¿La pérdida de audición y visión pueden aumentar el riesgo de demencia?

30/05/2021 - 12:10 am

Los investigadores evaluaron las habilidades de pensamiento y memoria de las personas cada dos años durante seis años utilizando una prueba que incluye el recuerdo y el reconocimiento de palabras. A continuación, analizaron la relación entre tener una discapacidad auditiva o visual y la demencia y tener ambas discapacidades y la demencia.

Madrid, 30 de mayo (EuropaPress).- Perder algo de audición o de vista suele formar parte del envejecimiento, pero un nuevo estudio afirma que perder la función de ambos sentidos puede suponer un mayor riesgo de demencia y deterioro cognitivo años después, según una investigación publicada online en Neurology, la revista médica de la Academia Americana de Neurología. El estudio no encontró tal relación entre la pérdida de uno solo de esos sentidos.

“Dependiendo del grado de pérdida de audición o de visión, perder la función de los sentidos puede ser angustioso y tener un impacto en la vida diaria -explica el autor del estudio, el doctor Jin Hyeong Jhoo, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Kangwon, en la República de Corea-. Pero los resultados de nuestro estudio sugieren que perder ambos puede ser especialmente preocupante”.

El estudio analizó a 6 mil 520 personas de entre 58 y 101 años. La discapacidad visual y auditiva se determinó mediante un cuestionario en el que se preguntaba si utilizaban gafas o audífonos. Las personas calificaron su audición como “normal”, “reducida, pero capaz de comunicarse sin audífono”, “difícil de comunicar con un audífono” o “sin audición”. Las personas calificaron su vista como “normal”, “reducida, pero capaz de ver el periódico o la televisión sin usar gafas”, “incapaz de ver el periódico o la televisión con gafas” o “sin vista en absoluto”.

Al principio del estudio, 932 personas tenían una visión y una audición normales, 2 mil 957 tenían una discapacidad visual o auditiva, y 2 mil 631 dijeron que tenían ambas discapacidades.

La demencia era más del doble de común en el grupo con ambas deficiencias al principio del estudio. En ese grupo, 201 personas de 2 mil 631, o el ocho por ciento, tenían demencia al inicio del estudio, en comparación con el 2.4 por ciento con una discapacidad sensorial y el 2.3 por ciento sin discapacidad sensorial.

Los investigadores evaluaron las habilidades de pensamiento y memoria de las personas cada dos años durante seis años utilizando una prueba que incluye el recuerdo y el reconocimiento de palabras. A continuación, analizaron la relación entre tener una discapacidad auditiva o visual y la demencia y tener ambas discapacidades y la demencia.

Durante el periodo de seguimiento de seis años, 245 personas desarrollaron demencia. De las mil 964 personas con ambas deficiencias, 146 desarrollaron demencia, en comparación con 69 de las 2 mil 396 personas con una sola deficiencia y 14 de las 737 personas sin deficiencias. Además, 16 de las 142 personas que no pudieron determinar si tenían una deficiencia sensorial desarrollaron demencia.

Las personas mayores que sólo tienen una discapacidad visual o auditiva suelen seguir manteniendo el contacto social. Foto: Cuartoscuro

Tras ajustar factores como el género, la educación y los ingresos, los investigadores descubrieron que el grupo con deficiencias tanto auditivas como visuales tenía el doble de probabilidades de desarrollar demencia que el grupo con una función sensorial normal. Las personas con una sola discapacidad no tenían más probabilidades de desarrollar demencia que las que tenían una función sensorial normal.

Además, el descenso en las puntuaciones de las pruebas de pensamiento era más pronunciado entre las personas con discapacidades tanto auditivas como visuales.

Jhoo afirma que es necesario seguir investigando para explicar por qué las personas con dos deficiencias tienen más riesgo de padecer demencia que las que tienen una sola.

“Las personas mayores que sólo tienen una discapacidad visual o auditiva suelen seguir manteniendo el contacto social, por lo que es posible que no se sientan tan aisladas o deprimidas como las personas que tienen ambas discapacidades -afirma Jhoo-. Sin embargo, cuando alguien tiene ambas deficiencias, eso puede aumentar el riesgo de aislamiento y depresión, lo que, según investigaciones anteriores, puede afectar al riesgo de demencia y a las habilidades de pensamiento más adelante”.

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