Alejandro De la Garza
11/11/2023 - 12:03 am
Dussel: pensar distinto y a la izquierda
Su proceso de razonamiento era siempre una sacudida para sus escuchas (…). Ver a su inteligencia en movimiento sacudir a las inteligencias a su alrededor se convertía en una vivencia.
El sino del escorpión siempre registró el estímulo intelectual y político de leer los textos, artículos y ensayos de Enrique Dussel, quien encarnó de forma extraordinaria y comprometida el concepto de “intelectual latinoamericano”, no sólo por el azar geográfico de haber nacido en Argentina en 1934, sino por pensar, indagar y cuestionar la realidad de nuestros dolidos territorios americanos desde una perspectiva distinta, original, liberadora y de giro decolonial (como bien lo caracterizó). Una visión propia, distante o contraria al eurocentrismo y anglo centrismo que caracterizaron durante siglos a los estudios de historia, política, economía e incluso de teología. El alacrán lamenta entonces el fallecimiento del filósofo, historiador y teólogo ocurrido el pasado 5 de noviembre, y vuelve a sus reveladores textos sobre el sistema mundo, lo decolonial, la filosofía y la teología de la liberación.
Al mismo tiempo, el venenoso observó a los anti intelectuales e ignaros bufones de la política y el periodismo de derecha afirmar tonterías indignas, malintencionadas y al final más bien infantiles, sobre del profesor Dussel, opiniones que sólo revelan que nunca leyeron una línea del filósofo de la liberación, reconocido en todo ámbito académico, político y social por sus reflexión y revaloración de la ética, por sus aportaciones a la filosofía política y latinoamericana, y por ser uno de los fundadores de la principalísima teología de la liberación, cuya importancia transformadora resulta hoy innegable para tirios y troyanos.
No obstante, sobre este impar autor de medio centenar de libros, de cientos de artículos, maestro de filosofía de varias generaciones de la UNAM, la UAM y la UACM, y poseedor de cuatro doctorados honoris causa (uno por una universidad alemana y tres de universidades latinoamericanas), la “reconocida pensadora contemporánea” que responde al nombre de Lilly Téllez, vomitó en su twitter que Dussel “envenenó a los ignorantes. La ciencia y la modernidad le daban alergia. Un charlatán que tergiversó la historia y el conocimiento. Hizo de sus seguidores víctimas resentidas, con una visión arcaica y falsa del mundo. Perdónalo, Señor, nunca supo lo que dijo”. A barbaridades como esta se añadieron otras de personas con nula capacidad de conocimiento o entendimiento de la obra de Dussel, como el “monero” Paco Calderón, un tal Bravo Regidor, e incluso alguien que se presume “profesor universitario”, integrante socorrido de la comentocracia televisiva, Pablo Majluf, quien escribió: “Un poco patético el final de Dussel, el teólogo de Morena. Quiso unir cristianismo y marxismo en el obradorismo…”. “¡Caray!, que reduccionismo simplista e ignorante”, pensó el escorpión.
Enrique Domingo Dussel Ambrosini llegó a México en agosto de 1975 expulsado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, donde desde 1968 era profesor titular de ética. Había sido maestro en la Universidad de Resistencia, en el Chaco, donde aguantó incluso la explosión de una bomba lanzada a su casa por un comando paramilitar el 2 de octubre de 1973. Antes había viajado por Europa, Asia y México, y fue también carpintero en Nazaret (¡tómate esa de hinojos, Lilly!). Ya había estado en México en los años sesenta, pero regresó a Argentina en 1968 hasta su final exilio en nuestro país.
José Gandarilla escribió en su despedida a Dussel, que el filósofo fundó y presidió asociaciones como la Comisión de Estudios de Historia de la Iglesia en Latinoamérica, la Ecumenical Association of Third World Theologians (Asociación Ecuménica de Teólogos del Tercer Mundo) y la Asociación de Filosofía y Liberación. Fundó también la Revista de Filosofía Latinoamericana, de Buenos Aires. Durante la primera década del nuevo siglo formó parte del Grupo Modernidad / Colonialidad, el más importante colectivo de pensamiento poscolonial en América Latina. Dussel se mantuvo escribiendo en diferentes periódicos y revistas latinoamericanas hasta su fallecimiento.
Por su parte, el maestro Bernardo Barranco escribió a la muerte de Dussel: “La verdad, me duele su partida. Siempre fue un referente en mi formación intelectual. Me arrepiento de no haberlo aprovechado más. Tuve el privilegio de tratarlo a lo largo de casi 50 años. Cuando recién ingresó a México como perseguido de la dictadura argentina, me impresionó su audacia analítica, su Teología y Filosofía de la Liberación. Su elocuencia, contundencia y energía argumentativa eran grandiosas. Sin embargo, desbordaba humildad ante su compromiso por los desheredados de este mundo, por los pobres y su cosmos popular, lleno de sabiduría y ancestralidad (…) En su vejez (…) su voz cansada contrastaba con la profundidad de su pensamiento siempre actual, siempre pertinente”.
Por su parte, Marcos Roitman, escribió: “Su vida intelectual giró en torno a dos desafíos. La búsqueda de una ética para la liberación y una política emancipadora. Su visión de un mundo, dirá en Política de la liberación. Historia mundial y Crítica, se conecta y entronca con el espacio político de los pobres, de las víctimas, las del sur del planeta, los oprimidos, los excluidos, los nuevos movimientos populares, los pueblos ancestrales colonizados por la modernidad, por el capitalismo que globaliza, subrayando que es el lugar desde el cual tendremos que ir efectuando la crítica de todo el sistema de categorías de la filosofía política burguesa. Para ello dio vuelta a la historia. La puso patas arriba, repensó discursos y propuso una visión crítica y global de la cultura occidental, cuestionó que el origen de la democracia se encontrase en la cultura greco-romana y rompió con el helenocentrismo”.
El escorpión conoció en persona a Enrique Dussel cuando el profesor era ya bastante mayor, durante una serie de conferencias en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Su proceso de razonamiento era siempre una sacudida para sus escuchas: pensar distinto y a la izquierda. Ver a su inteligencia en movimiento sacudir a las inteligencias a su alrededor se convertía en una vivencia. Sus conferencias “se vivían” literalmente. Seguro las seguirá impartiendo, allá donde esté, para regusto y placer de sus escuchas.
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