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Francisco Ortiz Pinchetti

02/02/2018 - 12:04 am

Dos tipos de cuidado

Y ellos (junto con el también perredista Leonel Luna, presidente de la comisión de Gobierno)  pretenden “secuestrar” y manejar a su arbitrio, en pleno año electoral, la bolsa de siete mil 754 millones de pesos destinada a la reconstrucción de la CDMX.

Mauricio Toledo Gutiérrez, del PRD, y el cacique panista de la CdMx, Jorge Romero Herrera. Fotos: Cuartoscuro

Por supuesto que no me refiero a la inolvidable película de Ismael Rodríguez  protagonizada por Jorge Negrete y Pedro Infante, sino a algo mucho más serio y actual. Grave. Los dos tipos de cuidado a los que aludo son un par de pillos que hoy desmienten todos los pronunciamientos contra la corrupción hechos cotidianamente por las dirigencias de los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) y por su candidato común a la Presidencia de la República, Ricardo Anaya Cortés.

A diferencia de los personajes de Jorge Bueno y Pedro Malo de la cinta estrenada en enero de 1953, hace justo 65 años, se trata de dos sujetos igualmente siniestros. Me refiero al cacique panista de Ciudad de México, Jorge Romero Herrera y a su ahora cómplice perredista, Mauricio Toledo Gutiérrez. Ambos son diputados locales por sus partidos ante la Asamblea Legislativa capitalina. El panista es coordinador del grupo parlamentario albiazul y secretario de la comisión de Gobierno y el perredista preside nada menos que la comisión de Presupuesto y Cuenta Pública. Sus nombres son, en sus propios partidos, sinónimos de abuso y corrupción. Todos lo saben.

Y ellos (junto con el también perredista Leonel Luna, presidente de la comisión de Gobierno)  pretenden “secuestrar” y manejar a su arbitrio, en pleno año electoral, la bolsa de siete mil 754 millones de pesos destinada a la reconstrucción de la CDMX. También, dispondrán el reparto de otros seis mil millones de recursos adicionales para las delegaciones de la capital. En total, ¡más de 14 mil millones!

En el decreto respectivo –impugnado ante la Suprema Corte por Morena–  se dan a sí mismos la facultad, textual, de “autorizar, supervisar, vigilar y proponer” el ejercicio de esos recursos. La razón es simple: aunque Morena tiene la fracción mayoritaria, el PAN y el PRD se han coludido para controlar la Asamblea y agandallar las comisiones… y manejar la lana.

Romero Herrera y Toledo Gutiérrez tienen en común ser unos granujas prepotentes y soberbios, de 39 años de edad ambos; haber sido compañeros –contrincantes entonces– como diputados en la ALDF en 2006-2009, y  jefes delegacionales en sus respectivas demarcaciones en el mismo periodo (2012-2015): el panista en Benito Juárez y el perredista  en Coyoacán, demarcaciones que convirtieron en su coto personal de poder. Los dos han sido reiteradamente acusados por actos de corrupción durante sus respectivas administraciones  y los dos han gozado de inexplicable impunidad. Y hoy, diputados locales por segunda vez, amafiados, tienen el control de la Asamblea y  son piezas claves de sus partidos en la capital.

Son, de verdad, dos tipos de cuidado.

Romero Herrera fue acusado por sus propios correligionarios de falsificar el padrón interno del PAN desde que fue diputado local por primera vez, para lo cual formó una pandilla autodenominada  Los Ocean. Hizo una incorporación masiva y corporativa de falsos militantes. Así se apoderó de cargos partidarios y candidaturas, incluida la suya como jefe delegacional en Benito Juárez.

Durante su administración proliferaron los escándalos de corrupción en el tema de construcciones irregulares.  Simuló el cierre de un centenar de ellas, pero finalmente no hubo una sola clausura en su gestión. La podredumbre brotó de nuevo a raíz de los derrumbes provocados por el sismo de 19S. Se coludió con líderes de ambulantes, encabezados por Esteban Oliva, para incorporar a sus agremiados al listado panista, a cambio de canonjías, moches y la fabricación y venta mancomunada de puestos metálicos “autorizados”. Se sabe de extorsiones millonarias a comerciantes establecidos, contra los que ordenó inspecciones arbitrarias, amañadas.

Ya diputado, protagonizó otro escándalo de alcance internacional –que lo describe tal cual–  al referirse al presidente de la Comunidad Judía en México, Salomón Achar Achar, como “pinche judío” cuando en mayo de 2016 lo vetó para ser miembro honorario de la Comisión de Derechos Humanos del DF. De ese tamaño es el Führer, como le llaman los miembros de su clan.

El impresentable cacique albiazul de la  capital del país reparte chambas y dispone ahora de candidaturas, cargos partidarios, comisiones legislativas, recursos económicos. Ahora mismo se apresta a repartir entre sus incondicionales las diputaciones capitalinas para 2018-2021, las candidaturas delegacionales (alcaldías) y las dirigencias regional y delegacionales del PAN, mientras maniobra para hacerse de una diputación federal plurinominal que lo mantenga protegido por el fuero… con la aspiración además de ser coordinador de su bancada. No tiene límites.

Por su parte, Toledo Gutiérrez, el cacique perredista de Coyoacán,  tiene en su haber acusaciones por extorsión, persecución política y hasta homicidio. Varias veces ha sido señalado por utilizar grupos de golpeadores contra enemigos políticos, vecinos y contrincantes. Hace unos días fue denunciado por Morena como autor intelectual de la agresión que un grupo de presuntos perredistas contra los asistentes a un mitin de la precandidata al gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum Pardo.

En 2013 el entonces delegado fue acusado de dos casos de extorsión a empresarios… por los que el PAN solicitó su destitución. En uno de esos casos, Toledo Gutiérrez fue denunciado por un empresario de extorsionarlo a cambio de permitirle reabrir su gasolinería. Por ese hecho fue encarcelado el secretario particular del delegado, Eduardo Ramírez Vallejo, que cargó con la culpa.

Desde 2015, el ex diputado local Alejandro Robles Gómez y su esposa Saraí Zúñiga han denunciado en distintas ocasiones a su ex compañero de partido Toledo Gutiérrez por acoso, amenazas de muerte y persecución política  Actualmente ellos se encuentran en Canadá, donde ha solicitado asilo político.

Hace unas semanas, Robles Gómez, hoy militante de Morena, acusó en su declaración a Toledo Gutiérrez del presunto asesinato de dos ex colaboradores suyos. La primera muerte, según detalló Reforma,  fue la de Oscar Fabila, quien trabajaba en 2016 en Recursos Humanos de la Delegación Coyoacán y quien acusó a Toledo de actos de corrupción. El segundo homicidio, con características similares, fue la de Manuel Saavedra en 2017.

Romero Herrera y Toledo Gutiérrez debieran ser expulsados del PAN y del PRD, pero ocurre todo lo contrario: son intocables. Con este par de pájaros de cuenta en dos de los partidos que lo postulan suenan a burla los pronunciamientos del candidato frentista Anaya Cortés de acabar con la corrupción a partir de sacar al PRI del poder. ¡Son iguales!  Válgame.

@fopinchetti

Francisco Ortiz Pinchetti
Fue reportero de Excélsior. Fundador del semanario Proceso, donde fue reportero, editor de asuntos especiales y codirector. Es director del periódico Libre en el Sur y del sitio www.libreenelsur.mx. Autor de De pueblo en pueblo (Océano, 2000) y coautor de El Fenómeno Fox (Planeta, 2001).

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