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Óscar de la Borbolla

09/01/2017 - 12:00 am

Sólo para matemáticos

  Cuando uno reflexiona acerca de las distintas actividades a las que las personas dedican su vida, pueden, según sea el ánimo en el que uno se encuentre, parecer valiosas, interesantes, útiles… o resultar absurdas, complicadas y como todo -si se considera al cabo de millones años-completamente inútiles. Hay una, sin embargo, que por muy […]

 

Hay un número que posiblemente sea el más popular de todos los que se han bautizado, el que resulta de la pregunta ¿cuántas veces el perímetro de una circunferencia es mayor que el diámetro de esa misma circunferencia?, o sea el número π (pi). Foto: Especial
Hay un número que posiblemente sea el más popular de todos los que se han bautizado, el que resulta de la pregunta ¿cuántas veces el perímetro de una circunferencia es mayor que el diámetro de esa misma circunferencia?, o sea el número π (pi). Foto: Especial

Cuando uno reflexiona acerca de las distintas actividades a las que las personas dedican su vida, pueden, según sea el ánimo en el que uno se encuentre, parecer valiosas, interesantes, útiles… o resultar absurdas, complicadas y como todo -si se considera al cabo de millones años-completamente inútiles. Hay una, sin embargo, que por muy difícil que resulte o por rara que sea, a mí, al menos, normalmente se me antoja atractiva y lamento no haberla descubierto a tiempo; me refiero a ese arte -que no ciencia- que es la matemática.

Poder ver pautas, patrones, regularidades; encontrar la manera de convertir en axiomas los problemas del mundo y resolverlos irrebatiblemente a fuerza de lógica; generar universos consistentes; llegar a demostraciones absolutas y… me resulta fascinante. Cómo me gustaría poseer esa visión peculiar con la que cuentan los matemáticos. Alguna vez leí que la tarea del matemático es como entrar en una habitación oscura, y cuando todo está aclarado pasar a otra habitación oscura.

No estoy, por supuesto, pensando en las operaciones que de modo mecánico se llevan a cabo y que hoy realizan en un santiamén las calculadoras, sino en esas mismas operaciones pero cuando alguien las planteó por primera vez de manera elegante y, con ello, dio un paso y llegó al filo de un horizonte que no existía o, al menos, que nadie había visto que existiera.

Tres siglos fueron necesarios para que Andrews Wiles resolviera el Último Teorema de Fermat, y ¡qué conquista! cuando Pitágoras describió la amistad como la relación que hay entre los números 220 y 284, ya que los divisores de 220 (1, 2, 4, 5, 10, 11, 20, 22, 44, 55 y 110) al sumarlos dan 284 y los divisores de 284 (1, 2, 4, 71 y 142) suman 220.

Hay un número que posiblemente sea el más popular de todos los que se han bautizado, el que resulta de la pregunta ¿cuántas veces el perímetro de una circunferencia es mayor que el diámetro de esa misma circunferencia?, o sea el número π (pi). Todos hemos oído que equivale a 3.1416; pero la verdad es que es 3,14159265358979323846… y sigue y sigue… (hace unos pocos años, 2009, se habían generado dos billones y medio de decimales gracias a una súper computadora que empleó días en arrojar esa inmensa aproximación, pues al parecer π (pi) nunca acaba). Lo más interesante es que en esa secuencia “infinita” de decimales no hay pauta de repetición, racionalidad, precisamente por lo cual π (pi) es un número irracional.

Menciono todo esto no porque yo sea un matemático, sino, precisamente, por no serlo y, por ello se me ha ocurrido que los decimales de π (pi) al no tener pauta son equiparables al azar, o lo que es igual, siendo π (pi) una secuencia azarosa infinita, entonces, necesariamente en algún tramo de π (pi) debe estar cualquier secuencia azarosa finita.

En otras palabras, los números que salen en una mesa de ruleta durante una hora, así, en ese secuencia en la que aparecieron, deben estar en algún lugar de π (pi). Y si esto es cierto tendría unas consecuencias formidables, sobre todo si la secuencia de azar finita fuera descubierta en π (pi) oportunamente. Es decir, si la encontráramos, para seguir con el ejemplo de la ruleta, a la media hora de estar jugando…

Lo que quiero decir es que si toda secuencia azarosa finita de números necesariamente está en π (pi), entonces este maravilloso número irracional podría servirnos para prever el siguiente o siguientes números dados por el azar. En caso de que no hubiera coincidencia, entonces, habría que buscar en π (pi) la secuencia finita ampliada, pues también esa necesariamente está, dado que π (pi) tiene una secuencia infinita de decimales sin patrón de repetición.

Twitter:

@oscardelaborbol

Óscar de la Borbolla
Escritor y filósofo, es originario de la Ciudad de México, aunque, como dijo el poeta Fargue: ha soñado tanto, ha soñado tanto que ya no es de aquí. Entre sus libros destacan: Las vocales malditas, Filosofía para inconformes, La libertad de ser distinto, El futuro no será de nadie, La rebeldía de pensar, Instrucciones para destruir la realidad, La vida de un muerto, Asalto al infierno, Nada es para tanto y Todo está permitido. Ha sido profesor de Ontología en la FES Acatlán por décadas y, eventualmente, se le puede ver en programas culturales de televisión en los que arma divertidas polémicas. Su frase emblemática es: "Los locos no somos lo morboso, solo somos lo no ortodoxo... Los locos somos otro cosmos."

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