Cultura azteca cautiva en museo arqueológico de Montreal

05/07/2015 - 12:30 pm

Por María del Carmen Varela

 Montreal, 5 Jul (Notimex).- Aunque no hay largas filas, la afluencia de visitantes al Museo de Historia y Arqueología Pointe-à-Callière es nutrida y constante, en especial, con el objetivo de visitar su espacio de exposiciones temporales que hospeda a “Los aztecas, Pueblo del Sol”.

Abierta al público hasta el 30 de octubre próximo, la muestra ha despertado gran interés entre canadienses y turistas de todo el mundo que se muestran maravillados con el montaje y las explicaciones bilingües (inglés-francés) que acompañan este recorrido por una de las culturas antiguas más fascinantes del mundo.

Conformada por casi 300 piezas de entre 1250 y 1521, procedentes de 16 museos mexicanos, la exhibición fue traída a Montreal gracias a una colaboración entre este museo y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (Conaculta), el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Niños, jóvenes y adultos recorren con detenimiento cada una de las cédulas y pantallas con audios que permiten comprender el contexto de este pueblo guerrero; su ascenso, hegemonía y posterior declive, hasta su caída, a manos de los conquistadores españoles.

Reproducciones de mapas, códices, cerámicas, algunos monolitos y esculturas de mediano formato, y representaciones de un guerrero azteca, de dioses como Chicomecóatl (maíz), Tláloc (agua) o Tlaltecuhtli (tierra), son algunas de las piezas que pueden apreciarse.

El recorrido muestra el nacimiento de un pueblo, desde el mito fundacional de establecerse donde hallaran un águila devorando una serpiente, y la evolución de una cultura compleja, su sistema de creencias, su educación, su milicia y los símbolos de poder, así como los demás rasgos de su forma de vida.

Incluye la reproducción de un mural de Diego Rivera que da cuenta, por ejemplo, cómo debió ser el gran mercado de Tlatelolco.

Más adelante, un video hace una sinópsis de todo el recorrido y ofrece una explicación detallada sobre la investigación arqueológica que se ha venido realizando para desentrañar los misterios de esta civilización.

El arqueólogo Eduardo Matos da cuenta los trabajos de excavación que se han venido realizando en las ruinas del Templo Mayor, Los hallazgos y los avances que han permitido entender cada vez más, cuál fue el devenir de este pueblo guerrero, cuya cosmogonía tenía como centro al sol.

Otras explicaciones corren a cargo del especialista en cultura náhuatl, Miguel León-Portilla, quien ha coadyuvado a redimensionar esta cultura a partir de sus investigaciones sobre lengua y cultura náhuatl.

En las salas, gente de todas las edades expresa su sorpresa al conocer sobre los alcances arquitectónicos que se observan desde la fundación del antiguo Tenochtitlan sobre un lago; hasta el Templo mayor y Tlatelolco; así como su curiosidad en torno a los sacrificios humanos.

Máscaras y estatuas, joyas de oro, figuras de mujeres, niños y animales, sellos para crear patrones en la tela y piel, esculturas y objetos relacionados con los sacrificios necesarios para mantener el Sol en su viaje diario, cofres, cajas de ofrendas, vasijas y cerámicas, todos reflejando los misterios que rodean a este pueblo.

Destacan dos estatuas de terracota, cada una de 250 kilogramos; una es un guerrero águila, que fue hallado en la Casa de las Águilas, al lado del Templo Mayor; la otra, la representación de Mictlactecuhtli, el Dios de la Muerte.

Y es quizá éste el punto que más intriga a los visitantes, impresionados con su cara de calavera, con agujeros para el cabello que se inserta, su piel rallada, manchado de sangre humana, en un espectáculo que se contempla aterrador.

Otros artículos coloridos son el buque que representa a Tláloc; una máscara de madera con incrustaciones de turquesa, concha y la madre de perla, que al parecer refiere a Quetzalcóatl, rara pieza que proviene de la colección “Luigi Pigorini”, Museo Nacional de Prehistoria y Etnografía, en Roma.

También, una pieza de cerámica con tres caras, adornado con 13 gemas circulares o chalchíhuitl, evocando los 13 meses del calendario sagrado.

Sobresale una urna funeraria, que muestra las tres fases de la existencia: en el centro, el joven que abrió sus ojos al mundo, seguido por una imagen de la vejez, y luego frente a la muerte inevitable, con sus ojos cerrados, todo lo referente al paso del tiempo, expresando el principio cíclico de la dualidad, tan importante en el pensamiento azteca, donde la vida renace de la muerte.

La exposición cierra con una descripción de la conquista española y la caída del imperio azteca y su legado.

Hoy, detalla la exposición, la civilización azteca es considerada una de los más notables en la historia humana. Muchas excavaciones arqueológicas y diferentes museos celebran su excepcional contribución al patrimonio de la humanidad.

Su territorio hoy es el hogar de unos 22 millones de personas y su lengua, el náhuatl, sigue siendo hablada por cerca de 1.6 millones de personas.

Cabe decir que en torno a la exposición se realizan diversas actividades, platillos temáticos y de cocina mexicana en algunos restaurantes de la zona; degustaciones de tequila, actividades al aire libre con un piano; música mexicana en Place Royale (sitio donde se fundó la ciudad de Montreal), y el próximo 22 de octubre se ha programado una conferencia sobre “Quetzalcóatl”.

Además, el 16 de septiembre, Día de la Independencia de México, la comunidad mexicana local tendrá acceso especial al Museo, cuyo libro de visitas se encuentra lleno de halagos para la exposición y el atractivo montaje de las piezas.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video