Ciudad de México, 30 de octubre (SinEmbargo).- Un grupo de investigadores suecos cuestionó los beneficios que la leche trae al fortalecimiento de los huesos en un nuevo estudio en el que también relacionaron el mayor consumo de este líquido con una alta mortalidad.
La investigación comandada por el Doctor Karl Michaëlsson del Departamento de Ciencias Quirúrgicas de la Universidad de Uppsala en Suecia, revisó los cuestionarios de más de 100 mil personas, hombres y mujeres, en donde se reflejaban sus hábitos alimenticios, ya varios de ellos les realizó un seguimiento de entre 11 y 20 años.
En estas observaciones se encontró que contrario a lo que se podría pensar, un consumo alto (más de tres vasos de leche al día) no estaba directamente relacionado con la disminución del riesgo de fractura de cadera, enfermedad cardiovascular o muerte, mientras que en aquellas personas con consumos bajos o moderados sí se notaba un decremento en estos factores.
De hecho, en el estudio publicado en el British Medical Journal (BMJ), se concluye que en las mujeres observadas, que fueron 60 mil del total, el consumo excesivo de leche, no se especifica si entera o deslactosada, se duplica el riesgo de morir a causa de algún trastorno cardiovascular, así como de tener fracturas en los huesos de la cadera.
Los resultados apuntan a que existe una relación entre la lactosa y la galactosa, azúcares presentes en la leche, y el desgaste de los huesos, como la inflamación, que se da sobre todo en épocas de vejez y deriva en fracturas.
“Nuestros resultados podrían cuestionar la validez de las recomendaciones acerca de consumir altas dosis de leche para prevenir fracturas de fragilidad”, escriben los científicos en sus conclusiones publicadas por el BMJ, pero aclaran, “deben interpretarse con cautela dado el diseño observacional de nuestro estudio. Los hallazgos merecen réplica independiente antes de que puedan ser utilizados para recomendaciones dietéticas”.
Además, los mismos autores señalan entre las debilidades del estudio que al haberse realizado únicamente en población sueca quedaron fuera personas de otras etnias, así como aquellas con intolerancia a la lactosa. Por el tipo de investigación, al comienzo de la observación se trato con personas en un rango de edad de los 39 hasta los 79 años, por lo que niños y adolescentes tampoco entran en las conclusiones.
Contrario a lo que estos nuevos hallazgos sugieren, a finales del mes pasado, el Centro de Diabetes de la Universidad de Lund de este mismo país, dio a conocer una investigación en la que concluyeron que los lácteos son buenos aliados para combatir la obesidad y la diabetes tipo 2.
Se trató de un estudio a gran escala en el que durante 14 años dieron seguimiento a 26 mil 930 personas, de entre 45 y 74 años de edad, y concluyeron que quienes consumieron un mayor número de productos lácteos enteros, es decir, unas 8 o más porciones diarias, tenían un riesgo 23 por ciento menor de desarrollar diabetes tipo 2, en comparación con aquellos que ingieren una o menos al día.
Sin embargo, destacaron que esta especie de escudo sólo se da en los lácteos enteros, no en los bajos en grasa, por lo que su autora principal, la Dra. Ulrika Ericson, señaló al diario ABC que sus resultados “sugieren que es la grasa de los lácteos la que está detrás de este efecto protector, pero es un estudio observacional y podría haber otros factores compartidos por las personas que toman gran cantidad de lácteos enteros que explicasen esta relación. Se necesitan más estudios”.
Otro estudio, mucho más pequeño, que evaluó a 254 francocanadienses determinó que además de buenos aliados contra la diabetes 2, los lácteos podrían ayudar a reducir el riesgo de obesidad, debido al ácido transpalmitoleico que está presente de manera natural en la grasa de la leche, mantequilla, yogurth y queso, el cual se relacionó con una menor presión sanguínea y menos presencia de glucosa en la sangre.
