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Gustavo De la Rosa

28/01/2020 - 12:05 am

Contigo, Porfirio, desde circunstancias similares

A pesar de que les expliqué que a Isabel la asesinaron cuando ya se había cerrado el plazo para registrar puntos a tratar en la sesión del lunes, insistieron que, al no cumplirse el reglamento, no se podía escuchar la denuncia, ni siquiera porque Ciudad Juárez ardía ante un feminicidio más.

“Ahora que veo lo que te sucedió, cuando te escucho decir que Morena se escapó de tu corazón, coincido con aquellos viejos campesinos, resulta más fácil ser diputado por elección o por azar, que ser Diputado de verdad”. Foto: Mario Jasso, Cuartoscuro

Estimado Porfirio Muñoz Ledo:

Al parecer, los diputados son todos iguales, una especie en expansión que se niega a pensar por cuenta propia; a contrapelo de lo que Rousseau señaló en su introducción a Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, ellos consideran que, como el perro de la RCA, necesitan primero escuchar la voz del amo. Deja te cuento.

La madrugada del sábado pasado asesinaron aquí en Ciudad Juárez a Isabel Cabanillas, joven artista, feminista y activista por las mejores causas de esta atribulada ciudad, a favor del medio ambiente y las trabajadoras de las maquiladoras, y en contra de la violencia generalizada; ella, de 26 años, era además madre.

Sabrás que soy Diputado local, y después de estar en la ceremonia luctuosa que sus compañeros le hicieron el domingo posterior a su asesinato, me trasladé a Chihuahua para aprovechar la reunión de la Comisión Permanente y exhortar al Gobernador a que aumentara los recursos a la Fiscalía de la Mujer, para que así trabajara con mayor eficacia, subrayando la necesidad de aclarar rápidamente este caso.

Tremenda fue mi sorpresa cuando, al momento de solicitar que se incluyera en el orden del día mi exhorto, el presidente sometió a votación de la Permanente la procedencia de éste y tres de los cinco diputados, los tres del PAN, se negaron rotundamente a permitirlo; en el año y medio que llevamos se ha modificado infinidad de veces el orden del día para escuchar a un diputado con algún asunto que no se subió oportunamente, pero esta vez fueron rígidos con el reglamento, que pide que las propuestas se entreguen antes de las 5 p. m. del viernes anterior, en esta ocasión ocho horas antes de la muerte de Isabel.

A pesar de que les expliqué que a Isabel la asesinaron cuando ya se había cerrado el plazo para registrar puntos a tratar en la sesión del lunes, insistieron que, al no cumplirse el reglamento, no se podía escuchar la denuncia, ni siquiera porque Ciudad Juárez ardía ante un feminicidio más.

Tú sabrás que un exhorto de trámite en la rutina de seguimiento a un acontecimiento tan grave merece menos de diez líneas en la prensa, y apenas un oficio contestado por el tercer escribiente del secretario del secretario del Fiscal General del Estado, pero la escasa visión de los diputados panistas me obsequió una semana de debate en los medios y las redes sociales; declaré a cuanto reportero me quiso escuchar que padecían de un mal llamado sumisión panista, que llevan en los genes, y que los de Morena eran incapaces de hacer esto.

Pero entonces, ¡zaz! Los diputados de Morena te negaron el uso de la palabra para exhibir un video que evidencia los maltratos a los migrantes centroamericanos, ganándole al partido una semana de críticas, burlas y golpes en medios; los funcionarios estaban tan pendientes de la voz del amo, que no habló, que al no escucharla decidieron callarte, porque son los dueños del territorio y en su territorio sólo habla quien coincide en todo momento con ellos.

De la sorpresa pasé a la indignación, y de la indignación al sarcasmo; resulta que el pueblo, con menos instrucción, tiene razón cuando dice que los diputados no sirven para nada, son vanas las explicaciones de sus sofisticadas facultades cuando, llegado el momento de enfrentar al ejecutivo, prefieren guardar silencio.

Ahora que veo lo que te sucedió, cuando te escucho decir que Morena se escapó de tu corazón, coincido con aquellos viejos campesinos, resulta más fácil ser diputado por elección o por azar, que ser Diputado de verdad.

Es difícil entender que los diputados representamos al pueblo como concepto sociológico y jurídico, y que nuestra representación popular viene con el encargo de mantener el equilibrio entre Federación y Estado, y entre el Poder Ejecutivo y el pueblo; ellos sólo piensan que la curul que han alcanzado es la puerta a mejores oportunidades de poder, de empleo y de ingresos.

Los campesinos le han ganado a Rousseau.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.

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