Ciudad de México, 27 de agosto (SinEmbargo).- “¿Crees que este viaje nos está separando o acercando? Yo también he emprendido un viaje. Este viaje. Veinte mil leguas de viaje al fondo del cuaderno. Un viaje sin destino. Una fila sin un fin. Una sala de espera sin finalidad. No sé bien cuándo termina. No sé a dónde llegaré. O si es que llegaré. ¿A dónde voy?”, dice la joven escritora mexicana Brenda Lozano, en su nueva novela Cuaderno ideal, recientemente editado por Alfaguara.
Para la autora de Todo nada (Tusquets), nacida en 1981 en ciudad de México, su trabajo, inclasificable, difícil de catalogar en un género definido, obedece a la convicción de que “no existe un cuaderno ideal, ni tampoco una idea ideal, ni siquiera un amigo ideal”, dice en entrevista con SinEmbargo.
“Es como si nos propusiéramos concretar una caminata ideal. Puedes ir por aquí, por allá, y quién sabe lo que encontrarás en el recorrido”, dice Brenda, para quien la palabra contiene lo real y lo imaginario en partes iguales y simultáneas, puesto que “la palabra lleva al fondo y también deja nadar a gusto en la superficie”.
La protagonista de Cuaderno ideal es una mujer que está a la espera de que regrese su hombre, Jonás. Decide así comprar un cuaderno mediante el cual relatarle todo lo que vive y siente mientras él viaja por España, país de origen de su madre.
– La vida puede tornarse más interesante si uno va tomando notas de lo que vive…
– Creo que sí. Son como notas al margen, una posibilidad que me encanta. Ir caminando por la calle y anotar la escena del viejito que se abrocha las agujetas de sus tenis blancos…dan ganas de subrayar la escena y convertirla casi en una frase. Los cuadernos tienen esa bondad.
– Cuaderno ideal parece de todos modos el testimonio de alguien que elige mirar por la ventana
– Puede ser. Si la vida pudiera dividirse en dos posturas, la de la silla o andando, la narradora efectivamente está sentada y desde allí cuenta. El viaje de Jonás, en cambio, es hacia el exterior, hacia el afuera. Ella ha sufrido una especie de accidente del que desconocemos los detalles. Él pierde a su madre, un hecho que siempre trae muchas consecuencias muy visibles en la vida diaria. Él lucha con la ausencia y ella con la pérdida de algo en ella. La combinación de ambas circunstancias se trasunta en el Cuaderno ideal.
– La vida es una postal también…la librería Alfonso Reyes en la calle Alfonso Reyes, un enano que pasa…
– Sí, basta que uno ponga un poco de atención cuando sale a la mañana de su casa, puedes ir trazando y enlazando las historias que transcurren a tu paso. Ese enano que ella se encuentra con frecuencia al doblar la calle, en el mercado, al salir de su casa, un enano con bombín y bastón, le representará las escalas de valores en nuestra vida diaria. Un enano no es una patología, no es una discapacidad, es simplemente estar a otra escala.
ESCRIBIR SE PARECE A LA FELICIDAD
Considerada una de las voces más frescas y prometedoras de la nueva narrativa mexicana, Brenda Lozano vive ahora en Nueva York, un hecho que le ha permitido tomar distancia y por tanto estar más cerca del Distrito Federal, donde nació hace 33 años.
Cuaderno ideal sirve así de escenario a una violencia soterrada que experimentan los amigos de la narradora, Tania, Antonio, Luis Felipe, Guillermo, Julia y Carolina, en la capital mexicana.
La voz literaria de Lozano es la de una joven de estos tiempos. Busca lugares para respirar a todo pulmón y al mismo tiempo agradece que en el suelo haya gente como el Padre Solalinde, un hombre dedicado al bienestar del prójimo y que la autora admira con pasión.
Escribir es para Brenda algo más que la felicidad, una palabra que se queda chica a la hora de expresar su pasión por la palabra.
“La felicidad siempre se ilustra con una carita que de tan sonriente desagrada, pero no es de esa felicidad de la que hablo. El acto de la escritura tiene algo de libertad, al igual que el de la lectura, la otra cara de la misma moneda”, afirma.
