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Gisela Pérez de Acha

27/07/2014 - 12:00 am

Censura de pezones

El disenso está prohibido. Sea político o sexual, la reacción de aquellos que quieren conservar sus privilegios siempre es la censura. Porque no puede existir ninguna posición política opuesta, y ninguna sexualidad desviada. Los disidentes eróticos son los que se salen de la única sexualidad “moralmente” aceptada: la monogámica, heterosexual, casada y que únicamente coge […]

El disenso está prohibido. Sea político o sexual, la reacción de aquellos que quieren conservar sus privilegios siempre es la censura. Porque no puede existir ninguna posición política opuesta, y ninguna sexualidad desviada.

Los disidentes eróticos son los que se salen de la única sexualidad “moralmente” aceptada: la monogámica, heterosexual, casada y que únicamente coge para tener hijos. Disidentes eróticos los promiscuos, los gays, los poliamorosos, sadomasoquistas y los que de alguna manera ganan dinero con el sexo. Disidentes, por salirse del canon de lo que es aceptado.

Facebook es la representación perfecta de una comunidad occidental que bajo estándares de moral judeocristiana censura a estos disidentes. Ya no hablamos del Estado ni las leyes, sino de una empresa privada con una moral impositiva. Me refiero a los pezones. Sea por algoritmo o por el método protestante de la “denuncia de una mayoría”, las políticas de Facebook e Instagram son intolerantes a cualquier tipo de “contenido pornográfico” y “desnudez”.

El marco legal que se ha desarrollado en Estados Unidos (empezando en 1998 justo después del escándalo sexual de Bill Clinton) busca limitar la libertad de expresión de cara a actos sexuales “indecentes”. En pleno boom del internet se expidieron dos ordenamientos de censura: ‘Child Online Protection Act’ y Child Internet Protection Act. Básicamente exigían a los intermediarios -las empresas privadas que proveen servicios de internet- que filtraran cualquier contenido indecente y pornográfico. También prohibían la pornografía infantil y cualquier acto pedofílico. En esto último todos estamos de acuerdo, ¿pero qué pasa con las expresiones legítimas, protegidas constitucionalmente que no tienen cabida en Internet

Si el gobierno americano no tiene control sobre el contenido cibernético, ¿quienes definen “indecencia” son las empresas? En el caso de Facebook e Instagram que prestan servicios en cualquier parte del mundo, hablaríamos de un estándar aplicable en cualquier cultura y a pesar de cualquier marco legal.

Vayamos a los ejemplos.

En mayo del 2013, Instagram censuró a Madonna, la reina del pop y la controversia, por subir una foto con un escote transparente. En 2014 fue el turno de Rihanna ya que su cuenta fue cancelada cuando posteó la portada de una revista francesa en Instagram.

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Estándares comunitarios. Así los llama Facebook. Básicamente es la regla de la mayoría: la comunidad y el status quo son los que deciden. Esto es muy complicado si además estamos hablando de una mayoría en un mundo globalizado y cibernético donde convergen muy distintas ideologías. Pero eso sí, compartimos una regla social bastante parecida: las tetas de las mujeres son eróticas. Vaya, el cuerpo entero de las mujeres es erótico. Algo tendrá que ver tal vez con su función reproductiva. Las tetas ofenden, y deben ser censuradas. Los disidentes eróticos son entonces quienes deciden que los pezones no son sólo sexuales, sino artísticos o políticos.

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En el apogeo de esta discusión, nace un movimiento a favor de la igualdad llamado #FreeTheNipple (#LiberenAlPezón) que fue todo un éxito. Un mensaje sencillo en contra de la censura del cuerpo femenino en las redes sociales. Una hashtag contra la  desigualdad que básicamente pide tener los mismos derechos de los hombres y poder caminar y subir fotos topless. En una especie de activismo pop Miley Cyrus, Cara Delevigne y la propia Rihanna han sido grandes promotoras.

En respuesta a #FreeTheNipple, hace un mes Facebook cambió sus políticas comunitarias para permitir “fotos familiares de bebés amamantando.” Se puede ver como un gran avance, sobre todo para aquellas que abanderan la causa de des-fetichizar  a las madres que amamantan. Pero a mí me parece que una vez más, Facebook y sus políticas contribuyen a la dicotomía de madre/puta, a la diferencia entre sexo reproductivo y sexo por placer, a las mujeres que tienen hijos y las disidentes sexuales que eligen lo contrario. Se valen los pezones, pero siempre y cuando quepan en el estándar reproductivo, monogámico, amoroso y heterosexual. Se valen las tetas, siempre que cumplan su función biológica.

En cuanto a los disidentes eróticos, Facebook va aún más lejos y rechaza a los homosexuales. En diciembre del año pasado, censuró una foto de una pareja de hombres besándose. Irónicamente el mensaje de la foto decía: “¿Crees que esta foto es ofensiva? ¿Alguna vez te has preguntado si tu opinión es ofensiva?

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El pretexto: ¡¡hay que proteger a los niños!! La infancia, la virgnidad y la pureza. Todo pretexto de censura “sexual” pasa por eso. Los niños.

¿Por qué no mejor educar y fomentar una sexualidad libre y responsable en los menores de edad? ¿Por qué prohibirlos de todo acercamiento e indagación sexual? No es lo mismo una violación que un acto sexual amoroso, pero cualquier representación está terminantemente prohibida a los menores sin hacer distinción alguna.

Pero por supuesto que la violencia, la sangre y los decapitados no se censuran. Eso es sólo informativo. El sexo ofende porque se considera peligroso, obscuro y perverso. Las muertes y la guerra no.

¿Cómo hacer para que Instagram y Facebook se hagan responsables del contenido que bloquean? ¿Cómo garantizar los derechos de las minorías en medios de expresión tan primordiales como lo son hoy las redes sociales? ¿Podemos hablar de violaciones a derechos humanos?

La censura por parte de empresas privadas es menos legítima, más silenciosa y más opaca. Nuestras leyes parecen caducas para lidiar con este problema. Pero si las redes sociales reproducen desigualdades sin ningún tipo de regulación, el disenso –de todo tipo– estará cada vez más excluido de un espacio que en los últimos años ha contribuido a crear revoluciones. ¿A dónde nos moveremos ahora?

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