Fabrizio Lorusso
19/09/2024 - 12:05 am
Así no es: un libro de Viri Ríos y Ray Campos
Las desigualdades se dicen y se viven en plural, pues son muchas, distintas, variadas, y se superponen formando una telaraña de agravios y obstáculos a la movilidad social y a una vida digna para algunas personas o sectores.
Así no es es un libro de utilidad pública y social, pedagógico y necesario. Viri Ríos y Ray Campos, sus autores, son investigadores y especialistas de larga trayectoria y enfoque crítico en materia de economía, bienestar y desarrollo.
El texto pretende y logra desmontar mitos, todavía muy arraigados en ideologías libremercadistas y en cierto “sentido común” hegemónico, y arrojar luces para un cambio deseable hacia una sociedad más justa e igualitaria.
Sus once capítulos tienen una estructura similar. Inician con un caso concreto o una anécdota, enuncian una creencia común en México sobre pobreza, “meritocracia” o desigualdad, luego siguen desmenuzando o contextualizando cada creencia con datos sólidos, encuestas y argumentos.
Con fluidez proceden a analizar la situación y las políticas públicas mexicanas, más o menos recientes, al respecto, para poder ofrecer, con un lenguaje muy accesible, una serie de balances, explicaciones y sugerencias, que son guías útiles para que la ciudadanía exija y los gobiernos operen. Cada capítulo cierra con la misma anécdota de apertura y sus posibles interpretaciones y enseñanzas.
Entre otras virtudes, No es así me parece un deleite para profesores, ya que es muy fácil de transformar en material didáctico y de debate, además de que contiene un test inicial, aplicable en clase, por ejemplo, con una batería de afirmaciones sobre las cuales cada quien puede expresar su nivel de acuerdo o desacuerdo y obtener un puntaje. Con base en éste, es posible seguir un camino distinto de lectura entre los capítulos, o bien, dividir un grupo en equipos más pequeños a los que se le asigne algún trabajo ad hoc.
En seguida, desde el índice, reporto los principales mitos que el libro desarrolla, desglosa, critica e invita a profundizar como temas de reflexión, sin necesariamente imponer una visión unilateral de los autores, sino inspirando dudas y curiosidad en sus lectores.
Las nuevas generaciones son más flojas, por eso ganan menos.
Quienes reciben programas sociales gastan en tonterías y dejan de trabajar.
El Gobierno gasta de más.
No somos racistas (sólo, en dado caso, clasistas).
Subir el salario mínimo no sirve de nada.
Somos un país de clases medias.
Cuando la economía crece, la pobreza se reduce.
El norte paga impuestos, el sur es flojo.
Para atraer la inversión hay que reducir los impuestos.
Ya no te pueden subir el salario.
La desigualdad no importa.
Más allá de la riqueza del contenido, la actualidad apremiante de los temas y la eficacia del abordaje, pensado también y sobre todo para un público de “escépticos” y críticos, destaco algunos puntos clave y aprendizajes que en mi opinión se desprenden de su lectura.
Primeramente, la desigualdad no es algo natural, sino que se construye socialmente a partir de las diferencias naturales y de los recursos de poder entre grupos e individuos.
Las desigualdades se dicen y se viven en plural, pues son muchas, distintas, variadas, y se superponen formando una telaraña de agravios y obstáculos a la movilidad social y a una vida digna para algunas personas o sectores.
Esto de por sí causa serios problemas económicos, inhibe el crecimiento y retrasa el desarrollo, se relaciona con la persistencia de la pobreza y erosiona la calidad democrática. Ya debería ser bastante claro, a estas alturas de la historia, que, sin justicia social y niveles aceptables de igualdad, no hay democracia. El llamado “Estado de Derecho” no basta y no da, de por sí, sin justicia sustantiva y radicalidad democrática constructiva.
Considero que esta telaraña de desigualdades se sostiene y se refuerza mediante mitos y prejuicios que benefician particularmente a cierto tipo de élite económica y política, pero que son asimiladas, reforzadas y divulgadas por las otras clases sociales, formando así una suerte de “falsa conciencia colectiva”, basada en la ideología del “echaleganismo”, alias “si quieres, puedes”, entre otras. De hecho, el subtítulo de la obra, justamente, es: “No creas todo lo que te dicen sobre meritocracia, clase media, clasismo, salarios e ingresos”.
Así no es nos recuerda, además, que la economía no sólo está hecha de números, estadísticas y galimatías; sino de personas, vivencias y de decisiones políticas. Puede ser discursiva y comprensible, directa, solidaria y subversiva, y no sólo técnica, administrativa, lejana, engañosa o artificial, como nos enseñan en las escuelas de negocios mainstream.
El texto de Viri Ríos y Ray Campos muestra el hecho de no existe sólo una corriente del pensamiento económico, como nos han forzado a creer los corifeos de la sabiduría convencional neoclásica y monetarista made in Harvard & Chicago, sino que hay muchas más (y mejores) maneras de entender y narrar los fenómenos de la vida social que abordamos como “económicos”.
La desigualdad es simplemente una forma de violencia. Una violencia estructural, como la pobreza. Esto significa que es sistémica, es decir, fue construida históricamente a lo largo del tiempo y se encuentra enraizada en la estructura de una sociedad. Por eso nos parece algo “normal” que no debería cuestionarse, cuando en realidad es el producto de una organización social injusta y arbitraria.
De hecho, los lugares comunes, las fake news y las mitologías, deliberadamente confeccionadas por grupos poderosos sobre las violencias en general y en México, comparten muchos mecanismos y conclusiones falaces con los mitos de que nos hablan Viri y Ray sobre la economía, los salarios, el trabajo y el mérito en una sociedad altamente desigual como la nuestra. Baste citar a manera de ejemplo el clásico refrán de las autoridades de Gobierno y de procuración de justicia sobre que las personas desaparecidas, que son víctimas de violencias extremas, dizque se habrían ido voluntariamente, andarían en algo malo o huyeron con su pareja. Así, la gente es inducida a creer que si se sigue un presunto “buen camino” la violencia no la alcanzará. Sin embargo, así no es.
Entonces, la desigualdad social, racial, patrimonial, salarial, étnica, de género y de acceso a recursos de poder depende menos de las diferencias naturales e inevitables entre seres humanos que de una larga serie de decisiones políticas y económicas, marcadas por dinámicas de control y conflicto, por un continuum de discriminaciones hacia ciertos grupos y por narrativas que las justifican y normalizan. Así no es lo revela desde la ciencia y el compromiso por la justicia.
Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.
más leídas
más leídas
opinión
opinión
06-10-2024
06-10-2024
06-10-2024
06-10-2024
06-10-2024
05-10-2024
05-10-2024
05-10-2024
destacadas
destacadas
Galileo
Galileo