Ciudad de México, 25 de febrero (SinEmbargo).– Alejandro del Mazo Maza, subprocurador de Recursos Naturales de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), dijo en entrevista con la agencia Notimex que durante la inspección al zoológico Club de los Animalitos, que pertenece al Diputado panista Sergio Emilio Gómez Olivier, hallaron los cadáveres de 40 animales almacenados en congeladores.
El funcionario dijo que entre los ejemplares muertos hay crías de felinos, dos felinos adultos, un lobo canadiense, un antílope, algunos reptiles y ocho aves, entre otros, lo que calificó de ser algo grave.
Hasta el momento, según el funcionario, se desconoce por qué el zoológico tenía los cuerpos en el congelador, pues esa no es la forma de canalizar ni de tratar a los animales que mueren. Los protocolos indican que en caso del deceso de una especia, se debe notificar a las autoridades e incinerar al ejemplar.
“Lo que sí nos preocupa es que sean tantos animales muertos”, expresó Del Mazo Maza, quien adelantó que los administradores del zoológico deberán explicar a qué se debieron los fallecimientos y en especial de tantas crías.
Consideró que la muerte esta cantidad de animales puede deberse a malos planes de manejo y cuidado, así como a un mala administración.
El subprocurador detalló que las especies de felinos se reproducen con facilidad, pero el hecho de que haya muchas crías no quiere decir que los animales estuvieran en buenas condiciones.
Sobre el destino de dichas especies, aseguró que Africam Safari y el zoológico de Tlaxcala han expresado a la Profepa su mejor disposición para trasladar y cuidar temporalmente a los animales en lo que se desahoga el proceso legal.
Ayer, el Suprocurador ofreció una conferencia de prensa donde reveló un video que muestra las condiciones en las que vivían los animales.
La inspección del zoológico se realizó del 18 al 21 de febrero, la Profepa rescató 101 animales, entre los que destacan 40 grandes carnívoros, por hacinamiento y faltas al trato digno.
Ocho de las especias aseguradas carecían de documentos que acreditaran su procedencia legal.
Otra irregularidad que detectó la Profepa fue que no existe seguridad para el público visitante ni para los propios animales, al no haber una barrera que separe a unos de los otros, y es posible acceder a los ejemplares de vida silvestre con tan solo meter la mano al encierro.
