SETV | Medios mexicanos ante la muerte: los riesgos de contar una violenta realidad

02/11/2015 - 12:00 am

Desde el inicio de la guerra contra el narco, lanzada en diciembre de 2006 por el entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa, los medios y periodistas mexicanos han visto crecer la violencia contra los ciudadanos, pero también en su contra. Paulatinamente, también se han visto en la necesidad de profesionalizar su cobertura antes las tragedias.

Por Luis Manuel Mendoza

Ciudad de México, 2 de noviembre (SinEmbargo).– Inocentes o culpables, las muertes por violencia son, por desgracia, el pan de cada día para los medios de comunicación mexicanos. No hablar de la violencia que generan, por ejemplo, los carteles del narcotráfico es hacerse ciego ante la situación que vive el país.

La situación no es nueva. México ha sufrido escaladas de violencia en diferentes etapas de su vida democrática. En el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa el país vivió en carne viva las medidas ejecutadas por el Gobierno federal: la cifra de muertos por violencia superó los 120 mil.  La política gubernamental en el presente sexenio, en teoría, se transformó. Lo que no ha cambiado son los muertos.

Los medios de comunicación, quizá hoy más que antes, conviven con la muerte violenta a través del trabajo del reportero, sobre todo aquellos que cubren la guardia nocturna y la sección policiaca.

Un grupo de reporteros gráficos circulan a toda velocidad durante la noche para lograr una instantánea que permita al medio contar la historia. Al llegar se encuentran con los primeros retos: la autoridad.

La relación entre los reporteros y los oficiales es compleja: uno cumple un protocolo de seguridad, el otro busca que una fotografía, un video, un relato cuenten lo sucedido.

El segundo reto: la familia. A nadie le gusta que fotografíen la tragedia familiar. Si los fotógrafos llegan antes tienen minutos de libertad para contar la historia.

Al final, el tratamiento depende de cada casa editorial. Lo que sí es cierto es que deben apegarse a lineamientos en pro de los derechos humanos y la preservación de la identidad y la presunta inocencia.

En la mesa editorial cobra interés un tema más: la relevancia social. No se puede hacer caso omiso de la ética periodística, pero si el caso es relevante la sociedad necesita saberlo.

En conclusión, los medios de comunicación han tenido que profesionalizarse para hablar la muerte. Los lectores se encargarán de ponernos en el lugar que merecemos, ético o amarillista, profesional o no. Pero no debemos olvidarnos que la realidad es una y debe contarse.

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