Steve McQueen detrás de cámara: un nuevo libro refuerza el mito

29/04/2015 - 12:00 am
Un actor irreemplazable, dijo un crítico y tenía razón. Foto de Barry Feinstein tomada de Facebook
Un actor irreemplazable, dijo un crítico y tenía razón. Foto de Barry Feinstein tomada de Facebook

Ciudad de México, 29 de abril (SinEmbargo).- Queremos tanto al inolvidable Steve McQueen (1930-1980) que la noticia de un nuevo libro alrededor de su mítica figura es motivo de júbilo y un gran pretexto para traerlo del pasado y justipreciar su magnífico legado.

Unseen McQueen, editado por Reel Art Press, es una recopilación de fotografías que nos muestra al actor detrás de cámaras en imágenes tomadas entre 1960 a 1968 por el ya fallecido fotógrafo Barry Feinstein (1931-2011), un  amigo íntimo con el que compartía el amor por las motos y los autos.

Lejos de atenuarse, el mito McQueen crece con el paso de los años y no son pocos los que aseguran que nadie fue tan hermoso en la pantalla grande y que no hay estrellas de Hollywood que como él hayan refrendado esa categoría de inalcanzable, siempre en la cima.

A la altura de Humphrey Bogart, de Robert Redford, por supuesto de Paul Newman, su muerte prematura –cuando apenas tenía 50 años- en Ciudad Juárez, Chihuahua, México (donde había venido en busca de una cura milagrosa de su cáncer de pulmón) hizo mucho para que perviviera con un halo de inmortalidad incandescente, siempre joven, siempre melancólico, con aquellos impresionantes ojos azules y tristes.

Películas como Los siete magníficos (John Sturges, 1960), The Great Escape (John Sturges, 1963), Bullitt (Peter Yates, 1968) La huida (Sam Pechkinpah, 1972) y The Towering Inferno (John Guillermin, 1974),  cimentaron una carrera en donde siempre se destacó como un rebelde lacónico en una industria que le encantaba jugar al misterio de sus estrellas refulgentes y donde el drama y la tragedia cotizaban mucho más que las vidas apacibles.

MIRA QUE ERES CANALLA

“Que hoy reponen La huida, la de Sam Peckinpah con Steve McQueen”, cantaba el español Luis Eduardo Aute en una de sus canciones más conocidas, “Mira que eres canalla”, en una de las tantas referencias musicales, cinematográficas y literarias que ha despertado el nacido el 24 de marzo de 1930, en Beech Grove, Indiana, Estados Unidos.

Hijo de madre alcohólica y de un padre que lo abandonó cuando era pequeño, fue un vándalo bueno para nada, integrante de pandillas violentas durante una adolescencia problemática en la que se dedicaba a pequeños robos y a perder el tiempo sin horizonte alguno.

Se disciplinó en el reformatorio adonde lo había enviado su madre, casada con un hombre que molía a palos al joven McQueen, quien disléxico, sordo de un oído y a los 17 años de vida, entró en el Cuerpo de Marines, de donde salió decidido a convertirse en actor, probablemente a causa de un aspecto afortunado (otra vez esos ojos azules) y de una fuerza física notable que condimentaba con un carácter violento y descontrolado.

Sobre todo también a un talento que supieron ver los examinadores del Actor’s Studio que lo eligieron entre 2 mil aspirantes, junto a Martin Landau, su compañero de escuela de teatro.

Un libro con imágenes reveladoras a cargo de un amigo íntimo del actor. Foto: Facebook
Un libro con imágenes reveladoras a cargo de un amigo íntimo del actor. Foto: Facebook

En el cine cultivó un estilo natural y una elegancia que nadie supo replicar. Hombre que llenaba el silencio con un rostro sincero y muchas veces impenetrable, desde donde parecía asomarse un niño quebrado por la mala vida, amó la velocidad, las carreras de autos (una pasión que eternizó en el filme mediocre Le Mans 24 horas, que dirigió Lee H.Katzin en 1971) y, al decir de la crítica (que consideraba dicho elemento como una virtud), siempre se interpretó a sí mismo.

Se lució en Papillon, película de 1973 dirigida por Franklin J. Schaffner, en donde desempeñó uno de sus roles más valorados, la de un preso obsesionado por la libertad, un drama que él recreó con gran carnadura, aunque siempre con esa entrega como de soslayo, como testigo y protagonista al mismo tiempo, un aire reticente por el que a menudo es llamado “El rey de lo cool”.

En dicho filme puede verse también a un joven Dustin Hoffman en el papel del reo Degà.

También está Un enemigo del pueblo, filme de 1978 a cargo de George Schaefer basado en una historia de Herik Ibsen, donde interpretó a un científico empeñado en alertar a su comunidad sobre la contaminación en el agua que consume.

EL ACTOR MÁS ELEGANTE

Cuenta Miguel Juan Payán, autor junto a Ramiro Navarro del libro biográfico Un rebelde en Hollywood, que en 1999 la revista estadounidense Variety publicó un reportaje con comentarios sobre actores contemporáneos acerca de la leyenda de Hollywood, un universo donde Steve McQueen llegó a ser el mejor pagado de la época.

“Hay un viejo dicho: las estrellas no hacen películas, son las películas las que hacen estrellas. Steve era una de las pocas excepciones a esa regla. Una película era mucho más divertida e interesante si él estaba en ella”, dijo Ben Affleck.

“Viendo a Steve McQueen, pienso que el actor es más elegante precisamente cuando se opone a actuar elegantemente. Paul Newman y Jim Garner son otros dos buenos ejemplos de esto”, afirmó Alec Baldwin.

Fue el actor mejor pagado de su época y murió a los 50 años de edad, víctima de un cáncer de pulmón fulminante. Foto: Facebook
Fue el actor mejor pagado de su época y murió a los 50 años de edad, víctima de un cáncer de pulmón fulminante. Foto: Facebook

CONTRADICTORIO, EXPLOSIVO, IRACUNDO

Hay varios libros sobre Steve McQueen, pero ninguno tan revelador como el escribió su viuda, Barbara, donde cuenta entre otras cosas su conversión al cristianismo pocos días antes de morir abrazado a una Biblia.

Fue uno de sus dos hijos, Chad McQueen, el que mostró el lado oscuro del actor en un documental titulado I Am Steve McQueen, donde lo pintó como un canalla inseguro, con un ego enorme y maltratador.

“Era tremendamente inseguro y peligroso. Cuando era bueno, era muy muy bueno. Pero cuando era malo… se volvía horrendo”, dice en la película la recordada protagonista de Love Story, su última y tercera esposa, la hermosa actriz Ali MacGraw.

“Mi padre tuvo una infancia espantosa que hizo de él el hombre que fue. Luchó con toda su alma por las que cosas en las que creía, pero hay que admitir que tenía muy poca paciencia. Lo vi cómo era en casa y en el trabajo y sabía que era capaz de acabar con cualquiera que se cruzara en su camino”, declaró Chad McQueen.

Esa estrella que aún brilla en un presente donde –como bien dice Juan Payán- “ya no hay actores como McQueen y las películas ya no tienen alma”, renace en el libro Unseen McQueen, donde las poderosas imágenes de Barry Feinstein, íntimas e inasibles, muestran al caballero de la triste y hermosa figura como lo que fue, un ángel y demonio que nunca llegó a viejo y que nos miró el fondo del corazón con sus inolvidables ojos azules.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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