Por Edith Martínez

Hace unos días la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) anunció sus pronósticos para la temporada de ozono (15 de febrero-15 de junio), los cuales no fueron muy alentadores, pues se dijo que habrá de 10 a 15 días con concentraciones por arriba de los límites de las normas, pero ¿Qué significa esto?

Lo primero es que en los próximos meses, los casi 30 millones de personas que habitamos alguno de los seis estados que integran la Megalópolis, estaremos más expuestos a concentraciones altas de ozono y los daños a la salud que esto puede generar, como inflamación en los pulmones, reducción considerable en la función pulmonar, inflamación de vías respiratorias y alteraciones en el rendimiento, entre otros.

El tema de la salud se torna más preocupante cuando sabemos que los límites de las normas que la CAMe dice que serán rebasadas dejan mucho que desear. En el caso del ozono, la Norma Oficial Mexicana establece que el límite permisible para la concentración de este contaminante debe ser de 149 μg/m3, mientras que la Organización Mundial de la Salud lo establece en 100 μg/m3.

Lo anterior significa que en México la regulación de contaminantes que afectan nuestra salud son mucho más laxas que lo recomendado por la OMS, y esto sucede no sólo con el ozono, también con otros contaminantes dañinos como el dióxido de carbono, las partículas suspendidas, los dióxidos de nitrógeno y azufre, todos ellos generados por la quema de gasolinas del transporte tanto público como privado, afectando así nuestro derecho a la vida, a la salud y el desarrollo pleno de todas las personas, en especial de niñas y niños, adultos mayores y personas vulnerables.

Lo segundo es que el mensaje que envía la CAMe con su pronóstico es que las condiciones climáticas no favorecerán la disipación de los contaminantes, y por lo tanto pareciera que se trata de un fenómeno “normal” cuando no lo es. Si bien es cierto que el clima influye en la formación de algunos compuestos y sus concentraciones, no es normal que el número de contingencias ambientales aumenten y se traten de justificar con la falta de viento y la poca humedad.

La mala calidad del aire es un problema que nos está matando y solucionarlo de fondo debe ser una prioridad para el gobierno en sus tres niveles, en donde lamentablemente creen que la crisis de contaminación actual puede atacarse con las medidas de emergencia que funcionaron en la década de los 80 y 90, tales como el Hoy No Circula, la verificación, entre otros.

Lo que en realidad necesitamos es una visión integral que ayude a mejorar la calidad del aire que cruce por endurecer las NOM de los límites máximos permitidos de contaminantes, como están exigiendo un grupo de niñas y niños que, en noviembre pasado hicieron la petición formal a la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios, sin que hasta ahora hayan obtenido respuesta. Conoce los detalles en: https://actua.greenpeace.org.mx/calidad-del-aire

Es urgente que se atienda este tema para que en consecuencia podamos mejorar también la calidad de los combustibles, el transporte público y la movilidad en la Megalópolis para realmente garantizar el respeto de nuestros derechos a un medio ambiente sano, a la salud y una vida plena.
*Edith Martínez es coordinadora de comunicación en Greenpeace México

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Más información en: https://actua.greenpeace.org.mx/calidad-del-aire

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