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Adiós al autor intelectual de “La Máquina de Cruz Azul”, muere Raúl Cárdenas

25/03/2016 - 10:00 pm

Las nuevas generaciones recuerdan que el América catapultó a Miguel Herrera a la Selección Mexicana después de tres espectaculares torneos con América. Lo mismo sucedió con Raúl y Cruz Azul. Sumaba dos campeonatos y casi por default se hizo cargo del representativo que participó en el Mundial de 1970. Él y Bora Milutinovic son los únicos estrategas que lo dirigieron en cuartos de final.

Raúl Cárdenas Foto: Especial
Raúl Cárdenas Foto: Especial

Ciudad de México, 25 de marzo (SinEmbargo/Juanfutbol).- Si Cruz Azul es considerado un equipo grande mucho se lo debe a él. Cinco de sus ocho títulos de liga los ganó con él en el banquillo. Raúl Cárdenas de la Vega es el autor intelectual de La Máquina que maravilló a México a finales de los 60’s y principios de los 70’s.

Las nuevas generaciones recuerdan que el América catapultó a Miguel Herrera a la Selección Mexicana después de tres espectaculares torneos con América. Lo mismo sucedió con Raúl y Cruz Azul. Sumaba dos campeonatos y casi por default se hizo cargo del representativo que participó en el Mundial de 1970. Él y Bora Milutinovic son los únicos estrategas que lo dirigieron en cuartos de final.

Llegó a Jasso (hoy Ciudad Cooperativa Cruz Azul) en 1966. El equipo estaba recién ascendido, llevaba dos años en Primera División gracias al trabajo de Jorge Marik (el mismo que le dio a Pumas su primera liga). Raúl hizo grande a la institución.

En la Temporada 1968-1969 provocó el primer título. Fue ante el Pachuca. Uno de los primeros Clásicos Hidalguenses decisivos. De la mano de jugadores como Fernando Bustos (QEPD), Héctor Pulido y Javier Kalimán Guzmán llegó la estrella con un 3-2 en el marcador. El 10 de Diciembre celebraba el primero de sus dos campeonatos locales.

El último certamen azteca que se resolvió por puntos fue el México 70. Se disputó previo al Mundial. Lo ganó Cruz Azul. Al año siguiente América se coronó venciendo a Toluca en la primera final. Justo en ese instante Don Guillermo Álvarez Macías cambió la sede de local para el Estadio Azteca.

Antes, en la 1969-1970 y por irónico que parezca, las otrora Liebres (por su uniforme blanco) celebraron su primer subcampeonato. El primer lugar era para Chivas. No había manera de cambiarlo. El segundo sitio en la clasificación lo debían decidir los hidalguenses y Veracruz. El partido lo ganaron los primeros. La medalla de plata fue festejada. Imposible predecir que 20 años después se desataría una maldición.

A partir de ahí todo fue alegría. En la 1971-1972 inició la gran rivalidad contra América. Un 4-1 endosado por La Máquina en su nueva casa provocó el odio azulcrema. El perfecto engranaje de piezas foráneas como Miguel Marín, Alberto Quintano, Alberto Hijitus Gómez y Eladio Vera en el equipo fue en gran parte por el estratega.

Un año después hizo debutar a una leyenda azul extraída de la cantera: Ignacio Flores. Permaneció hasta 1991 en la institución. En la final de la 1972-1973 ante el León, el Profesor Cárdenas lo vio (estaba en la banca) y le preguntó, “¿ves lo que está haciendo Marco Antonio Ramírez?” ante la respuesta afirmativa del joven llegó una petición, “quiero que hagas exactamente lo contrario”. El relevo secó al atacante esmeralda Roberto Salomone y fue clave para la conquista del título. Jamás dejó de jugar.

12 meses más tarde la víctima fue el Atlético Español. Sin saberlo sería el último campeonato que daría a la institución que le daba todo desde la banca. Una liguilla poco afortunada en la lucha por conquistar el tetracampeonato provocó que Guillermo Álvarez Macías lo desterrara. La afrenta fue cobrada con intereses. El Director Técnico se fue al América.

Con los Canarios fue campeón. Sólo un título entregó… Eso y una anécdota increíble. Cuenta Carlos Calderón que en la Temporada 1975-1976 Cruz Azul marcó un gol ante el archirrival en el Coloso de Santa Úrsula. Casi por instinto salió a la banca cementera y lo festejó como si todavía fuera el responsable de sus jugadores.

Al terminar el partido, Guillermo Cañedo, Presidente de los azulcremas, lo felicitó por el gran trabajo hecho. Eso no lo salvó de la reprimenda por celebrar un gol del oponente más complicado que tenían los de Coapa en ese entonces.

En los 90’s se hizo cargo del Puebla. Nunca más volvió a dirigir. Dedicó su vida a radicar en Cuernavaca y la Angelópolis hasta su lamentable muerte. Que En Paz Descanse.

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