Creyentes católicos y turistas participan en ceremonias en Yucatán

18/04/2014 - 7:07 pm

Acanceh, Yuc., 18 Abr. (Notimex).- Centenas de creyentes católicos y turistas se dieron cita en esta ciudad maya, para participar en la edición número 34 de la representación de la pasión y muerte de Jesucristo.

Las calles de esta cabecera municipal, cuyo nombre significa “El lamento del venado”, se convirtieron en Sanedrín, en un sitio de tortura, palacio romano y en el “Monte de la Calaveras”, donde murió Cristo.

El inclemente Sol de la mañana cedió su lugar al mal tiempo, que permitió la realización de la representación sin contratiempos, pese a que en numerosas ocasiones algunas gotas de lluvia se dejaron sentir sobre los presentes.

Así, la plaza de las tres culturas, conocida así por contener edificios mayas, coloniales y modernos, sirvió de marco para recordar la muerte del Mesías, pero a la vez, la resurrección anual de un pueblo ubicado en la ex zona henequenera y que hoy vive prácticamente de la actividad maquiladora.

Por séptima ocasión, Alberto Estrella Escalante, de 33 años, escenificó el papel de Jesús antes de morir, aunque en esta última ocasión esperó dos años para representar de nueva cuenta a Jesús, tiempo en el que fue un legionario romano.

Pese a ser sólo una representación viviente de un viacrucis, los azotes con piel sintética que propinó un centurión a “Jesús” propició que su piel se enrojeciera e inflamara aunque sin romperse.

El entorno del nuevo “Gólgota” de los cristianos se llenó de nuevos mercaderes que a pesar de algunas gotas de lluvia presentaron buenas ventas con la oferta de “bolis”, paletas, aguas y sombrillas.

Los gritos de éstos se confunden con las mujeres que gimen, porque los centuriones las apartan del “maestro”, como lo hacen del resto de la gente sin importar el cómo, a gritos, a empujones, pues hoy son la máxima autoridad en esta localidad pobre a causa de la muerte del llamado oro verde.

El maestro avanza, recorre calles de asfalto, en algunos tramos el caminar es más lento: hay topes, baches, gente que se atraviesa, voces que de nuevo torturan a un Cristo sediento y a punto desfallecer.

Chaac no cede, sus negras nubes acompañan la marcha, al igual que el polvo que se levanta, que entra por la boca, por la nariz del nazareno que pareciera olvidar que son tres sus caídas, por momentos tambalea, se acomoda la cruz.

A empellones llega al “Gólgota Maya”, Chaac lo vigila desde la parte más alta de una espectacular pirámide y que sirve de fondo al madero donde fue crucificado.

Los hipiles sirven también de prendas para enjuagar el rostro de muchas mujeres mayas que peguntan a sus hijos, a sus nietos, si la muerte de Jesús en verdad fue así.

El rito de dolor de Juan y María la madre de Jesús, contagia a otros que lo miran clavado en la cruz y al letrero sobre su cabeza, en el que se inscribe “Jesús Rey de los Judíos”.

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