Sacerdotes de Guerrero discuten apoyo a comunitarios; párroco de Tlapa: hay “preocupación, y esperanza”

05/02/2014 - 12:03 am
Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo
El párroco de Tlapa de Comonfort, Guerrero, Mario Campos Hernández, creador de la Policía Comunitaria en la región de La Montaña, se reunió con un grupo de obispos en el puerto de Acapulco para buscar un diálogo con el gobierno guerrerense. Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo

Ciudad de México, 5 de febrero (SinEmbargo).– El párroco de Tlapa de Comonfort, Guerrero, Mario Campos Hernández, creador de la Policía Comunitaria de esa entidad en la región de La Montaña, se trasladó ayer a El Ocotito y se reunió con un grupo de obispos en el puerto de Acapulco para buscar un diálogo con el gobierno guerrerense, pues la situación es “preocupante, pero con esperanza”.

El sacerdote católico dijo a SinEmbargo que realizó un llamado a la Unión de Pueblos y Organizaciones del estado de Guerrero (UPOEG) para dialogar con las autoridades estatales y buscar juntos una solución al problema de inseguridad que se vive no sólo en El Ocotito, sino en toda la zona aledaña.

“Tiene que haber una vinculación entre ambos, no pueden ir en direcciones opuestas y deben trabajar para reconstruir el tejido social que está tan lastimado y que todos hemos descuidado”, dijo Campos, conocido por ser el creador de la Policía Comunitaria hace años en la Montaña de Guerrero.

El sacerdote reconoció que el pueblo entero está bajo amenaza, pero que a pesar de la intimidación de los grupos criminales que operan en la zona, la población está organizada para restituir la paz a los pueblos de Guerrero.

“Mucha gente cree que esto es un grupito armado, pero no es así, es la sociedad que se ha ido organizando e involucrando. Nombran a su Policía Comunitaria a través de una asamblea, es un movimiento genuino y auténtico”, indicó.

Mario Campos dijo que sólo los miembros de la UPOEG son un poco más de cinco mil personas, más la población que se suma en cada una de las comunidades que se organizan para establecer su Policía Comunitaria.

Campos Hernández explicó también el origen de las armas que utilizan los miembros de la UPOEG, la mayor parte de ellas domésticas y de bajo calibre.

“Las armas las adquieren los pueblos, son propiedad del pueblo que se encarga de equiparlos, pero la solución no está en las armas, sino en la organización y concientizar a todas las personas. Se ha tenido que recurrir a las armas por la emergencia que se vive, porque la violencia se ha desbordado y la gente lo que quiere ya es paz”, dijo.

El párroco de Tlapa permanecerá toda la semana en El Ocotito, un pueblo que vive momentos de tensión debido a la amenaza del crimen organizado de recuperarlo, después de que hace semana y media la Policía Comunitaria tomó su control y lo convirtió en el centro de operaciones de la UPOEG.

“La UPOEG no soluciona los problemas de la comunidad, de hecho uno de los requisitos para que la Unión intervenga, es que la sociedad se organice y que ya cuente con una estructura, cuando sucede eso, la Unión nada más entra y coadyuva, lleva gente para reforzar al pueblo”, explicó.

UN PUEBLO EN PELIGRO

La situación en El Ocotito es de tensión, esperan la alerta para tomar Chilpancingo, capital de Guerrero. Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo
La situación en El Ocotito es de tensión, esperan la alerta para tomar Chilpancingo, capital de Guerrero. Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo

Aunque el Gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, declaró que en el estado la violencia está controlada y que el atentado a Pioquinto Damián Huato, presidente de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) de Chilpancingo, donde murió su nuera y resultaron heridos su hijo y el empresario, es un “hecho aislado”, no le quedó más que anunciar un “plan emergente”, para bajar los índices de violencia en la entidad, con prioridad en Chilapancingo.

Sin embargo, a pesar de que la capital guerrerense está inmersa en la violencia y la población pide la presencia de los comunitarios, es El Ocotito, el poblado que “pende de un hilo”, amenazado con perecer bajo el fuego de las armas de grueso calibre de los delincuentes.

Fue en ese lugar donde Pioquinto y el Alcalde de Chilpancingo, Mario Moreno Arco, coincidieron el martes pasado en un mitin, donde el empresario lo encaró y acusó de nexos con la bandas delincuenciales.

A días del ataque se sabe que el líder de la Canaco responsabiliza al Alcalde del atentado que sufrió justo cuando viajaba a Chilpancingo, después de que concluyó el mitin en El Ocotito.

Pioquinto asegura que Mario Moreno está detrás del crimen organizado que opera en la capital guerrerense y en los pueblos aledaños.

Pero no es solo Pioquinto quien lo dice. En el pueblo los comunitarios aseguran y hasta apuestan su cabeza a que el Alcalde está detrás de los crímenes que se cometen en la región.

“Yo lo responsabilizo que tuvo que ver en el atentado sobre el señor Pioquinto. Está amañado con los mafiosos, puedo apostar mi cabeza a que es uno de los más implicados aquí y si empezamos a agarrar peces gordos en Chilpancingo, uno de ellos va a ser él, eso téngalo por seguro. Los mañosos se están escondiendo detrás de todos los políticos y de todos los cabrones que tienen dinero”, dijo “José”–quien solicitó a SinEmbargo no revelar su nombre real–, un policía comunitario mientras hace un rondín a bordo de una camioneta por las calles de El Ocotito.

“José” está amenazado de muerte y sabe que lo pueden matar en cualquier momento.

Las guardias comunitarias del poblado cuentan con armas de pequeño y mediano calibre. Sus escopetas son viejas y por ningún lugar se observan armas como las que utiliza el crimen organizado.

“Los criminales tienen puras cuerno de chivo, granadas y hasta bazucas. Llegaron a matar gente, a levantarla nada más porque los miraban a los ojos cuando se paseaban por las calles del pueblo. También secuestraban a las personas que tenían algo de dinero, pedían un rescate y si no lo juntaban, los mataban”, dijo.

El comunitario es originario de El Ocotito, está casado, tiene hijos y trabaja en un empleo común en el pueblo. Desde que decidió levantarse en armas, pide permisos para intentar proteger a los pobladores de los delincuentes con su escopeta.

El movimiento de la Policía Comunitaria busca extenderse y sus líderes han anunciado que de no resolverse el problema de inseguridad en el estado, pronto tomarán Chilpancingo.

Octavio Maganda Gallardo, promotor de la Unión de Pueblos y Organizaciones del estado de Guerrero (UPOEG), aseguró que si la población de Chilpancingo, lo pide, entrarán a la ciudad.

“La gente nos comenta que en Chilpancingo andan los narcos tirando balazos por todas las calles, después del atentado que sufrió Pioquinto”, dijo Maganda.

Maganda dijo que es la mafia la que está detrás del atentado al líder de la Canaco, y asegura que fue un mensaje para ellos.

“Es un mensaje, una amenaza, para que no nos atrevamos a entrar a Chilpancingo. Quieren que nos retiremos, pero la gente quedó mucho más prendida. Vamos un paso adelante y ni un paso atrás”.

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