Aguirre Rivero: ¿su “izquierda” será efectiva?

08/08/2011 - 11:20 pm

Los retos en Guerrero son diversos y cada vez más apremiantes: medio ambiente, empleo, educación, salud, pobreza, turismo y seguridad. Las estadísticas así lo demuestran: alta concentración de personas con carencias (junto con Chiapas, Oaxaca y Puebla, según Coneval), la caída en el número de visitantes nacionales y extranjeros producto de la reciente recesión económica (de acuerdo con hoteleros y líneas aéreas) y las crecientes cifras en muertos, ataques, detenciones y decomisos que denotan un ambiente de inseguridad.

Al frente de las tareas de gobierno se encuentra Ángel Aguirre Rivero, economista que renunció a su militancia de 30 años en el PRI para abanderar al PRD, PT y Convergencia (y recibir de última hora el apoyo del PAN). Este “hombre de izquierdas” contó en campaña con el respaldo decidido de Marcelo Ebrard Casaubón y fue clave en la estrategia para derrotar al PRI en la apertura del calendario electoral de este año; fórmula que no se repitió en Baja California Sur, Estado de México, Nayarit ni Coahuila.

El sentido social en las acciones de gobierno fue un compromiso adquirido durante el proceso electoral, al asegurar en mítines y ante medios la adopción de programas y políticas implementados en el Distrito Federal, que entre otros puntos brinda apoyos a madres solteras y a adultos mayores, y ataca los orígenes de la inseguridad atendiendo a grupos vulnerables.

Aguirre Rivero se convirtió desde el pasado 1 de abril (y para los próximos cuatro años y medio, que durará su gestión) en el modelo de referencia sobre la aplicación y efectividad de las políticas de izquierda. La manera de enfrentar las problemáticas y los resultados a obtener son fundamentales, pues se encuentran bajo observación del resto del país. Como antecedentes de esta forma de gobierno, sin duda, están o estuvieron los gobiernos perredistas de Michoacán y Zacatecas, el primero a disputarse en noviembre próximo y el segundo ahora en manos del PRI, luego de la sucesión en 2010.

A diferencia de Chiapas, Oaxaca y Puebla (entidades donde convergen gobiernos de alianza en oposición al PRI y que son señaladas como las de mayor concentración de pobreza), Guerrero es la amalgama perfecta de obstáculos a vencer, con el añadido particular de contar con altos índices de violencia, situación que lo convierte en escenario sin igual para hacer públicos los avances o evidenciar los retrocesos.

El inicio de la gestión fue un tanto escandalosa por la inclusión de 13 familiares en distintos niveles de la nómina de gobierno y por el descalabro de perder la sede del Tianguis Turístico, a raíz de una decisión del Ejecutivo federal. Enseguida se hizo notar por someter a pruebas antidoping a su gabinete de trabajo y por la depuración impulsada dentro de las corporaciones. En el camino se ha agudizado la violencia, al grado de que un par de viviendas vinculadas al mandatario fue blanco de agresiones.

Al margen de los tiempos electorales, Guerrero se convirtió en referente de la efectividad de las políticas de izquierda. La responsabilidad en manos de Aguirre Rivero no es menor, a la luz del debate de las formas y fondos en la manera de gobernar.

 

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