Mundo

La política "cero COVID"

“Viví 70 días encerrado. Fue un ambiente muy gris”, relata mexicano sobre plan chino

18/09/2022 - 1:00 pm

A pesar de una constante presión social por minimizar las normas sanitarias en busca de reactivar la economía en el país asiático, las autoridades chinas implementaron una serie de medidas radicales ante el más mínimo número de casos positivos derivados de la variante Ómicron, que tuvo su apogeo en marzo del año en curso.

Carlos, un joven mexicano que radica en la ciudad de Shanghái desde hace seis años aproximadamente, explicó en entrevista con SinEmbargo en qué consiste la polémica política “cero COVID” que ha causado incertidumbre en al menos 30 regiones de China.

Ciudad de México, 18 de septiembre (SinEmbargo).- Después de poco más de dos años de que los primeros casos de coronavirus se propagaran a nivel mundial, varios países de América y Europa optaron por bajar la guardia respecto al confinamiento y otras medidas sanitarias en busca de reactivar la economía de a poco. Sin embargo en China, donde inició todo, la historia es diferente a causa de la política “cero COVID”, impuesta por el Partido Comunista liderado por el Presidente Xi Jinping, que ha provocado caos e incertidumbre en al menos 30 regiones del país asiático.

De acuerdo con datos de la universidad John Hopkins, China ha registrado 2 millones 652 mil 714 casos positivos de coronavirus y 15 mil 62 muertes desde que inició la pandemia el 31 de diciembre del 2019. En contraste, Estados Unidos ha contabilizado 95 millones 490 mil 495 casos positivos y un millón 52 mil 214 defunciones desde que el virus arribó al país del norte.

A pesar de una constante presión social por minimizar las normas sanitarias en busca de reactivar la economía en el país asiático, las autoridades chinas implementaron una serie de medidas radicales ante el más mínimo número de casos positivos derivados de la variante Ómicron, que tuvo su apogeo en marzo del año en curso. Entre los protocolos se encontraban el confinamiento absoluto de ciudades enteras y la aplicación diaria de pruebas COVID.

Imágenes de decenas de personas portando equipo de protección en las calles, largas filas en los quioscos de pruebas COVID, vallas metálicas entre ciudades y edificios cerrados inundaron las redes sociales, sobre todo la plataforma de videos cortos TikTok, y distintos medios de comunicación, lo que provocó que se cuestionara si realmente esto era necesario.

Guardias de seguridad con máscaras faciales vigilan en Nanluoguxiang, el popular lugar turístico de Beijing. Foto: AP

Para entender un poco la política “cero COVID” que China puso en práctica cuando inició la pandemia y que agudizó con la llegada de la variante Ómicron, SinEmbargo se puso en contacto con Carlos, un joven mexicano que radica en la ciudad de Shanghái desde hace seis años aproximadamente.

“Primero llegó el COVID aquí, hubo mucho pánico, nadie sabía qué onda, hubo como en todo el mundo escasez de mascarillas y todo, y bueno, China decide cerrar fronteras en marzo del 2020 y empieza la política de ‘cero COVID’ con muchas restricciones. Para finales del 2020 China estaba viviendo como si nada hubiera pasado y pues desde octubre o noviembre del 2020 hasta marzo de este año todo había estado relativamente normal, tenías que tener tus pruebas COVID si viajabas. En realidad yo diría que todo estaba como si nada hubiera pasado”, relató Carlos.

“Cuando empezó a surgir la variante Ómicron el resto del mundo como que se supo ir adaptando pero en China no había casos de ningún tipo de variante, entonces China empezó a aflojar un poco más la entrada de la gente sobre todo para los residentes o gente que tenía la visa de trabajo nueva y pues la variante Ómicron entró y ésta fue mucho más difícil de controlar. Entonces en febrero se empezaba a escuchar si había o no casos y a finales de ese mes se puso más pesada la política de cero casos. Entonces cuando alguien en tu fraccionamiento, en tu zona o distrito daba positivo a COVID se cerraba la calle, el fraccionamiento o la torre donde vivías”, agregó.

Según refirió Carlos, el Gobierno da a conocer los protocolos y actualizaciones de los mismos a través de medios de comunicación y redes sociales.

Shanghái, la ciudad más poblada en China con poco más de 26 millones de habitantes, vivió uno de los confinamientos más fuertes a inicios de marzo del año en curso, en dónde se restringieron las salidas por completo. La gente tenía que conformarse con salir a tirar la basura o a dar una vuelta al jardín, si es que tenían uno, para tomar un poco de aire fresco.

Dos meses después de que entrara en vigor la etapa más fuerte de la política “cero COVID”, en mayo del 2022, el Doctor Tedros Adhanom Gebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alertó que la política impuesta por las autoridades chinas era insostenible.

“Creemos que no es sostenible si tenemos en cuenta el comportamiento del virus y lo que anticipamos para el futuro. Ahora tenemos buen entendimiento del virus y buenas herramientas. Transitar a otra estrategia sería muy importante. Lo hemos hablado con expertos chinos y hemos indicado que el enfoque no es sostenible y creo que un cambio sería muy importante”, expuso.

La OMS alertó que la política impuesta por las autoridades chinas era insostenible. Foto: AP

Carlos se quedó encerrado dentro de su departamento 70 días. Ese ha sido el confinamiento más largo que le ha tocado vivir desde que inició la pandemia del coronavirus en diciembre del 2019.

“La verdad a comparación de otras personas no me fue tan mal. Sí me quedé dos semanas sin agua y tenía que hervir agua, me quedé sin comida pero el Gobierno mandaba vegetales. No estaba comiendo digamos delicioso como estoy acostumbrado, o sea comía mucho menos al día, y como no sabía cocinar los vegetales o cuando mandaban una parte extraña de una vaca pues sí la pasé muy pesado. Fueron 70 días de encierro con mucha incertidumbre y estrés, no sé, aparte te podía tocar prueba COVID a cualquier hora del día, entonces de repente a las 6 am sonaban sirenas y decían ‘bajen a hacer prueba’. Fue un ambiente muy gris”, recordó.

Conforme ha pasado el tiempo, la gente se ha ido acostumbrando de a poco a estos encierros esporádicos, incluso ahora resulta más fácil la organización entre vecinos para adquirir provisiones en caso de que un edificio sea confinado por algún caso sospechoso o positivo, contó.

En este sentido, Carlos destacó que China cuenta con un servicio de delivery (entregas a domicilio) muy bueno —aunque en el confinamiento de marzo no se permitía esta actividad—, por lo que al día de hoy resulta más fácil adquirir alimentos si se está encerrado, aunque por supuesto antes de llegar a las manos del cliente debe pasar por un proceso de desinfección.

“La verdad ahora, después de que pasamos tantos meses de esto, ya es algo más normal. Generalmente hay grupos de vecinos o grupos de organización en el edificio. Un día te levantas y en la puerta principal ya hay unas cintas y alguien cuidando ahí las 48 horas. La gente ahora no se apanica ni nada porque todo lo puedes pedir por delivery. Lo que necesites lo puedes pedir y te llega al edificio, el guardia que está en la entrada lo desinfecta y lo deja en el lobby, a un lado del elevador o donde la gente lo pueda tomar”, compartió.

“En el encierro principal, que fue la ciudad completa, sí hubo desabasto. Ahí sí eran fraccionamientos enteros, digamos en China los fraccionamientos, las unidades habitacionales o las unidades de edificios son enormes entonces tenían que cerrar edificios y las entradas principales de los fraccionamientos. En este caso ya no se ha hablado de muchas unidades completas cerradas, generalmente se cierra un edificio, pero en el caso de que se cierre la unidad competa lo que hacen es que en la entrada principal ponen un stand o unas banquitas para que el de delivery lo deje ahí, el guardia del fraccionamiento lo desinfecta y tú lo vas a recoger a la entrada porque si cierran el fraccionamiento no te cierran tu edificio. Lo único que piden es que no salgas de tu departamento más que para sacar basura o recoger tu delivery“, añadió.

A pregunta expresa sobre la rutina laboral, Carlos compartió que al igual que decenas de comunidades en las oficinas se han ido adaptando a los cambios dentro de los protocolos para disminuir los contagios COVID por lo que si un día sales del departamento y te percatas de que el edificio está cerrado, sólo es necesario avisar para que te permitan realizar home office.

UN CÓDIGO QR Y VARIAS PRUEBAS 

A los códigos QR y a los registros se suma también la prueba de muestras COVID cada 24, 48 o 72 horas. Foto: AP

Para poder tener un mayor control de los contagios, el Gobierno chino desarrolló una aplicación para que cada individuo pueda registrar los resultados de sus pruebas COVID y los lugares donde ha estado, desde plazas comerciales y restaurantes hasta taxis y transporte público.

Según destacó el periodista Austin Ramzy a The New York Times esta app funciona como una especie de semáforo, es decir, el código de salud de una persona puede cambiar de “verde” a “amarillo” si en el camino se llega a cruzar con alguien infectado o llega a visitar una zona considerada de alto riesgo.

“Ahorita la política actual en todo China se maneja por código QR y por códigos de registro. No puedes entrar a ningún lugar o hacer nada si no tienes tu registro. En este registro tú tienes obviamente tu pasaporte o digamos tu cédula de ciudadano y tú registras en donde entras, a dónde vas y en dónde te andas moviendo. Esto aplica para taxis, centros comerciales y transporte público. En todos los lugares tienes que registrar tu entrada y con este mismo código, que tienes que mostrar cada vez que te haces una prueba COVID, ellos escanean tu registro para actualizar que tu prueba ha sido en 24, 48 o 72 horas”, detalló Carlos.

“Si yo viajo a Beijing, estoy dos días y justamente cuando voy de regreso se detectó que en el restaurante o área en la que estuve hubo un caso sospechoso, ahora para yo regresar a Shanghái puede que no me dejen salir o si regreso tengo que hacer cuarentena. Es más, si pasó tiempo de mi llegada, digamos 24 horas de Beijing a Shanghái, y si yo llego a mi edificio y de repente el código detecta que estuve en un lugar donde pudo haber habido un potencial riesgo o alguien cercano dio un caso anormal, como se le dice cuando no se sabe si tiene o no COVID, podrían encerrar a todo mi edificio para evitar que más gente se contagie. El encierro del edificio ahora es de 48 horas y eso, al asegurarse que todos hayan dado negativo en las pruebas COVID”, ejemplificó.

A los códigos QR y a los registros se suma también la prueba de muestras COVID cada 24, 48 o 72 horas. Según señaló Carlos, las autoridades han sido un tanto más permisivos con esta última medida, pues antes requerían que la población se realizara una prueba cada 24 horas para que pudieran entrar a algún lugar en específico.

“Ya se han ido relajando en cuanto al número de horas que se requiere para poder entrar a algún lugar, a lo que voy es que antes se necesitaban 24 horas en tu registro para poder entrar a un lugar. Ahora la mayoría de los lugares te permite un máximo de 72 horas, eso quiere decir que si tu código enseña que en cuatro días no te has realizado una prueba no puedes entrar a cualquier lugar como restaurantes, transporte público, plazas comerciales e incluso hospitales”.

“Lo positivo de la política es que desde mediados de marzo todas las pruebas COVID y todos los quioscos que hay han sido gratis, entonces tú puedes ir a cualquier hora del día a hacerte tu prueba y literalmente están en casi todas las esquinas. La verdad es que ya tienen todo muy bien estandarizado”, destacó el mexicano, que además compartió también cuentan con una aplicación que les permite saber en que quioscos hay más gente y cuál es el tiempo de espera estimado para realizarse una prueba COVID.

La primera vacuna de ARNm del SARS-CoV-2 de China, AWcorna, desarrollada por Abogen Biosciences, Walvax Biotechnology y el Instituto de Biotecnología de la Academia de Ciencias Médicas Militares. Foto: AP

Por otra parte, China pospuso la importación de vacunas extranjeras consideradas como más efectivas que las producidas en casa. Estudios han demostrado que la vacunación con ARNm, vacunas fabricadas por Pfizer-BioNTech y Moderna, son más efectivas contra la hospitalización y decesos por COVID-19, mientras que las vacunas chinas arrojaron ser efectivas contra la cepa original, pero no contra las variantes más recientes.

¿LA GENTE APOYA LA POLÍTICA “CERO COVID”?

De acuerdo con AP los confinamientos han desatado protestas en Internet y confrontaciones con trabajadores sanitarios y policía, y han cobrado un alto precio sobre la economía, además de afectar a las cadenas globales de suministro de electrónica y otros productos.

“Digamos que es difícil que yo generalice a la sociedad. China es súper amplio y cada una de las ciudades son súper diferentes. A cada una le tocaron políticas diferentes. Hubo ciudades que jamás, o sea desde el 2020 no han sufrido tanto el COVID. Shanghái ha cambiado bastante y sí ha habido bastante tensión porque no sabes en qué momento te pueden cerrar el restaurante, en qué momento te pueden encerrar a ti, en qué momento pueden encerrar al fraccionamiento, pero en Shanghái o en China si eres extranjero sabes que no puedes ir contra la políticas, entonces aquí te adaptas o te adaptas”, indicó Carlos.

Los confinamientos han provocado una serie de protestas entre los residentes. Foto: AP

“Mucha gente extranjera aquí optó por salir. Han salido muchísimos extranjeros, sobre todo dueños de negocios un poco más chicos porque pues también ha sido muy fuerte el impacto económico que tuvo el encierro”, añadió.

AP dio a conocer en agosto del 2022 que varios economistas advirtieron que China necesita impulsar el crecimiento que fue de apenas 2.5 por ciento en el primer semestre de 2022 en comparación con el 2021, menos de la mitad del objetivo anual oficial del 5.5 por ciento, después de que Shanghái y otros centros industriales cerraron desde finales de marzo para combatir brotes del virus.

El cierre de Shanghái también ha provocado la resistencia de decenas de trabajadores que son obligados a dormir en sus lugares de trabajo.

“Yo creo que está dividido, hay gente que dice ‘no hay de otra, adelante’ y están como si nada. Hay otras personas que no pueden con lo tenso que estaba, saber que siempre te pueden encerrar o que algo puede pasar y que nada más no acaba este cuento”.

Finalmente Carlos se sinceró al admitir que luego de no entender al cien por ciento que era lo qué estaba pasando en este último confinamiento, terminó por entender que en China son más estrictos porque quieren garantizar que no haya más contagios, o bien, que estos sean mínimos.

“En febrero del 2020 estaba muy tenso el ambiente. Había mucha tensión porque casi casi lo que se escuchaba es que si te contagiabas te podías morir, había mucha desinformación. Yo creo que mucha gente fue muy dura contra China, pero China fue el primer país en sufrir esto y la verdad es que se sentía pánico en las calles. Este encierro fue un poco más pesado por el desabasto y por la incertidumbre de no saber cuánto iba a durar y mentalmente sí fue más difícil sabiendo que tal vez esta política no iba a solucionar mucho […] Estando un poco más de tiempo en China, aquí entiendes que las medidas son contundentes”.

Eréndira Quintero
La música es mi fuerte. Me la vivo en conciertos y festivales. Escribo sobre entretenimiento y me describo como una auténtica seriéfila. Soy fan del UCM y de las comedias románticas.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video