CRÓNICA | Al menos 60 mil trabajadores salen a las calles del DF con un lamento: “los derechos sociales han muerto”

02/05/2014 - 12:04 am
Nos jodieron Foto: SinEmbargo. Francisco Cañedo
“Ya se sabe que esto está perdido, huele a muerto, apesta. Nos jodieron. Nos jodieron”, dice uno de los trabajadores en la marcha. Foto: SinEmbargo. Francisco Cañedo

Ciudad de México, 2 de mayo (SinEmbargo).– Van bien muertos. Al mediodía, resucitados del más allá tomaron la vanguardia de la manifestación del 1 de mayo –Día Internacional del Trabajo– en la Ciudad de México sólo para decir que los derechos sociales han sido tan pisoteados que conviven con ellos bajo las tumbas. Para salir a la marcha, trabajadores de gasolinerías se vistieron de zombis y llegaron al Zócalo antes que ninguno, en el contingente de las Organizaciones de la Unión Nacional de Trabajadores y del Frente Amplio Social.

Pero los disfraces se desploman porque la representación entra en crisis. Un buen zombi, uno que se precie de hacerse llamar zombi, no podría gritar tanto ni mostrar tanta energía. Frente al Palacio Nacional, los únicos enemigos se llaman reformas estructurales; pero no tienen forma, son abstracciones, gigantes como molinos de viento. Uno de los trabajadores acepta despojarse de la facha: “Ya se sabe que esto está perdido, huele a muerto, apesta. Nos jodieron. Nos jodieron”.

Hay que reclamar, como antes, como ahora: ¡Fuera Peña! ¡Fuera Peña! ¡Fuera Peña!

Ayer no sólo se protestó por la Reforma Laboral impulsada por el anterior Presidente, Felipe Calderón Hinojosa; sino por todo el tren que su sucesor, Enrique Peña Nieto, echó a andar desde febrero del año pasado. Ahí mismo, en febrero, en Palacio Nacional proclamó la Educativa, rodeado por los miembros de todo su gabinete y sin Elba Esther Gordillo quien fue detenida 24 horas después. Luego, en menos de tres meses y bajo el cobijo del olvidado Pacto por México logró la aprobación de la de Telecomunicaciones y la de Amparo. Vinieron como en cascada la Fiscal, la Financiera (con sus 17 iniciativas), la Energética y la Política. Cada  una, dependiente de la otra.

Acaso por eso, la figura de Peña Nieto viene en vilo, sostenida por cuatro miembros de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), más o menos por Bellas Artes. Trae un copete de cartón de 20 centímetros, un traje negro y corbata azul. La barbilla salida, el rostro adusto. A él lo derrotarán al final de esta manifestación. Lo tumbarán. Lo pisotearán. Pondrán sobre los restos, el letrero pintado en una cartulina amarilla: “Se vende Patria. Todo en partes”.

En realidad, en estos momentos, el Presidente está en Los Pinos en el evento oficial. Se conocerá que su discurso vuelve a centrarse en la defensa de las reformas que envió al Congreso de la Unión. La estelar fue la Energética. “Atraerá grandes inversiones al país”, dice el Primer Mandatario frente a empresarios y líderes sindicales.

Se conocerá también, por el Tiempo Real del Twitter y los periódicos en línea, que el Secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, resalta allá en Constituyentes “la paz laboral” que hay en este sexenio y que 300 mil puestos de trabajo migrarán de la informalidad a la formalidad.

En el Zócalo, estos zombis muestran poca fe y mucha rutina. “Los derechos sociales están muertos con todo lo que ha aprobado el Congreso”, dice uno.

El Gobierno del Distrito Federal ha asegurado que todo concluirá a las cinco de la tarde y que nadie se quedará en el Zócalo. Muy temprano, desde las ocho, empezó el desfile en el que participaron diez grupos de manifestantes que salieron de diferentes puntos de la Ciudad. Algunos se acompañaron con bandas de viento que entonaron canciones típicas de Oaxaca o Sinaloa; otros de gritos y algunos, de puro silencio.

¿LA PAZ LABORAL?

El cristal. Foto: Francisco Cañedo
Los anarquistas aparecieron y dejaron el sello que los distingue en las marchas: la violencia. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

La lluvia cede al sol y al revés. En el Centro Histórico capitalino, desde el 1 de diciembre, sólo hay un extremo para transitar: el del remolino. Ya que viene al caso, ese extremo, en las protestas, sólo ha encontrado una forma: la violencia. El cristal del cajero del Bancomer de Palma ha caído rendido ante el palo de un encapuchado en la escena-lugar común gobernada por el grupo llamado anarquista.

Ahí van, como siempre, rumbo a Televisa-Chapultepec, dejando tras de sí vidrios rotos y polvaredas. Sus caras bajo los pañuelos, vendas y máscaras de plástico –que simulan a Anonymous– vuelven a evadir la lente de los fotógrafos que los persiguen.

Y el consabido guión:

1.-El grito de que los fotógrafos son policías disfrazados de civil surge seco, tan fugaz que no se le encuentra origen

2.- Se arma la trifulca. A luchar unos y otros

3.- Arranca una corretiza rumbo a Televisa-Chapultepec

Los palos, las pañoletas, los golpes son ingredientes de cada marcha en el Distrito Federal, así como el olvido de sus motivos esenciales. Por ejemplo, hoy, 1 de mayo,  a las 16:00 horas, cuando aparecieron los anarquistas, parecía que las palabras del líder de los pilotos, Carlos Manuel Díaz Chávez, habían quedado en el pasado cuando apenas las dijo a las 12:00 horas.

“Requerimos una profunda reforma social y democrática del Estado que instaure mecanismos de democracia participativa , como el Consejo Económico y Social, sustentada en un nuevo pacto social y que cambie el rumbo de la economía”, leyó en un manifiesto una vez que su contingente –el de la Unión Nacional de Trabajadores y el Frente Amplio Social– arribó al Zócalo.

Es la cuarta marcha del Trabajo de los ex empleados de Mexicana de Aviación desde que la compañía suspendió operaciones en 2010. Un año antes, lo hizo Luz y Fuerza del Centro (LyFC). De modo que en este mediodía hay 24 mil trabajadores que reclaman indemnización. 15 mil son electricistas y 9 mil pertenecen a la aviación, entre pilotos, sobrecargos, y otros trabajadores de la pista.

Y Martín Esparza, con camisa blanca y los símbolos de la extinta LyFC, va serio, al frente de todo el contingente de la Nueva Central de Trabajadores. Antes de empezar la marcha, en el Ángel de la Independencia, dijo algo que no logró agitar a nadie, como si quienes lo siguen estén acostumbrados a una esperanza pausada, a sorbos. “En este 2014, al cumplirse 100 años de la Compañía, tenemos que lograr la reinserción de 15 mil trabajadores”. Dijo el líder que su Central ya inició negociaciones con la Secretaría de Gobernación. Pero nadie aplaudió.

“Sí, mire, yo le puedo hablar de un pasado fabuloso”, dice un electricista mientras se une para ayudar a sostener una pancarta de tela de fondo negro y letras rojas.  “Sí hubo un tiempo aliviado en que uno tenía dónde trabajar”, suelta mientras sus pasos se incorporan a la marcha del Trabajo Internacional, en Reforma.

Las consignas de los electricistas no se reducen a contrariar a la Reforma Energética, hacen también tonadas que desembocan en: ¡Fuera Peña!

LAS CALLES, DE NUEVO PARA LOS MAESTROS

 

Durante la protesta, la CNTE acordó volver a las calles. Foto: SinEmbargo. Francisco Cañedo
Durante la protesta, la CNTE acordó volver a las calles. Foto: SinEmbargo. Francisco Cañedo

Quienes no se integran al grito son los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) porque prefieren ir por la lateral. Avanzado un tramo, los secretarios generales de Oaxaca, Rubén Núñez; de Michoacán, Juan José Ortega Madrigal, y del Distrito Federal, Enrique Enríquez, anuncian que pronto volverán a las manifestaciones callejeras en la Ciudad de México y en ciudades de otros 26 estados.

“Nosotros nunca nos fuimos de aquí. Lo mismo, lo mismo pedimos: que regionalicen la evaluación para darnos derecho al trabajo”, dice el profesor Manuel, de Los Mixes de Oaxaca. Y a sus declaraciones ya les ha caído las primeras gotas del aguacero que después será tupido y de gota gruesa. La marcha lleva un ritmo armónico. En lugar del rumbo hacia el Zócalo, los maestros han tomado Bucareli, rumbo a la Secretaría de Gobernación. Un grupo comisionado ingresó al edificio de la dependencia para entregar un pliego petitorio cuya esencia es la abrogación de la Reforma Educativa. Además, en el documento, los profesores piden seguridad en sus empleos, mejores condiciones en las zonas rurales, así como en las pobres de las ciudades, y ratificación de la Educación Pública.

***

Ayer, para conmemorar el Día del Trabajo, unos 60 mil trabajadores de los gremios de pilotos, electricistas, maestros, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Organización Clasista y Rojo llegaron en forma paulatina al Zócalo capitalino, desde las 8:00 horas hasta las 17:00. Unos tres mil 500 elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) fueron desplegados. Con excepción del cristal del cajero de Isabel la Católica que fue roto a palazos por un anarquista, no hubo saldo rojo. El suelo del Zócalo donde hay cartulinas con letras deformadas habla de una marcha en la que se protestó por las reformas estructurales para revivir los derechos sociales.

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