Recordando a un Francisco de Quevedo escatológico y desconocido a 367 años de su fallecimiento

08/09/2012 - 12:15 am

“Quien tanto se precia de servidor de vuesa merced, ¿qué le podrá ofrecer sino cosas del culo? Aunque vuesa merced le tiene tal, que nos lo puede prestar a todos. Si este tratado le pareciere de entretenimiento, léale y pásele muy despacio y a raíz del paladar. Si le pareciere sucio, límpiese con él, y béseme muy apretadamente. De mi celda, etcétera.”

Francisco de Quevedo. “Gracias y desgracias del ojo del culo”

Piedra angular de la literatura española del Siglo de Oro, Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos, conocido a secas como Francisco de Quevedo, cumple el día de hoy 367 años de haber fallecido. A pesar de la distancia, su figura y obra aún puede considerarse vigente y sobre todo un clásico de las letras en español.

Nacido el 14 de septiembre de 1580, Quevedo es conocido principalmente por su poesía, no se puede dejar de lado su obra dramática y narrativa. Su obra poética está constituida por alrededor de 875 poemas, en los que abordó la mayoría de los temas de la época, aunque en la mayoría de sus textos (de todos los géneros en los que incursionó) predomina la sátira.

Amigo de las agudezas del ingenio (las cuales le valieron ser encarcelado) el literato escribió “Gracias y desgracias del ojo del culo”, obra tachada de escatológica de donde se desprenden fragmentos como el siguiente:

“Lo que dicen del culo (los que tienen ojeriza con él) es que pee y caga, cosa que no hacen los ojos de la cara; y no advierten lo cuitados que más y peor cagan los ojos de la cara y peen que no el del culo, pues en ellos no hay sueño que no lo caguen en cantidad de legañas, ni pesadilla o susto que no meen en abundancia de lágrimas, y esto sin ser de provecho, como lo que echa el culo, como ya queda probado.”

Las “Gracias y desgracias…” no son la única obra escatológica del escritor madrileño. Hasta nuestros días sobrevive una de las más claras muestras de su humor mordaz y descarado conocida como “Poema al pedo”.

“El pedo es como la nube que va volando
y por donde pasa va fumigando,
el pedo es vida, el pedo es muerte
y tiene algo que nos divierte;
el pedo gime, el pedo llora
el pedo es aire, el pedo es ruido
y a veces sale por un descuido”

El atrevimiento de Quevedo le costó la prisión en un Siglo de Oro español poco acostumbrado a esta clase de “desplantes” literarios, con lo cual quedó en evidencia la hipocresía aristocrática de la época. Lo prohibido, lo sucio y lo oculto nunca han sido bien vistos aunque la carga de fama que lleve a menudo sea bastante.

Sin embargo, aunque podemos encontrar que en primera instancia la escatología nos remite  a las teorías, creencias y doctrinas referentes a la vida de ultratumba; la escatología de Quevedo (esa que habla de excremento y deyecciones) nos coloca en un plano más terreno y nos recuerda que antes que todo somos humanos, a menudo saturados de eufemismos, pero con las mismas necesidades, sobre todo fisiológicas.

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