Ciudad de México, 21 de mayo (SinEmbargo).– Cuando la selección mexicana de futbol sub-17 llegó de Perú con el campeonato del mundo en 2005, Carlos Vela fue recibido como la promesa de gol hacia un futuro que lucía esperanzador tras el juego mostrado en terreno inca. Carlos llegó, entrenó con Chivas y enseguida el Arsenal ofertó por la joya mexicana de 17 años.
El traspaso se cerró. Jorge Vergara no quedó conforme con la transacción. Para el peculiar dueño de las Chivas, que entiende la vida en forma de negocio, era inexplicable perder a un “producto” que podría dejar numerosos y suculentos dividendos a la institución de Guadalajara. Aún así, el futbol ganó y Vela se convirtió oficialmente en jugador del equipo inglés.
Días después, Vergara organizó una ceremonia para reconocer a los distintos jugadores miembros del plantel campeón del mundo sub-17. Unos Pointers del año yacían en el lugar del evento en forma del evento. El propietario de uno de los clubes más populares del país, entregó uno a uno las llaves de su nuevo automóvil. Cuando llegó el turno de Carlos Vela, Vergara le dijo que su premio ya había sido entregado. Para Jorge, dejar salir a Carlos era suficiente.
Vela dibujó un semblante de tristeza que a los 17 años no puedes ni sabes disimular. La ilusión de tener un nuevo coche, se transformó en un rencor empedernido. Era finales de 2005. Desde ese día, el delantero desarrolló una característica en su forma de ser. Quedó claro que el de Cancún, era una persona rencorosa que poco olvida.
Algunos meses después, Vela explotó contra Vergara y declaró que no se sentía 100% Chiva. Mientras Carlos crecía futbolísticamente en España, el pasado del delantero en Guadalajara quedó borrado en un santiamén. El proceso de fuerzas básicas y la formación humana eran tiradas a la basura. Nunca un Pointer había salido tan caro.
Carlos Vela es un tipo de condiciones poco vistas. Eso nunca se ha dudado, el problema es que él lo supo siempre y eso, con un poco de tambaleo por la fama, una fama se puede derrumbar. Vela pasó de brillar en la cancha a las revistas del corazón. Con una, dos o tres mujeres distintas, el delantero era portada en espectáculos mientras en la cancha desaparecía con la playera nacional.
Luego de un par de préstamos, Vela llegó a tierra Vasca. La Real Sociedad de San Sebastián compró al delantero mexicano con vistas al futuro. Vela no quiso esperar, y mientras peleaba con la prensa nacional, el de Cancún tomó las riendas de la Real y se convirtió en un estandarte. A Carlos se le quiere como un ídolo en San Sebastián.
El nivel de Javier Hernández dinamitó la esperanza futbolera del país. Cuando Vela se convirtió en uno de los fichajes más rentables de España, la dupla Chicharito-Vela acaparó la esperanza hacia las eliminatorias mundialistas y la Copa Confederaciones. Sin embargo, el rencoroso quintanarroense nunca olvida.
Vela se ha negado en varias ocasiones a las convocatorias hechas por José Manuel “Chepo” de la Torre. Sin una versión oficial, los aficionados han escuchado desde la petición de descanso por parte del delantero hasta la molestia del jugador por ser suplente y su eterno conflicto con la prensa.
En medio de tanto tráfico de lamentaciones y versiones periodísticas, el futbol mexicano pierde una joya que no se encuentra en otro futbolista con pasaporte nacional, también se ahorra a alguien que se atrevió a rechazar un llamado que cualquier jugador sueña con tener al encarrilarse en el profesionalismo.
La lista para los próximos partidos de eliminatoria, un amistoso frente a Nigeria, y la Copa Confederaciones fue revelada ayer. “Sólo quiero hacer mi trabajo y que me dejen en paz”, declaró Vela ante la insistencia de los medios para querer saber el por qué de su decisión.
El verano será tranquilo, placentero y de paz para Carlos. “Chepo” de la Torre dejó fuera al delantero de la lista, la selección mexicana pierde un baluarte.
