Jerusalén, 26 nov (EFE).- Israel ha anulado el permiso de residencia con el que contaba la mujer de uno de los dos atacantes palestinos que la semana pasada mataron a cuatro rabinos y un policía en un atentado contra una sinagoga, informó el Ministerio del Interior.
“He ordenado cancelar la residencia de la mujer en Israel. Todo aquel que participe en terrorismo debe tener en cuenta que sus actos tendrán consecuencias también para su familia”, dijo el ministro del Interior, Guilad Erdán, en una información que recoge la edición en internet del diario Yediot Aharonot.
La mujer del atacante, Nadia Abu Yamal, nacida en Cisjordania, vivía con su marido en la aldea de Yabel Mukaber, en la parte ocupada de Jerusalén este, y ambos contaban con la tarjeta israelí de residencia por encontrarse dentro del perímetro municipal de la ciudad santa.
Abu Yamal había obtenido el permiso gracias a una ley de reunificación familiar, pero ahora, tras la revocación del permiso de residencia, deberá abandonar Jerusalén, según el ministro.
La revocación de la residencia de palestinos es una de las medidas del paquete de ocho que el Gobierno israelí prepara para tramitar en el Parlamento, como parte de su lucha contra la creciente ola de ataques de carácter nacionalista en la ciudad santa.
Las otras contemplan la anulación del carné de conducir durante diez años, la destrucción de la vivienda familiar en los casos más graves, la deportación a Gaza y la anulación de derechos sociales.
El paquete sería aprobado como legislación temporal y como “medidas de emergencia” mientras dure la ola de ataques.
El atentado contra la sinagoga, perpetrado por Ghasen y Odei Abu Yamal, primos, fue el último de una cadena de ataques palestinos dentro de la espiral de violencia que comenzó en junio con el asesinato de tres adolescentes judíos y otro palestino.
La guerra en Gaza el pasado verano, sucesivas visitas de políticos israelíes a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, o Monte del Templo, la expansión de la colonización judía en Jerusalén Este y un exacerbado discurso por parte de los dirigentes israelíes y palestinos han elevado la tensión en la zona hasta niveles sin precedentes desde la segunda intifada, entre 2000 y 2004.
