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María Rivera

19/10/2023 - 12:01 am

Matar civiles

“Los crímenes de guerra que ha cometido Israel estos días y que sigue cometiendo en estas horas ameritarían que una corte internacional lo juzgue y que la sensatez en la comunidad internacional lo frene”.

“A mí me escandaliza, querido lector, que haya gobernantes de países democráticos que no encuentren totalmente inadmisible la masacre a la que está siendo sometido el pueblo palestino”. Foto: Fatima Shbair, AP.

No, querido lector. No se debe matar civiles en una guerra. No se debe asesinar niños y niñas, bebés, mujeres, hombres inermes, familias enteras, desde los abuelos hasta los nietos, desaparecerlos de la faz de la tierra. No se debe bombardear con misiles que matan indiscriminadamente a la población, los entierran bajo los escombros. No se debe bombardear hospitales, escuelas, edificios residenciales, panaderías que abastecen de comida a la población hambrienta. No se debe usar como arma el fósforo blanco sobre la población indefensa. No se debe castigar colectiva e indiscriminadamente a un pueblo, ni cortándole los suministros básicos de su subsistencia, como son el agua potable, la electricidad, la gasolina, las medicinas y los alimentos. No se debe obligar a millones de civiles a abandonar sus casas, sus ciudades a fuerzas de bombardeos y de amenazas de muerte, y sin medios para hacerlo porque viven en una prisión, no tienen lugar a donde huir. No se debe dar ultimatums de 24 horas para que hospitales sean evacuados porque serán blancos militares, no se debe cumplir la amenaza y asesinar médicos, enfermos y civiles que allí se refugiaban, para causar terror y obligar a todos a abandonar la ciudad para intentar recluirlos en pequeños territorios, mientras los despojan de su tierra. No se debe obligar a los médicos a abandonar a enfermos y heridos, a la población a abandonar a sus familiares bajos los escombros, bajo amenaza de que también serán asesinados. No se debe bombardear ambulancias, asesinar a rescatistas, a médicos, a enfermos. No se debe obligar a la población a desplazarse y, después en el trayecto, asesinarlos. No se debe asesinar civiles.

Todos estos son crímenes de guerra. Y todos y cada uno de estos crímenes han sido cometidos por Israel en contra de la población palestina estos días de guerra, desatada por Hamas y convertida en un infierno por Israel, que ha asesinado indiscriminadamente a la población civil y busca invadir Gaza, en un crimen aún más atroz contra la población palestina.

No es solamente el reciente bombardeo sobre el hospital en Gaza, que ha escandalizado al mundo, y que Israel niega, naturalmente, haber cometido, achacándoselo a Hamas. Más allá de esta última atrocidad, los crímenes de guerra que ha cometido Israel estos días y que sigue cometiendo en estas horas ameritarían que una corte internacional lo juzgue y que la sensatez en la comunidad internacional lo frene, si es que se quiere evitar el injustificado y brutal baño de sangre de los palestinos y que el conflicto escale a niveles que nadie debería aceptar.

Mientras escribo estas líneas, en twitter, civiles palestinos que todavía tienen forma de comunicarse (la mayoría ya no tiene medios para hacerlo debido a que les fue retirada la electricidad) se preguntan si ellos y sus hijos sobrevivirán las siguientes horas, testimonios desesperados del peligro de las bombas cayendo más cerca de donde se encuentran y de la falta de alimento y agua potable; la doctora mexicana, Bárbara Lango que se encuentra en Gaza sin poder salir, como el resto de la población, denuncia en Facebook que Israel comete crímenes de guerra en contra de gente inocente, civiles. Organizaciones de defensa de derechos humanos, junto con la ONU misma suplican por ayuda, ante la falta de medicinas. La organización humanitaria Médicos sin Fronteras, da testimonio del atroz ataque de Israel, que no cede.

 

El mundo entero está presenciando, en tiempo real, una guerra que no tiene nada que ver con la justicia para las víctimas en Israel, sino con la barbarie de la venganza de Netanyahu sobre toda la población civil palestina. Una venganza barbárica aún más sangrienta que la del grupo terrorista que combate. Solo la ley puede aportar justicia y reparación. Los criminales deben ser juzgados, no asesinados a mansalva. De otra manera, quienes realizan estos actos, inevitablemente se convierten en criminales. Eso es justamente lo que distingue a una sociedad civilizada de una que no lo es: la defensa de la ley y de los derechos humanos que son, como se sabe, universales. Pero la venganza de Israel es algo mucho más grave: una clara forma de genocidio y de limpieza étnica. Una forma de bruta crueldad invasora que es capaz de asesinar niños y bebés con total impunidad y con el apoyo de parte de la comunidad internacional, para conseguir su objetivo: despoblar Gaza a través del asesinato y el terror, para invadirla. Actos totalmente inhumanos y criminales cometidos frente a los ojos de todo el mundo.

Afortunadamente, el repudio de personas de a pie en todo el mundo se ha hecho patente, aunque algunos gobiernos insistan en apoyar el genocidio, ciegos ante el horror, o peor, cómplices de éste.

A mí me escandaliza, querido lector, que haya gobernantes de países democráticos que no encuentren totalmente inadmisible la masacre a la que está siendo sometido el pueblo palestino. Me indigna, me duele, que frente al asesinato indiscriminado de civiles en Gaza puedan apoyar al gobierno sangriento y criminal de Israel; que nadie en el mundo pueda frenar el horror con la única fuerza capaz de frenarlo: la decencia y el derecho; que los cuerpos de esos niños y niñas asesinados que vemos diario no signifiquen nada para ellos; que la tragedia no los conmueva. Me horroriza. Muchos países “civilizados”, tendrán una cita con la historia y serán juzgados. No les irá bien, téngalo por seguro.

María Rivera
María Rivera es poeta, ensayista, cocinera, polemista. Nació en la ciudad de México, en los años setenta, todavía bajo la dictadura perfecta. Defiende la causa feminista, la pacificación, y la libertad. También es promotora y maestra de poesía. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (FETA 2000) Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005), Los muertos (Calygramma, 2011) Casa de los Heridos (Parentalia, 2017). Obtuvo en 2005 el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.

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