Comunidad de Dehesa, en Veracruz. Foto: Blog Expediente
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Ni los cárteles doblegan a los ladrones de carreteras en Veracruz

17/12/2015 - 7:32 pm

Su pueblo se llama Dehesa y es una localidad de Acayucan, pero de allí presuntamente son los ladrones más despiadados que mantienen asoladas las carreteras.

Comunidad de Dehesa, en Veracruz. Foto: Blog Expediente
Comunidad de Dehesa, en Veracruz. Foto: Blog Expediente

Por Ignacio Carvajal

Ciudad de México, 11 de diciembre (SinEmbargo/BlogExpediente).- En la calle principal de la localidad de Dehesa, un perro enseña los dientes pelados a otro par de canes hostiles. El animal abre la boca, tira tarascadas amenazantes y eriza la piel del lomo lo más que puede. Por estos rumbos pareciera que esta es la única manera de sobrevivir: siendo salvaje y violento.

“Este pueblo está muy abandonado, el gobierno no nos manda nada, el campo y la migración nos está acabando, por eso la gente anda robando”, dice campesino que platica con otro sobre la avenida más importante, a unos metros del pleito de los callejeros

Los dos hombres son de Dehesa, un pueblo del sur de Veracruz que a últimas fechas ha cobrado notoriedad por ser “la mata” de los salteadores de caminos que asolan las carreteras del sureste mexicano.

A esos ladrones se les acusa de lanzar palos sobre la autopista que viene desde La Tinaja a Cosoleacaque, la única vía de comunicación entre el norte del país, la zona centro y la zona del Istmo de Tehuantepec que prácticamente sirve de puente entre el Golfo de México y el Pacífico.

También se achaca a pobladores de Dehesa numerosos asaltos contra camiones de transporte de pasajeros que vienen de los estados de Tabasco, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo que forzosamente deben pasar por esta zona insegura del sur del estado de Veracruz.

Pero sin duda el mayor de los actos de crueldad que presuntamente cometieron estos salteadores fue el de la noche del 1 de diciembre pasado, cuando lanzaron palos, troncos y clavos sobre un tramo de la autopista, a unos cuantos kilómetros de la caseta de peaje de Sayula de Alemán.

Ese ataque dejó saldo de al menos diez unidades automotrices asaltadas, entre ellas un ADO, y un comerciante del estado de Puebla asesinado por no detenerse para ser atracado.

Esa noche el gobierno de Veracruz desplegó numerosos elementos de la policía para buscar a los ladrones; también apoyaron soldados mexicanos e infantes de Marina. Únicamente lograron la detención de un presunto.

La A.C. Observatorio Ciudadano de la ciudad de Coatzacoalcos documentó 52 hechos delictivos en carreteras del sureste de Veracruz durante el 2015, como “el robo de vehículos, asaltos, robos a transporte de empresas, robo a transporte público y homicidios, cabe mencionar que estos hechos delictivos son cometidos con violencia en su mayoría por dos o más personas, el 66 por ciento de estos delitos son cometidos con armas de fuego, el 16 por ciento con arma blanca mientras que el 18 por ciento no cuenta con una clasificación específica”.

Entre esos homicidios se contabilizó el de Isaac Martínez Velasco, de 28 años; y su hermano, Andrés, de 38; así como el taxista José Luis Paredes Larios, quien los traía desde Puebla a Coatzacoalcos. Pero esa noche del primero de diciembre, a menos de 30 minutos de su destino, algo pasó en la carretera y horas después aparecieron maniatados sobre la autopista, cerca del punto en donde se dio el asalto masivo. Hasta ahora, las autoridades no han informado si ese multihomicidio y el asalto están conectados.

Esa noche del primero de diciembre también murió Feliciano Arcos Mendoza, de 24 años, igual originario de Puebla. Él viajaba con otra persona al estado de Tabasco para llevar mercancía. Como no se pararon, los maleantes les dispararon.

La subfiscal regional, Samyra del Carmen Khouri Colorado, dijo que por esos hechos hay una persona detenida y se tiene identificada al resto de la banda. ¿De dónde son originarios? Pues del pueblo con el nombre del ex Gobernador Teodoro A. Dehesa Méndez, perteneciente al municipio de Acayucan.

“Es una banda que ha operado en otras ocasiones y tenemos líneas en varios asuntos (…) es un asunto no de ahorita, por decir, ahorita explotó, es un asunto que llevamos trabajando desde hace tres meses, ellos (la banda) operaban con otro sujeto conocido como ‘El Cabañas’ y que ya está detenido” dijo la fiscal.

“El Cabañas” es hasta hoy el habitante más célebre de Dehesa y responsable en su totalidad de la mala etiqueta del poblado de apenas 3 mil 500 habitantes, la más poblada de Acayucan.

De unos 45 años, desgarbado, maltrecho, maltrazado en el vestir, El Cabañas “es un perzonajazo” del sur de Veracruz, “una leyenda”, define un policía veracruzano que dedicó más de cuatro años de su carrera a perseguir al Cabañas para apresarlo por tres homicidios y docenas de robos (ninguno tan violento como el cometido el 1 de diciembre por sus alumnos). En el anonimato el policía lamenta no haber apresado él personalmente al temido Cabañas, “le entramos de todas las formas posibles a Dehesa para detenerlo, en camionetas de redilas, en taxis, en motos, disfrazados de cualquier cosa para no parecer investigadores y nunca lo capturamos, siempre nos ‘monteaba'”.

El escurridizo sujeto fue detenido “de la manera más tonta que puede haber, ahogado de borracho por echar de tiros en una cantina en Dehesa”. Alguien llamó a la policía por el escándalo y lo intervinieron por violaciones al bando de buen gobierno municipal.

El día de la detención, en octubre de 2014, los elementos de la policía preventiva “ni si quiera sabían a quién tenían. En su contra había cuatro órdenes de aprehensión por robo, secuestro, homicidios y violación equiparada.

Está preso, pero es una leyenda en esos caminos del sur de Veracruz, dice el oficial. El Cabañas sembró el terror en las carreteras pues, “como que no razonaba, su jale era lanzar troncos sobre la pista para parar los coches”, contó el oficial que también lo describe como un tipo duro y parido por los montes de Dehesa y de las otras tantas localidades vecinas a ese poblado empleadas por Cabañas y su banda para esconderse después de un robo.

“Dormía en los árboles, rodeado por perros, qué mejor alarma puedes tener, esos ladran por cualquier movimiento”, contó.

En alguna ocasión, rememoró el oficial, le iban a pescar en una cañada, pero los perros ladraron y él se fue lanzaron disparos contra soldados y policías.

En Dehesa cuentan que los mismos ladrones no permiten el paso a las autoridades, “hasta los marinos y los soldados tienen miedo a entrar para acá por miedo a una bala en la cabeza lanzada desde el monte”, es el comentario común de boca en boca.

Pero esos maleantes, comenzando con El Cabañas, no se doblegaron ni ante los cárteles. Meses antes de su detención, en la autopista Cosoleacaque-Sayula de Alemán abandonaron dos cadáveres con un mensaje intimidatorio a El Cabañas y su banda. Los cuerpos estaban amarrados de pies y manos. Torturados.

Pero ni con la amenaza directa de la delincuencia, los maleantes de Dehesa se intimidaron. Los robos siguieron y a los pocos días de esos muertos le pegaron otro ADO, procedente de Oaxaca. El conductor maniobró para evitar el ataque con pistolas y machetes; pero terminó con el camión volcado sobre un costado y la ciudadana Laura Vega Marcial, de 38 años, murió por el accidente. Se trató de la unidad 8014 procedente de Oaxaca con destino al DF. El robo y el accidente fueron achacados a gente de Dehesa.

“Esa banda de Cabañas comenzó con robo a coches particulares, de allí se fueron sobre los ADO”, retoma el oficial veracruzano. Sobre este panorama, el Secretariado Ejecutivo para el Sistema Nacional de Seguridad Pública reporta que en cinco años, en Veracruz se han denunciado 939 asaltos en carreteras, de esos, 641 han sido contra autobuses de pasajeros y coches particulares, eso representa el 75 por ciento del total.

Incluso el robo a unidades de carga bajó notoriamente en los últimos años cuando en el sexenio estatal pasado abundaban “los piratas del asfalto y Veracruz y sus límites con Puebla eran considerados de los más inseguros. Esa baja es resultado de la organización de las cámaras del autotransporte de Carga así como la compra de equipos con tecnología GPS para localizar las unidades, haciendo menos apetitoso esta vertiente para la delincuencia organizada.

“Ellos operan así, lo robado, lo venden, si son productos, les dan salida, si traen celulares o demás objetos de valor, también los venden”, relató el oficial, quien comentó que en esas zonas montosas del sur de Veracruz “luego nos encontrábamos las mochilas, maletas, cargadores de teléfono y ropa de las víctimas. Allí dejaban todo lo que los maleantes no querían tras la repartición del botín.

A lo largo de las calles del pueblito se miran varias tiendas de abarrotes. Bien surtidas de mercancía. Ni parece el pueblo retratado por el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL):

En el estudio “Rezago Social 2010”, este organismo indicó que en Dehesa hay 3 mil 534 habitantes, de ellas, el 18 por ciento es población de 15 años o más analfabeta; el 7.5 por ciento de ellos no fue a la escuela; el 67 por ciento dejó la educación básica incompleta; el 37 por ciento no cuenta con acceso a servicios de salud; el 15 por ciento de las casas, es de piso de tierra; en el 26 por ciento de esas viviendas no hay agua potable ni drenaje; 66 por ciento no cuenta con lavadora y el 32 por ciento no dispone de refrigerador.

10 años atrás, cita el mismo estudio, el panorama era más crítico: el 23 por ciento de los jóvenes de 15 años o más de Dehesa eran analfabetas; el 95 por ciento contaba con acceso a servicios de salud; 84 por ciento no tenía acceso a lavadora y el 97 de los hogares carecían de refrigerador.

Aun con el crecimiento en algunos indicadores, en Dehesa se abrió uno de los comedores de la Cruzada Contra el hambre del Presidente Enrique Peña Nieto. Es una de las últimas novedades y de los pocos apoyos enviados por el gobierno.

Con una matrícula de 115 alumnos (clave 30ETHO3008L), en cada generación de alumnos del Telebachillerato de Dehesa, unos seis alumnos logran matricularse en alguna universidad.

Eso no era así cuando llegué hace unos 10 años -relata una maestra bajo anonimato-, a los alumnos los pasaban aunque no supieran nada, salían muy mal y sin saber. Yo comencé a meter orden y eso me mereció al menos tres amenazas de muerte. Una vez me dejaron un cartelón en el baño, que me iba a cargar mi m…

En alguna otra ocasión, menciona, recibió la visita de uno de los padres de familia, conocido delincuente de ese pueblo, quien la visitó para reclamarle el haber reprobado a su muchacho. “Me mandó decir que me iba llevar la chin… por reprobar a su hijo, pero yo hablé con los otros maestros y le demostramos que no iba bien no sólo conmigo.

Al poco tiempo el chico desertó: “Por allí anda, ya se le ha visto en una camionetota. Trae toda la facha…”. Dice esto mientras se incorpora y señala un balazo en una ventana del aula. Son al menos tres los impactos en otras ventanas.

“Los han de haber echado el día que nos quemaron la palapa escolar, nadie sabe quien fue, y si lo saben, no lo dicen”, relata.

Más allá señala una cantina, ubicada a menos de 50 metros del colegio, lo cual está prohibido por la ley. Ni el agente municipal de este pueblo ni el alcalde toman en cuenta la queja constante por la operación del bar a corta distancia de los jóvenes. Marco Antonio Martínez Amador, el presidente municipal, ni si quiera ha comenzado con la obra anunciada en junio pasado para montar una comandancia para la policía sobre la carretera a Dehesa. Sería de beneficio para 45 localidades; pero en el lugar sólo se mira desde esa fecha una lona con el anuncio, pues no han lanzado ni una palada.

En el colegio es cotidiano ver rondar a los maleantes que tratan de cortejar a las estudiantes, la mentora les aconseja “no enrolarse con ellos, tener mejores ideales; pero luego no entiende, acá la deserción es más de mujeres pues se van con sus novios o maridos y se embarazan”.

“Yo me he metido en problemas por decirle a los chicos que no se metan de halcones de los delincuentes, me he echado al pueblo encima” retoma la mentora.

La maestra, como otros profesores, busca que les cambien su plaza a otros pueblos o a la ciudad ante el temor de ir todos los días a Dehesa. Temor a ser asaltados o meterse en problemas con algún padre de familia.

En el colegio los profesores usan la historia de Julia Chareo Juárez, una joven egresada del TEBA de Dehesa, fue detenida y encarcelada por presunto secuestro en marzo de 2014. Ella terminó involucrada con la banda de El Cabañas porque supuestamente les “puso” a un exnovio.

“Era una excelente alumna, no sabemos qué paso con ella, nos da mucha tristeza y eso siempre se lo estamos recordando a los chicos, que no vayan a terminar como Julia.

Los mentores del TEBA piensan que mientras no haya acciones de combate a la pobreza más allá de repartir despensas o dar pláticas de salud a la población, Dehesa seguirá siendo “la mata” de los maleantes. “Esta es una zona en donde no hay cultura, no hay deporte, no hay nada para distraer y estimular a los chicos para que sean mejores, necesitan más cultura y amor propio”, dice la mentora quien está segura que varios de los alumnos que reprobó cuando arribó a dar clases hace unos 10 años, ahora asaltan carreteras para pelear por la corona dejada por El Cabañas como el rey de los ladrones del sur de Veracruz.

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