María Rivera

Vergonzoso

"Que México pueda libre y soberanamente investigar, detener y llevar a juicio a los criminales y sus cómplices, cumpliendo la ley, y no espere a que otro país le haga el trabajo, que vaya que es vergonzoso y exhibe como un narcoestado a México, justo la narrativa que el Gobierno de Trump necesita."

María Rivera

28/08/2025 - 12:00 am

Ismael "El Mayo" Zambada. Foto: Especial

Qué vergonzoso todo el episodio de “El Mayo” Zambada en Estados Unidos, la verdad. El episodio deja un sabor amargo en la boca, algo de estupefacción y algo de indignación. Porque resulta, querido lector, que el capo de capos, como se dice, para empezar fue secuestrado, llevado de manera ilegal a Estados Unidos y, claro, luego usado como un trofeo de la Administración de Trump en un circo gubernamental en el que el narcotraficante mexicano es presentado como el gran responsable de la epidemia de muertes por drogas en ese país. Como si el narcotráfico no fuera un negocio transnacional, del que se han beneficiado ampliamente no sólo los criminales mexicanos sino los criminales del otro lado de la frontera que comercializan las drogas, y venden armas a los carteles mexicanos.

Indignación y vergüenza de que quien fuera el capo más importante del país durante décadas, responsable de los asesinatos de muchísimas personas, de guerras intestinas, y de romper la ley y corromper a autoridades de todos los niveles durante sexenios, haya vivido en total impunidad en México. Ninguna autoridad, en ningún sexenio, lo detuvo ni impidió que desarrollara su imperio criminal, nunca. Ver cómo en una corte estadounidense se declara culpable y pide disculpas, causa estupor por saber que este país fue incapaz de detenerlo, que ninguna autoridad pudo llevarlo ante la justicia, pero que sí pudo ser secuestrado de suelo mexicano para ser entregado a Estados Unidos. Y es que, en realidad, la justicia norteamericana dista mucho de ser justicia, por lo menos para los delitos que cometió en nuestro país que son la mayoría, y son múltiples y que no fueron investigados por nadie y por ello quedarán en la impunidad para siempre. Tanto las alianzas corruptas que seguro realizó con políticos y autoridades, como los homicidios de mexicanos que con su detención en Estados Unidos quedaron ya sepultados, ahora que sabemos que Zambada no regresará a México ante la condena que enfrenta.

Y es que la justicia no consiste en detener a los criminales nada más, sino en conocer la verdad de los hechos, que estos sean juzgados y castigados, y que las víctimas puedan obtener justicia. Nada de eso ocurrirá con “El Mayo” Zambada, ni con aquellos presos que han sido entregados por el Gobierno a Estados Unidos, sin cumplir con sus condenas. Es una forma de claudicación de la soberanía, y una forma que en nada ayuda a enfrentar el problema del crimen organizado que campea en México. De hecho, manda la señal equivocada de que en este país se puede llevar una vida criminal impune y que el único peligro que se corre es ser entregado a la justicia de otro país. 

Que el narcotraficante haya sido secuestrado para entregarlo, habla elocuentemente de que en México la Ley no importa, ni se respeta. Pero qué puede esperarse cuando, además, el Gobierno mexicano le suma más presos al Gobierno estadounidense, se los regala ilegal e inconstitucionalmente, violando sus derechos más elementales, y luego, encima, dice que lo hace porque el propio Gobierno no puede lidiar con la amenaza que representan desde la cárcel…o sea, ni la ley, ni la justicia le importan a nadie, mucho menos al gobierno. Tanto es así que esta justificación totalmente escandalosa e inadmisible no pareció importarle a nadie. 

Obviamente, Ismael “El Mayo” Zambada debe tener una cantidad enorme de información valiosísima sobre los vínculos del poder estatal con el crimen organizado, en por lo menos los últimos cuarenta años y también, seguramente, ha sido la moneda de cambio que ha usado para llegar a un acuerdo con las autoridades de Estados Unidos y evitar así la pena de muerte (a la que no debía de estar sometido). No sobra decir que el Gobierno de Estados Unidos la usará como convenga a sus intereses, que no son los nuestros. 

¿Conoceremos alguna vez esa información? Si el Gobierno de México lo hubiera detenido, los mexicanos podríamos conocer la verdad, pero como no lo hizo, toda la información que llegue estará filtrada por los intereses norteamericanos y será muy difícil discernirla dentro de esa bruma. 

No sabemos, querido lector, qué capítulos están por venir en la serie de Trump contra sus enemigos los carteles mexicanos y latinoamericanos, pero seguro que veremos muchos episodios más, incluidos violaciones a la soberanía nacional. La pregunta es si las acciones que está llevando a cabo en realidad lograrán contrarrestar la producción y distribución de drogas en Estados Unidos o es meramente una estrategia para consumo interno. 

Mientras, el Gobierno de Claudia Sheinbaum se verá cada vez más presionado a combatir frontalmente el problema del crimen organizado y su colusión con autoridades, como no lo ha hecho ningún otro Gobierno. Los “abrazos no balazos” de López Obrador cada vez se ven más lejos, aunque hay que apuntar aquí que la atroz guerra que lanzó Calderón, aún parece estar muy lejos. 

Ojalá que la Presidenta pueda conducir al país con inteligencia en el trance y que los peligros que nos acechan, tanto dentro del país como en el exterior puedan ser conjurados. Especialmente, que México pueda libre y soberanamente investigar, detener y llevar a juicio a los criminales y sus cómplices, cumpliendo la ley, y no espere a que otro país le haga el trabajo, que vaya que es vergonzoso y exhibe como un narcoestado a México, justo la narrativa que el Gobierno de Trump necesita.  

María Rivera

María Rivera

María Rivera es poeta, ensayista, cocinera, polemista. Nació en la ciudad de México, en los años setenta, todavía bajo la dictadura perfecta. Defiende la causa feminista, la pacificación, y la libertad. También es promotora y maestra de poesía. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (FETA 2000) Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005), Los muertos (Calygramma, 2011) Casa de los Heridos (Parentalia, 2017). Obtuvo en 2005 el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.

Lo dice el reportero