El playlist científicamente perfecto: cómo escoger la música ideal para hacer ejercicio

31/01/2015 - 12:00 am
La música es fuente de inspiración para muchos y los deportistas no están fuera de sus influjos. Foto: Shutterstock
La música es fuente de inspiración para muchos y los deportistas no están fuera de sus influjos. Foto: Shutterstock

Ciudad de México, 31 de enero (SinEmbargo).- Una vez que muchos superan la indecisión sobre si hacer ejercicio o no, lo siguiente en la lista de todo atleta amateur es escoger el ambiente adecuado. No es lo mismo ejercitarse en un gimnasio que al aire libre, por ejemplo. Por supuesto, no existe una opción mejor que la otra. Todo depende de cada sujeto. Sin embargo, en lo que a gustos se refiere, existe una gran cantidad de personas que no conciben su vida sin música y la activación física no está exenta de este acompañamiento sonoro.

De modo que, para aquellos que saben lo difícil que es sobrevivir a una sesión de ejercicio en silencio, es un hecho que la música no se trata de un asunto menor. No obstante, hasta en el deporte existen géneros que son más recomendables que otros. La cuestión es saber elegir.

Investigaciones han demostrado que escuchar música mientras se hace ejercicio puede elevar el estado de ánimo y hace que parezca más fácil realizar cualquier actividad física. De igual manera, un estudio incluso sugiere que las melodías pueden ayudar a que los deportistas moderados se ejerciten más, dio a conocer el Centro de Información biotecnológica de Estados Unidos (NCBI, por sus siglas en inglés).

“En este sentido, la música puede ser considerada como un tipo de droga legal para mejorar el rendimiento” escribió al respecto el doctor Costas Karageorghis, un destacado experto en la psicología de la música utilizada durante el ejercicio, quien además agrega que los efectos de esta combinación incluyen la forma en que el estado de ánimo es influenciada por la música, de la misma manera que las emociones, el afecto (sentimientos de placer o desagrado), la cognición (procesos de pensamiento) y el comportamiento.

Todo esto sería una apuesta segura para un entusiasta del deporte si existiera la fórmula sonora precisa para lograrlo. Sin embargo, armar una lista de reproducción científicamente sólida para el entrenamiento, requiere algo más que de poner en modo aleatorio el reproductor musical (cualquiera que este sea) y presionar play.

Por lo tanto, hay que considerar tres aspectos importantes:

1. AL RITMO DE LA MÚSICA
Existe cierto desacuerdo sobre los beneficios del uso de la música, de forma sincronizada, durante el ejercicio. Algunos estudios dicen que mejora la eficiencia, otros dicen que no hace ninguna diferencia. De cualquier manera, hay un montón de gente que le gusta moverse con música, mientras que esta es particularmente útil cuando se realiza ejercicio cardiovascular (correr, elíptica, bicicleta, etcétera).

El ritmo es fundamental si lo que se busca es sincronizar la actividad física con la música. Foto: Shutterstock
El ritmo es fundamental si lo que se busca es sincronizar la actividad física con la música. Foto: Shutterstock

Si se es un corredor al que le gustaría trabajar de manera sincronizada, hay que comenzar por la determinación de la frecuencia de zancada. Todo lo que necesita hacer es contar los pasos por minuto, mientras se corre a un ritmo cómodo. Una vez que se encuentre el ritmo de zancada, es necesario encontrar la música con un número comparable de pulsaciones por minuto (bpm). De esta manera, si se dan 150 pasos por minuto, la música recomendable será aquella que tenga un ritmo de 150 bpm.

En caso de que se desconozcan los BPM de las melodías, esto puede solucionarse gracias a algunos sitios especializados como SongBPM.com o Jog.fm, o incluso aplicaciones como RockMyRun, publicó el sitio BuzzFeed Music

2. VELOCIDAD Y ESTADO DE ÁNIMO
Hay una razón por la que los playlist de los gimnasios prescinden de ciertos artistas y esto es porque es más fácil esforzarse si se escucha música “optimista y enérgica”, lo que sea que signifique esto. Sin embargo, por muy subjetivos que sean ambos términos, para la ciencia no lo son.

De acuerdo con un estudio realizado en 2011, esto es lo que hay que tener en cuenta al momento de hacer una lista de reproducción:

  • Un fuerte ritmo energizante: Para que una canción sea adecuadamente motivacional, hay que optar por aquella clasificada como “up-tempo” (mayor a 120 bpm), en la que predominen las percusiones. Por otra parte, en el caso de que no se esté usando la música de manera sincrónica, se pueden elegir melodías que oscilen entre las 120 y 145 pulsaciones por minuto.
  • Melodía y letra que impulsen el estado de ánimo: Hacer que una persona se sienta bien consigo misma es una de las formas en las que la música es más útil durante un entrenamiento, por lo que se deben elegir canciones que promuevan “un imaginario de motivación y conversación consigo mismo”. Si bien no existe una gran cantidad de investigación sobre el papel que letras juegan en la inspiración de los deportistas, los investigadores creen canciones en las que figuran “afirmaciones de ejercicio o referencias inspiradoras extraídas de la cultura popular” son particularmente eficaces.

3. ESTRUCTURAR
Nadie comienza su entrenamiento desde el punto más alto. De la misma manera, no se empieza un playlist para ejercicio de igual forma. Según un estudio de 2011, “el tempo de la música debe ser seleccionado de acuerdo a la intensidad del ejercicio previsto en mente, y secuenciarse para perfilarse de acuerdo con los cambios en la frecuencia cardíaca”. Así, al aumentar poco a poco de bpm junto con el ritmo cardíaco ayudarán a mantener la motivación, incluso si no se utiliza la música de manera sincronizada.

No todo es velocidad, así que un buen playlist también debe contar con sus remansos. Foto: Shutterstock
No todo es velocidad, así que un buen playlist también debe contar con sus remansos. Foto: Shutterstock

La investigación también sugiere que hay que prestar atención a cómo funciona el playlist en conjunto. De esta manera, si se va a pasar media hora en la cinta ergométrica, hay que considerar la congruencia de piezas musicales que aparecen antes y después de esta etapa, las cuales tienen como objetivo la cohesión. De esta manera, los cambios bruscos de estilo o velocidad se deben guardar para la transición entre ejercicios.

Finalmente, hay que tener presente que el hecho de escuchar música no debe ser motivo de distracción. Antes que nada, la prioridad es mantenerse en sintonía con el cuerpo y el entorno. Por otra parte –para aquellos que escogen ejercitarse en la calle o al aire libre– si la lista de reproducción impide oír a la gente o los automóviles, hay que desactivarla. Sobrevivir al entrenamiento debe tener preferencia antes que cualquier otra cosa.

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