Tejer para vivir, vivir para tejer: Una historia sobre encontrar lo que te hace feliz

04/06/2017 - 12:05 am

Yazmín vive en Xalapa desde hace 41 años, ahí en la capital veracruzana ha podido experimentar el acoso, el desempleo y el abuso a los derechos laborales. Pero también, el poyo familiar, de los amigos, los talentos ocultos y sobre todo, aprender la importancia de encontrar lo que verdaderamente te enriquece, dejar de ser esclavo de un empleo para comenzar a vivir.

Ciudad de México, 4 de junio (SinEmbargo).– Era el 2013 cuando Yazmín Ornelas López recibió la noticia: luego de casi 15 años de laborar en una institución bancaria, fue despedida. Entonces con 37 años, la mujer de Xalapa, Veracruz, vio complicado encontrar un nuevo empleo, por lo que se enfrentó con sí misma, con la situación en su comunidad, en su estado, en el país y decidió por fin, empezar a vivir, alejarse del estrés de la rutina y tejer el tiempo a su manera.

“Trabajé para Banco Nacional de México, que es ahora Citibanamex, pero me hicieron el grandísimo favor de liquidarme en 2013, porque las políticas dictan no dejar a la gente hacer antigüedad para no pensionarlos”, dice Yazmín en entrevista con Magazine.

“Al principio sí sentí mucho temor, pues por lo menos aquí en Xalapa te contratan hasta los 35 años, yo tenía 37. Entonces sales y a lo primero que te enfrentas es a tu propio espejo, a esa realidad en la que dices ‘chanfle, si no me conoce alguien, no me va a contratar ni a dar trabajo’, me costó un poco adaptarme porque la dinámica de trabajo es muy pesada, te tienen como robotito, te ponen a chambear a chambear a chambear, una rutina de trabajo forzado de 10 a 12 horas diarias. Sin embargo, te das cuenta que tienes otras opciones, que si tienes dos manos y una cabeza para pensar en qué es lo que vas a hacer, te puedes dedicar a ese tipo de cosas, en este caso las manualidades, que a lo mejor no son para todos, pero existen opciones, está la cocina u otras cosas que si te lo propones, lo haces”, continúa.

Hasta hace cuatro años, Yazmín formaba parte de las 19.9 millones de mujeres trabajadoras en México, pero también, de ese 19.2 por ciento, que a pesar de tener prestaciones y acceso a servicios de salud, cumple con una jornada laboral de más de 48 horas por semana, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

“Lo único que extraño del banco son las quincenas y el aguinaldo, porque el estrés para nada. Te das cuenta que te levantas un lunes y de las 8 de la mañana a las 12 pm ya fuiste a hacer compras para la comida, ya te dio el sol, fuiste a correr, ya hiciste 20 mil cosas que antes no podías. Yo dejé de tener vida, trabajaba de lunes a sábado, era un estrés constante que te hace malcomer en 15 o 20 minutos, subir de peso, la presión es tremenda. Honestamente no cambiaría mi vida de ahora, trabajando medio tiempo por las tardes, a estas alturas aprendí a quererme lo suficiente como para decir ‘tengo una vida’”, dice Ornelas.

UN BALDE DE AGUA FRÍA

Los tejidos de Yaz, traen toda una historia detrás. Foto: Yazmín Ornelas

Yazmín es casada (igual que el 38 por ciento de las mexicanas mayores de 12 años) y junto con su familia, ha vivido en la capital veracruzana toda su vida y aunque consideró cambiarse de residencia –tal vez a la Riviera Maya– el trabajo de su esposo en difusión cultural, su hija y sus padres, le impiden moverse.

“Vivimos en una casita en el campo, que es rentada y tenemos claro ambos que el día de mañana que tengamos que agarrar camino para otro estado o país, porque nunca sabes a dónde te va a llevar el destino, no tenemos más que nuestra ropa para agarrar, guardarla en el carro, los recuerdos los guardas en cajitas y te vas”, dice la entrevistada.

Veracruz, la tercera entidad con más homicidios en lo que va del año, con 111 mil desempleados en edad laboral y el 58 por ciento de su población en situación de pobreza, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) es también el hogar de cientos de profesionistas, trabajadores, amas de casa y familias, que tienen como única visión salir a delante.

“Lo único que necesité fue el apoyo de mi marido, pero sí fue un balde de agua fría cuando yo marqué mi salida en el banco porque te enfrentas a la duda de qué vas a hacer […]  Sí mandé currículums y algunos clientes que me conocían llegaron a echarme una mano, pero los sueldos que ofrecían eran muy bajos por todo el día con una hora para comer, entras a las 9 am y sales a las 8 pm. Fue decepcionante que tocas una puerta y no funciona. Está tan peleada la situación laboral aquí en el estado que la gente que quiere, trata de cuidar su chamba”, continúa el relato.

Datos del Observatorio Laboral indican que en esta entidad, el sueldo promedio para los profesionistas es de 9 mil 657 pesos al mes y es, sin embargo, la quinta entidad con mayor número de profesionistas ocupados, sólo después de la Ciudad de México, el Estado de México, Nuevo León y Jalisco. No obstante, la diferencia en el promedio salarial entre la capital del país y Veracruz, es de casi 7 mil pesos.

“Estudié contaduría pero en el último semestre la abandoné… hay algo que se llama dignidad y cuando no quieres acceder al acoso de un maestro, esas cosas suceden. Desafortunadamente cuando tienes 20 años es bien fácil comerse el mundo, pero cuando tienes 40 te das cuenta que el mundo te devoró. Es entonces cuando digo que si hubiera terminado mi carrera, ahorita no hubiera tenido tantos problemas para laborar, pero la situación está tan triste a nivel estado, porque conozco mucha gente joven que está sin chamba. Como técnico soy auxiliar contable”, menciona Yazmín.

La perspectiva de Ornelas López va más allá en las cifras, pues de acuerdo con información de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), acceder a la educación superior en México es, cada vez, menos sinónimo de una mejoría en las condiciones económicas, pues entre 2005 y 2016, la población que gana más de tres salarios mínimos, como los profesionistas, se ha reducido en un 50 por ciento.

LA RESPUESTA EN EL TEJIDO

Imagen: Yazmín Ornelas

“Yo tejo desde que tengo ocho años, estudié en una escuela para niñas en la que llevábamos clase de tejido y ahí fue donde aprendí. Mi mamá con tal de que no me saliera a jugar con las amiguitas a la calle, me siguió enseñando para que me fuera adentrando en estas cuestiones. Siempre había hecho prendas para mí, para mi esposo, para mi hija, de regalo, pero es hasta 2013 que yo me quedo sin chamba y que aunque hay muchas mujeres que se dedican a este tipo de cosas, yo lo tomo como un trabajo de medio tiempo y es como empiezo a generarme un ingreso, no muy grande, pues la gente no valora el trabajo hecho a mano”, nos cuenta Yazmín.

Fue hasta hace un año que, animada por sus amigas, la veracruzana se decidió a abrir una página de Facebook para mostrar su labor: “empiezas con la amiga que te compra y te recomienda y de repente otra persona más y afortunadamente tu trabajo habla por ti y es como te vendes, porque un trabajo mal hecho y aparte caro dicen ‘gracias, mejor no’”.

Además de todo, encontró en las puntadas y el hilo una escapatoria a los problemas diarios, pues tejer le resulta terapéutico, es una actividad en la que puede invertir horas y le ayuda a distraer la mente. “¿Alguna vez viste Billy Elliot, que le preguntan qué siente al bailar y dice que es como desaparecer, como la electricidad? Algo así, como salirte de tu zona de confort, para empezar a crear”, dice.

Para finalizar, Yazmín manda un mensaje: “me dirigiré a las mujeres, que sobre todo cuando dependen mucho de sus esposos, se separan, piensan que ya no hay otra vida y nada más. Pero hay mucho, mucho por cual luchar, por cual estar, por cual seguir. A lo mejor suena egoísta, pero no puedes decir que vas a salir adelante por alguien más, tienes que salir adelante por ti mismo, porque si algo yo he aprendido es que los hijos crecen y se van. Si en algún momento te llegas a quedar sin trabajo, sin pareja o que simplemente te sientes vacía, busques una actividad, la que te guste, la que quieras. Una actividad que permita distraer tu mente y que a su vez, te ayude a pensar qué es lo que quieres y cómo lo quieres. Existen opciones, siempre y cuando tú no te cierres, no te des un portazo”.

“A estas alturas aprendí a quererme lo suficiente como para decir ‘tengo una vida’”. Foto: Yazmín ornelas

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