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Gustavo De la Rosa

01/06/2024 - 12:04 am

El Sicariato siempre hace política

“Hasta los sicarios pueden hacer política”.

“Puede ser casualidad, también pueden ser coincidencias azarosas con los atentados contra candidatos en el resto del país” .Foto: Juan Carlos Cruz, Cuartoscuro

El sicariato siempre está politizado. Dado que no podemos hablar directamente sobre la elección de mañana, los invito a reflexionar sobre un tema que ha captado la atención de muchos mexicanos desde los primeros días del gobierno de Calderón.

Hoy sabemos que la decisión de Calderón de iniciar una guerra contra el narco, tenía una intención política y una estrategia vinculada a la propia guerra interna de las bandas de narcotraficantes: Combatir el narco controlándolo desde el cartel de Sinaloa.

“En 2008 me desempeñaba como Visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y presencié la confrontación entre el cartel de Sinaloa y el cartel de Juárez, este último dueño de la plaza y con influencia en todo el país, dirigido por los Carrillo Fuentes.

Cuando los soldados fueron desplegados en marzo de 2008, dos hechos nos sorprendieron. En primer lugar, la violencia y el actuar anticonstitucional de las fuerzas militares que trataron a la población de Ciudad Juárez como si estuviera en estado de sitio, comportándose como invasores que luchaban contra un ejército que controlaba la ciudad, considerando sospechosos a todos los juarenses hasta que demostraran lo contrario.

El otro hecho fue la violencia inusitada de los carteles que luchaban por el control de la plaza. De un promedio mensual de 20 homicidios, la tasa criminal se elevó rápidamente hasta alcanzar los 350 homicidios en el clímax de la violencia.

Era muy extraño que las fuerzas armadas no se enfrentaran abiertamente con las bandas delictivas, sino que el ejército principalmente controlaba la movilidad vehicular y realizaba registros en los hogares de los ciudadanos con una violencia excesiva, deteniendo a los jóvenes que se encontraban en el interior y trasladándolos a un campo militar donde tenían a una gran cantidad de detenidos en investigación por hasta 10 días, sometiéndolos a tortura. Finalmente, por azar, consignaron a algunos de ellos al ministerio público federal, mientras que a otros los liberaban. Muchos de los liberados posteriormente eran asesinados alevosamente o desaparecidos mediante ‘levantones’, término utilizado para describir la privación ilegal de la libertad. Simplemente los sacaban de la calle o de sus casas y desaparecían.

Por otro lado, la gran mayoría de las víctimas eran adictos que vivían prácticamente en el abandono social, personas marginadas de sus familias y de sus círculos sociales.

Con el paso del tiempo, podemos plantear una hipótesis sobre lo que sucedió entonces y lo que podría estar repitiéndose.

Al conocer la protección pactada entre el cartel de Sinaloa y García Luna, mando superior  de la Policía Federal, con tolerancia o coparticipación necesaria del Ejército, comprendemos por qué fue una invasión a la ciudad y un ataque masivo contra la ciudadanía pues efectivamente, para ellos éramos la plaza del enemigo, no estaban desarrollando una política antinarcóticos sino que estaban combatiendo a un adversario identificado como el cartel de Juárez y específicamente a los Carrillo Fuentes, y la lucha era por el control de la plaza.

Así mismo comprendo y comparto la información que obtuve en algunas entrevistas privadas en ejercicio de mi trabajo, de la voz de integrantes de los Aztecas o “ la línea”:

“Varios de ellos, algunos exalumnos míos de la escuela de derecho, ante la pregunta de por qué ambos bandos estaban asesinando a personas de muy bajo perfil con poca utilidad estratégica en la confrontación con la gente de Sinaloa, me dijeron textualmente: ‘Algunos de esos chavos andan movidos’, es decir, son distribuidores de droga de los de Sinaloa, pero la mayoría son muertos que muchas veces ni sus familiares reclaman. Esto pone en evidencia que el ejército y la federación están haciendo sufrir inútilmente a la población. ‘Hemos aumentado el número de muertitos en cuanto llegaron los militares, y lo vamos a bajar cuando se vayan y nos dejen arreglar las cosas con los de Sinaloa’, y cuando vuelva a perder las elecciones el PAN. ‘El Camello’, uno de los sicarios más feroces, al cual se le adjudicaban más de 300 homicidios cometidos personalmente, declaró lo mismo en la corte del Paso cuando se estaban enjuiciando a varios integrantes del cartel de Sinaloa.”

Ciertamente, el Ejército se retiró en 2010, el PAN perdió las elecciones en 2012, y en 2013, los sicarios de la línea declararon, “ Ya no hay a quien matar”. Los homicidios se redujeron algunos meses, hasta 18 en los 30 días.

En 2016, cuando se inician las nuevas elecciones Estatales, los homicidios se incrementan hasta 100 por mes y ahí se mantienen, ahora pelean por el tráfico de migrantes según las autoridades.

Eso sucede aquí en Cd. Juárez, puede ser casualidad, también pueden ser coincidencias azarosas con los atentados contra candidatos en el resto del país.

También puede ser coincidencias desvinculadas de los llamados a declarar nulas las elecciones.

Es que en este México surrealista, todo puede suceder.

Hasta los sicarios pueden hacer política.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.

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