A lo largo de este tiempo, Cecilia nunca gozó de prestaciones sociales o seguro médico, a pesar de que en algún momento tuvo que recurrir a los servicios de salud de las farmacias genéricas.
Por Carmen González
Puebla, Puebla 31 de mayo (Periódico Central).- Cecilia, una mujer que laboró por más de ocho años como trabajadora del hogar para una familia del residencial La Vista, en Puebla, fue despedida sin percibir salario alguno durante sus últimas tres semanas.
La madre de familia de 46 años, cuyo nombre fue modificado por cuestiones de seguridad, explicó a Periódico Central que, desde el viernes 8 de mayo, sus patrones dejaron de pagarle supuestamente por las afectaciones económicas que sufrió el negocio familiar, a causa de la pandemia de coronavirus.
A pesar de todo, ella decidió continuar laborando bajo la promesa de que recibiría su sueldo al terminar el mes. Fue el 28 de mayo, cuando su empleador le anunció que tendrían que prescindir de sus servicios y que no podrían pagarle los tres salarios anteriores que le debían, recibiendo solo mil pesos como liquidación.
Doña Cecilia se fue a casa esa misma tarde, tratando de entender la injusticia de la que había sido víctima por parte de aquellas personas en las que confió desde que entró a laborar como empleada doméstica y nana de una pequeña de tan solo 2 años, a quien vio crecer a lo largo de este tiempo.
Yo creo que es injusto, yo me encariñé mucho con ellos y siempre traté de hacer bien mi trabajo, porque me gustaba, pero es muy triste darte cuenta de cómo son las personas en realidad”, dijo con lágrimas en los ojos.
Sus jornadas de trabajo iniciaban en punto de las 8:00 horas y llegaron a alargarse hasta 10 horas al día. En ese tiempo, Cecilia limpiaba, lavaba, planchaba, cocinaba y cuidaba de la bebé de dos años.
La parte difícil fue tener que decirle adiós a la persona que crío como si fuera un miembro de su propia familia.
Lo que más me dolió fue dejar a la niña, solo le dije que ya no iba a poder regresar y que me disculpara. La abracé y le dije que se aplique en la escuela, me dio tristeza decirle que ya no la iba a volver a ver, pero ni modo”.
En los trayectos de su casa al trabajo en el autobús hizo amistad con otras empleadas domésticas de la misma zona residencial y de Lomas de Angelópolis, con quienes platica sobre las condiciones laborales que enfrentan y que no resultan ser favorecedoras.
A lo largo de este tiempo, Cecilia nunca gozó de prestaciones sociales o seguro médico, a pesar de que en algún momento tuvo que recurrir a los servicios de salud de las farmacias genéricas.
A nosotros no nos dan seguro social o prestaciones como en las empresas. Si me enfermaba me iba al consultorio de Farmacias Similares. La verdad sí me daban vacaciones de dos semanas, que era cuando ellos se iban de viaje, pero no me las pagaban y no soy la única, muchas muchachas de limpieza me han dicho historias parecidas. Mis amigas y yo nos contamos esas cosas, pero desgraciadamente uno se tiene que aguantar”.
Gracias al apoyo de sus hermanos, doña Cecilia ha podido salir adelante para pagar los gastos y renta de su pequeño hogar en la colonia SNTE, donde vive con sus dos hijas, una de tan solo 16 años y su nieto de cinco años.
Sus amigos también le han mostrado su solidaridad, recomendando sus servicios de limpieza y cuidados con otras familias para volver a laborar y estabilizar su situación económica.
Aunque diversas personas cercanas a ella han tratado de convencerla de denunciar la situación, ella no tiene la intención de hacerlo, por todo el cariño que tuvo por los integrantes de la familia.
