En declaraciones a los periodistas a su regreso, el asesor de la delegación de Trípoli, Ashraf al Shaj, aseguró que se han producido avances pero que aún quedan algunos flecos que atar respecto a la composición del gobierno de unidad nacional propuesto por Naciones Unidas.

“Se han puesto sobre la mesa ideas prácticas sobre la composición del mando militar que han sido aprobadas por la mayoría de los observadores internacionales”, afirmó.

“Esas propuestas pueden propiciar una solución, pero no pueden ser abordadas únicamente en el contexto de la elección del presidente, que será a su vez el comandante supremo de las Fuerzas Armadas”, advirtió.

Al Shaj reveló, asimismo, que León proseguirá con sus esfuerzos con sendas visitas al este y el oeste de Libia en las próximas 24 horas.

El diplomático español consiguió que el CNG obviara sus reticencias de los últimos meses y se sumara de nuevo al diálogo político, varado desde el principio del verano.

El CNG, por su parte, aseguró que había accedido a volver a la mesa de negociación solo después de que el representante de la ONU garantizara que sus enmiendas al plan de paz firmado en verano por Tobruk serían incluidas en la discusión.

Las reticencias del llamado gobierno rebelde de Trípoli giran en torno al reparto de la presidencia y las dos vicepresidencias del gobierno de transición, y en particular en torno a la unificación de las milicias respectivas, que aun combaten entre sí en ciudades como Bengasi.

A este respecto, ambos gobiernos parecen decididos también a rechazar la propuesta de un desembarco de tropas extranjeras en el país para garantizar la estabilidad del futuro Ejecutivo de unidad nacional.

Libia es un estado fallido, víctima del caos y la violencia diaria, desde que en 2011 la comunidad internacional apoyara el alzamiento rebelde y contribuyera militarmente a la caída régimen dictatorial del coronel Muamar el Gadafi.

Desde entonces, el país está dividido, con un gobierno rebelde en Trípoli y otro internacionalmente reconocido en Tobruk, que luchan por el control de los recursos naturales apoyados por exmiembros del antiguo régimen gadafista, islamistas, líderes tribales y señores de la guerra que trafican con armas, drogas y personas.

De la división se benefician grupos yihadistas afines al Estado Islámico y a Al Qaeda en el Magreb Islámico, que en los últimos meses han ampliado su poder e influencia en el país, donde no cesan los combates.

En este contexto, León insiste en que el acuerdo podría quedar listo a mediados de septiembre y ser rubricado en octubre, ya que la crítica situación económica que atraviesa la nación norteafricana podría conducir al colapso.