ENTREVISTA | “Las oscuras primaveras” no es una película bonita: Ernesto Contreras

23/01/2015 - 12:05 am
Una película perturbadora y transformadora. Foto: Facebook
Una película perturbadora y transformadora. Foto: Facebook

Ciudad de México, 23 de enero (SinEmbargo).- En Las oscuras primaveras, la nueva película de Ernesto Contreras (Párpados azules y Seguir siendo) hay instinto y hay tragedia. No se sabe si porque está lo primero aparece lo segundo, pero ambas fuerzas se juntan trayendo un huracán de cada lado y revientan en el centro de la pantalla.

El resultado es un espectador alelado, mirando fijamente el horizonte, preguntándose lo que ha pasado frente a sus ojos.

Para contar la historia simple pero abismal de Igor, Pina y Flora, echando mano de un guión preciso de su hermano Carlos, Ernesto, nacido en Veracruz en 1969, se vale de un trabajo actoral como pocas veces visto en la pantalla mexicana contemporánea.

Irene Azuela, Cecilia Suárez y José María Yázpik se sacan chispas en medio de una atmósfera gris y pesada, siempre condenatoria, donde los personajes tratan infructuosamente de dar un paso que los lleve al frente de algo, aunque va de suyo que caminarán para atrás, rumbo inevitable al precipicio.

Ernesto Contreras, al frente de un cine mexicano realmente nuevo y propositivo. Foto: Facebook
Ernesto Contreras, al frente de un cine mexicano realmente nuevo y propositivo. Foto: Facebook

Hay en la película de Ernesto Contreras una mano mágica: la de la montadora Valentina Leduc a quien el cineasta ha confiado la tarea que antes se guardaba para sí.

Está también el ojo poético y profundo como herida de estilete de Tonatiuh Martínez, habitual colaborador de Ernesto en la fotografía.

Con producción de los más que sensibles Mónica Lozano, Luis Albores y Érika Ávila, que han allanado el camino a un director absolutamente personal y con ideas muy precisas e irrenunciables acerca de lo que quiere hacer, Las oscuras primaveras presenta la posibilidad de un cine transformador para aquellos que todavía creemos que las películas nos ayudan a vivir y a entender algo de lo mucho que no se entiende a lo largo y a lo ancho de una existencia humana.

La sinopsis

Igor es plomero. Pina reparte café. Ambos se desean profundamente pero no son libres. Ella decidirá hacerle un disfraz de león a su pequeño hijo. Él decidirá comprar una fotocopiadora para su mujer. La primavera llegará y hará que el amor se consuma llenando sus vidas de ilusión y pasión.

La entrevista

–¿Cómo te sientes?

–Mira, como me ha pasado con Párpados azules y Seguir siendo Café Tacvba, tengo una sensación muy rara. Se trata de una mezcla de emociones, es casi como un parto, como una boda, donde por fin vamos a compartir el trabajo y el resultado de ese trabajo. Una etapa muy excitante, la verdad.

­–¿Cómo fue el rodaje?

–Fue un rodaje de seis semanas en el 2013. Tuvimos la fortuna de poder filmar en 35 mm, en lo que significó para mí una experiencia muy gozosa, gracias en gran parte a que tuvimos tiempo de preparar mucho todo antes de iniciar la filmación. Mucho trabajo con los actores, mucho trabajo de mesa, de preparación en general…específicamente con los actores necesitaba llegar así al rodaje, con esa complicidad absoluta con ellos, que confiaran y que estuvieran tranquilos respecto de lo que íbamos a hacer y explorar. Contar con actores como Irene Azuela, Cecilia Suárez, Margarita Sanz (se luce en un papel secundario) y José María Yázpik, no quiero decir que hizo todo más fácil, pero posibilitó un muy rico nivel de diálogo.

–Es un trío actoral realmente portentoso, estamos hablando de los que probablemente sean los tres mejores actores de sus respectivas generaciones…¿Fue fácil la interacción?

­–Todos nos conocíamos ya y como sabes Cecilia fue la protagonista de Párpados azules. En el caso de “Chema” e Irene si bien habían trabajado juntos nunca se habían enfrentado a ese tipo de personajes en forma conjunta. Cuando saltó el nombre de Irene decidimos grabar una prueba para ver si existían la química y la conexión que hacían falta para contar la historia. Desde el primer momento en que los vi pasó algo increíble, se dio un éxtasis, ahí estaban los personajes de Las oscuras primaveras. No hubo ensayos entre ellos, para que hubiera espontaneidad y frescura frente a la cámara. Hablamos mucho, eso sí, antes de iniciar a rodar y traté de ser muy claro acerca de lo que queríamos lograr. El guión era muy específico y, ya sabes, yo tenía mis dibujos, mis esquemas, mis story boards…

­–Son ríos de química los que corren entre Yázpik y Azuela, la verdad…

–Bueno, de entrada son dos grandes profesionales, pero además tiene que existir confianza y complicidad entre los actores, el director y el resto del equipo para que pase lo que pasa con Las oscuras primaveras.

Director y protagonista de Las oscuras primaveras. Foto: Facebook
Director y protagonista de Las oscuras primaveras. Foto: Facebook

–¿Las oscuras primaveras es una película sobre la moral donde el instinto es más fuerte que la ética?

–Una de las apuestas de la película era hacer una historia de adultos para adultos que justamente nos identificara pero también nos confrontara con la naturaleza, los instintos, las necesidades. Es verdad que eso podría resultar incómodo, aunque yo diría que incómodo en el buen sentido. Efectivamente, hay un conflicto entre la moral y los instintos.

–El instinto pone en peligro la vida de los seres queridos de los implicados en la historia, lo que convierte a Las oscuras primaveras en una película de riesgo…

–Bueno, eso es lo que buscamos. De pronto un personaje como el de Irene Azuela puede resultar políticamente incorrecto…es una mujer que ama a su hijo, pero también está viva y siente necesidades. El personaje no sabe a veces cómo acomodar esa pieza que en su vida es su hijo y eso, obvio, va en contra de cómo nos dicen que tiene que ser el concepto de la maternidad.

­–Otra cosa que no podemos acomodar es la fotocopiadora…

–Para mí la fotocopiadora, además de cumplir las funciones de personaje, resulta un elemento invasor y absurdo en el desarrollo de la historia.

El director trabaja con un sólido equipo integrado entre otros por los productores Mónica Lozano, Érika Ávila y Luis Albores. Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo
El director trabaja con un sólido equipo integrado entre otros por los productores Mónica Lozano, Érika Ávila y Luis Albores. Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo

–Esas cosas absurdas que haces cuando estás enamorado…

–Claro, porque tiene que ver con nuestra naturaleza. El animal en celo deja de comer y de preocuparse por todo con tal de lograr su objetivo. Con esto no quiero decir que mis personajes sean animales en celo, sino que se comportan de acuerdo a esa esencia que es el ser humano…

–Como en Párpados azules elegiste la parquedad y que la comunicación fluyera por otras vías que no fueran estrictamente la palabra

­–Bueno, es parte de una exploración. No puedo asegurar que mis próximos trabajos vayan a ser así. No quiero en esta entrevista dar la idea de que Las oscuras primaveras es una película contemplativa o silente, simplemente maneja ese lenguaje para poder transmitir la cantidad de emociones complejas que experimentan los personajes, destacando las imágenes que son lo que más emociona del cine y de este oficio que elegí.

Las oscuras primaveras también una tragedia y la fotografía captó muy bien ese lenguaje trágico de la historia

–Sí, creo que el trabajo del fotógrafo Tonatiuh Martínez y el diseño de producción a cargo de Bárbara Enríquez y Alex García buscaron que el espectador se sintiera como los personajes, en este invierno de pronto frío, de pronto gris, anhelando que la primavera por fin llegue.

–Esa diva que es Cecilia Suárez demostrando su enorme capacidad actoral en un personaje tan apocado, tan insignificante, no deja de ser una provocación de tu parte…

–Creo que después de mi experiencia con Párpados azules conocí su valor para arriesgarse a hacer cosas muy distintas a lo que ella es en realidad, una cualidad que hace a un gran actor. Alguien que está dispuesto a todo y se obsesiona con cada detalle.

­–Sabes que Yázpik es una de mis debilidades, lo considero el mejor actor mexicano de su generación lejos de muchos de su misma edad y su trabajo en Las oscuras primaveras es realmente prodigioso…

–Creo que este es el mejor momento de “Chema” como actor. Es el mismo “Chema” que hemos visto en anuncios comerciales y en portada de revista, con una predisposición a transformarse realmente increíble. Arriesga, no tiene miedo de nada y le agradezco mucho su apertura, su entrega.

–Me conmueve el riesgo que toman tú y tu equipo para hacer un cine que si tuviera que calificar diría que es inesperado en nuestra filmografía

–Creo que como director una de las cosas que más me emocionan es asumir riesgos, retos. Sé que la gente no dirá cosas como “Ay, qué película bonita”. No, Las oscuras primaveras no es una película bonita, lo que quería hacer era una película dura, directa, sin censura, sin frenos. El que no arriesga no cruza la mar.

 

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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