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María Rivera

01/02/2024 - 12:01 am

Abandonados

“Si han podido asesinar a miles de niños y mujeres en estos meses, si han podido hacerlo a plena luz del día, y de manera artera y deliberada, podrán hacer cualquier cosa”.

“¿Qué parte de estos abusos no están viendo los gobiernos de los países ‘civilizados’?”Foto: Leo Correa, AP

Cada vez más solos, cada vez más abandonados, el horror en Gaza se agudiza para los palestinos, querido lector. A pesar de la resolución de la Corte Internacional de Justicia que se quedó corta, pero al menos reconoció el daño que sufren los civiles, las matanzas y la hambruna continúan asediando a los palestinos. Ahora agravadas porque algunos países, como Estados Unidos, Reino Unido y Canadá han dejado de apoyar financieramente a la agencia especial de la ONU que se encarga de ayudar a los palestinos, la UNRWA, tras acusaciones de Israel de que algunos de sus miembros, doce entre miles de agentes, participaron en los ataques de Hamas del 7 de octubre. Acusaciones que no han sido probadas, y que deberían tomarse con cautela conociendo el historial de mentiras propagandísticas que Israel suele usar. Aun así, de ser verdaderas las acusaciones, esto no justificaría una medida totalmente demencial como retirarle a todo el pueblo palestino la poquísima ayuda humanitaria que recibe. Sin agua, sin electricidad, desplazados, sin medicinas, sin hospitales, sin comida… y con miles de heridos graves. Usted dirá, qué clase de castigo les están imponiendo a toda la población palestina.

Una se queda sin palabras, la verdad, al ver actuar así a los países, con total crueldad. Mientras, Israel sigue matando civiles impunemente, niños, hombres y mujeres. Sus crímenes se están dando a conocer a pesar de sus tácticas para silenciar a los palestinos, asesinar periodistas u obligarlos a salir de Gaza. La última noticia que se tiene de sus crímenes, es que en el patio de una escuela en Beit Lahiya, al norte de Gaza, tras la retirada parcial del ejército israelí de la zona, fueron encontrados en una fosa común más de 30 cuerpos de personas que fueron ejecutadas a corta distancia, con las manos atadas. Las imágenes del noticiero de Al Jazeera son terribles, querido lector, y recuerdan, innegablemente, a los crímenes cometidos por los nazis contra los judíos en ciudades y pueblos ocupados. Ejecuciones sumarias que temíamos tras ver cómo el ejército israelí se llevaba indiscriminadamente a decenas de civiles palestinos en camiones, tras ser obligados a desnudarse y ser maniatados, con destino incierto.

Poco a poco, tras las retiradas parciales de los israelís, los palestinos han encontrados evidencias innegables de su odio criminal; desde el abandono deliberado de bebés prematuros en hospitales para que murieran en sus camas y que dejaron allí, descomponiéndose; hasta múltiples cuerpos masacrados en escuelas y caminos, por soldados israelís. No entiendo yo, querido lector, cómo es que Israel puede continuar su campaña criminal, impunemente. Cómo es que no tienen la menor preocupación de que el mundo entero conozca las atrocidades que han cometido estos meses, cómo es que son capaces de entrar en Cisjordania, fuera de Gaza, soldados israelís disfrazados a un hospital para asesinar palestinos, y cómo es que no se reconocen en el adjetivo “terroristas”. Este tipo de asesinatos los cometen los criminales, en México. Así de lejos están llegando los sionistas. Y es que hay que decir, querido lector, lo que es obvio, pero que está totalmente ausente de sus consideraciones morales y legales: las personas, los civiles, no deben ser asesinados, sino detenidos y juzgados en cortes, en todo caso. Esa es la línea que divide lo legal de lo ilegal. Los asesinatos fuera de Gaza, en otros territorios palestinos (y no), solo evidencia que Israel se considera por encima de las leyes internacionales y que mientras el mundo se lo permita, seguirá cometiendo atrocidades sin nombre. Genocidio, limpieza étnica, masacres y asesinatos, y de manera impune.

Si han podido asesinar a miles de niños y mujeres en estos meses, si han podido hacerlo a plena luz del día, y de manera artera y deliberada, podrán hacer cualquier cosa. Ocupar Gaza, y colonizarla, adueñarse de la última franja de tierra de quienes fueron hace décadas despojados de sus tierras, por ellos también. ¿Qué parte de estos abusos no están viendo los gobiernos de los países “civilizados”? ¿Qué parte de su comportamiento no lo encuentran terrorista? Hipocresías de los políticos poderosos del mundo, que han consentido en apoyar a un matón abusivo por convenirles a sus intereses.

Hipocresía que, afortunadamente, las poblaciones de todo el mundo están conociendo ahora gracias a la existencia del internet que ha posibilitado que la información no pueda ser controlada, ni la opinión pública mundial. Afortunadamente, dentro del inmenso infortunio y tragedia que atraviesa la población de Gaza, existen las redes sociales donde testigos del horror han podido exponer sus testimonios. Aún a pesar de la censura que las plataformas han impuesto a través de bloqueos a cuentas, y a través del uso de algoritmos para disminuir su visibilidad, tampoco han logrado silenciar la verdad. Y la verdad es atrozmente dolorosa, querido lector. En los últimos meses, hemos visto, en tiempo real, el desarrollo de un genocidio: niños asesinados de manera masiva, mujeres asesinadas de manera masiva. Niños expirando ante la cámara de testigos de la tragedia. Una tragedia para la que no hay palabras. Heridos desangrándose, cuerpos atrapados bajo los escombros, niños y niñas amputados, huérfanos solitarios, médicos y periodistas asesinados. Colapsos de periodistas ante el dolor de su gente y el horror. Como nunca antes en la historia, los seres humanos hemos sido colocados como testigos pasivos del primer genocidio del siglo XXI. Las consecuencias a largo plazo de este fenómeno, cuantimás si Israel se sale con la suya y se apropia de la Franja de Gaza, son impredecibles. La opinión pública mundial les es profundamente adversa y es difícil prever las consecuencias de una radicalización mundial, generalizada, contra ese país. Aún peor, todavía no sabemos si Israel vaya a lanzar más campañas bélicas con sus demás vecinos con el fin de apoderarse de más territorios. Parte de su población, constituida por fanáticos religiosos, cree que la tierra les pertenece por designio divino. No ironizo, querido lector. Hay que decirlo con todas sus letras: ladrones asesinos de niños, niñas y familias anteras. Algún día serán llevados ante la justicia.

María Rivera
María Rivera es poeta, ensayista, cocinera, polemista. Nació en la ciudad de México, en los años setenta, todavía bajo la dictadura perfecta. Defiende la causa feminista, la pacificación, y la libertad. También es promotora y maestra de poesía. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (FETA 2000) Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005), Los muertos (Calygramma, 2011) Casa de los Heridos (Parentalia, 2017). Obtuvo en 2005 el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.

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