico. De paso manifestar su conocida oposición a “un partido corrupto de más de 70 años que nos tiene así, pobrecito mi país”, según ha dicho.

LAS REINAS CHULAS Y PIONERAS

Del Enrique Peña Nieto que en 2011 le otorgó una entrevista al periodista mexicano Jorge Ramos en Miami y que nunca se transmitió en nuestro país, donde el entonces candidato balbuceaba con tremenda inseguridad tratando de explicar la muerte misteriosa de su esposa, hasta este que cerró una conferencia con un débil y lastimero “ya sé que no aplauden”, hay poca distancia.

Antes de que fuera nuestro primer mandatario ya se podía  vislumbrar lo grande que le quedaba el saco de Presidente mexicano y, en ese sentido, fueron las cómicas de la compañía Las Reinas Chulas unas verdaderas pioneras en esto de “cazarle la onda” al cuestionado político priísta y hacer humor con su ahora notorias discapacidades para ejercer el poder.

Foto: Especial
Foto: Especial

El coronel no entiende aunque le escriban fue el espectáculo creado por Tito Vasconcelos para Marisol Gasé, Nora Huerta, Ana Francis Mor y Cecilia Sotres y donde Peña parece una caricatura incapaz de hilar una idea. Era 2011 y la compañía que atiende en el Bar El Vicio en Coyoacán ha sido consecuente con la tarea de no dejarle pasar una a nuestro jefe de gobierno.

En el espectáculo Pesadilla en la Peña del Infierno, EPN se convierte en “Quique Krueger, el que rompe con tus sueños y se convierte en pesadilla”, una caracterización que le ha dado no pocos problemas a las Reinas Chulas.

“Es que la censura de ahora no es como la de antes que te metían a la cárcel o te llamaban para amenazarte. Ahora más bien es velada: no te invitan a los festivales o si te invitan, lo hacen una única vez y no más; no te dan entrevistas o de manera repentina nos cancelan una semana antes de la presentación. Y eso lo hemos padecido bastante”, contó Marisol Gasé a Yetlaneci Alcaraz, periodista de Proceso.

“La impresión que tenemos es que no es una censura directa del gobierno sino que más bien es una autocensura que se imponen algunos medios de comunicación. Por ejemplo, con Pesadilla en la Peña del Infierno varias veces nos advirtieron que no nos podían anunciar o publicar si no cambiábamos el título y sonaba más bien a temor del medio que una línea directa de no ofender al Presidente. Eso, evidentemente, es mucho peor”, agregó la comediante en la citada entrevista.

¿Cómo nos reímos del PRI en tiempos del PRI? ¿O es que el PRI sólo nos hace llorar?, eran las preguntas que nos hacíamos en el largo informe que elaboramos sobre el humor político en nuestro país y que publicáramos en julio pasado.

Hoy las preguntas que se hace la escasa y subterránea comedia política en nuestro país es ¿se entera de algo de lo que pasa en el país nuestro Presidente?

“Ya sé que no aplauden”, dijo, en tiempos en que el estado de ánimo de la población está tan tan lejos del aplauso. Y así una tras otra, como narran los memes. Benditos memes.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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