El pueblo de Chalchihuapan, líderes y legisladores dan sepultura a niño; denuncian acoso de Moreno Valle

23/07/2014 - 12:05 am
En el puente donde se dio el enfrentamiento el pasado 9 de julio aún se ve la palabra "ASESINO". Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
En el puente donde se dio el enfrentamiento el pasado 9 de julio aún se ve la palabra “ASESINO”. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Chalchihuapan, Puebla, 23 de julio (SinEmbargo).– En las rampas del puente que cruza la autopista Puebla-Atlixco se puede leer la palabra “asesino”. Se refieren al Gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle. Una noche antes, los habitantes también habían colocado dos mantas con el mismo mensaje y fotos de José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, el menor víctima de la abrogada Ley Bala. En las rejas pintaron: “Moreno Valle / asesino”.

Por la mañana sólo quedó el rastro de “asesino”.

Cientos de personas se dieron cita desde primera hora en la explanada de la presidencia de la Junta Auxiliar de San Bernardino para despedir al niño de 13 años que murió luego de permanecer 10 días en el Hospital General Sur debido a que recibió un impacto en la cabeza de un artefacto disparado por la Policía Estatal.

Representantes de distintas juntas auxiliares acudieron. Alumnos de la telesecundaria Ricardo Flores Magón y compañeros de José Luis también estuvieron. Portaban el uniforme oficial con el escudo del gobierno de Puebla del lado derecho del pecho. Todos pedían lo mismo: justicia para el alumno del 2do B.

El discurso es claro: Moreno Valle no quiso negociar, como dijo. Su intención, coinciden, era desarmar la protesta con ofrecimientos o con la policía, sin posibilidades de conciliación.

Alrededor de las 9:30 horas, comenzó la ceremonia religiosa oficializada por tres padres, entre ellos Gustavo Rodríguez Zárate. Lamentaron el deceso del menor. Un grupo de mariachis acompañaban a los pobladores que cantaban El Pescador. Antes de concluir, uno de los padres dijo un mensaje a Elia, la madre de José Luis, por parte del Arzobispo Víctor Sánchez Espinoza que está fuera de México.

“Manda su consuelo y su pésame a la familia de José Luis y a toda esta comunidad de San Bernardino Chalchihuapan”.

La madre junto con la abuelita de José Luis y una tía se acercaron para darles la bendición. El padre “Gus” consoló con un abrazo a Elia.

El padre "Gus" es coordinador de la Pastoral de Migrantes en la Arquidiócesis de Puebla. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
El padre “Gus” es coordinador de la Pastoral de Migrantes en la Arquidiócesis de Puebla. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Antes de terminar la misa, algunos pobladores aprovecharon para lanzar consignas contra el Gobernador. Sin embargo, fueron callados.

Concluyó la ceremonia religiosa. El ataúd blanco de José Luis tenía pétalos de rosas rojas encima, un poco de confeti y una fila de veladoras a cada lado. Los presidentes de seis juntas auxiliares hicieron guardia alrededor de él, entre ellos Javier Montes Bautista, el mandatario de San Bernardino Chalchihuapan.

Los habitantes comenzaron a sacar cartulinas con consignas contra el Gobernador.

Los pobladores también aprovecharon para gritar algunas consignas contra Moreno Valle. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Los pobladores también aprovecharon para gritar algunas consignas contra Moreno Valle. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Presidentes y representantes de las juntas y diferentes agrupaciones comenzaron a hablar al micrófono. Uno a uno le daban el pésame a Elia y le prometían que el caso no quedaría impune. También denunciaban violaciones a sus derechos humanos, abusos cometidos por las autoridades. Pedían la destitución del Gobernador y de su Secretario de Seguridad, Facundo Rosas Rosas. Al finalizar los discursos, las consignas no se hacían esperar. ¡Moreno Valle, asesino! ¡Muere Moreno Valle! !Todos somos José Luis!

Llegó el turno de una compañera de la escuela de José Luis. Fue contundente.

“Venimos a darle el último adiós a José Luis porque él seguirá en nuestros corazones. Él no es el único que va a morir, sino todos por Moreno Valle, el que lo mató con la ‘Ley bala’. Hoy muchos que están muriendo en nuestro país por el mal gobierno que está haciendo esto. José Luis va a representar a nuestro pueblo. Qué muera Moreno Valle”.

Los presentes respondieron: ¡Qué muera!

Las diputadas Joaquina Navarrete Contreras, Alliet Bautista Bravo, Víctor Bautista López y Roxana Luna Porquillo estuvieron presentes. Las acompañó el Senador Luis Sánchez, quien dijo que exigirán a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que se pronuncie al respecto.

Los discursos se acababan y la madre del presidente de la Junta Auxiliar, Javier Montes Bautista, Araceli, tomó el micrófono para lanzarse contra las autoridades:

“Esto parecía una película de espionaje todos los días, a las 3 de la mañana llegaban gentes del gobierno que decía: ‘Te venimos a dar apoyo, ¿quieres becas para tus hijos?’ ¿A las 3 de la mañana? Estábamos siempre afuera por el temor de que algo nos hicieran. Nos querían dar un cuarto en el cuarto piso, luego nos querían meter al albergue y a Elia, el día viernes desde las 8 de la mañana, la metieron a una oficina del hospital y la dejaron salir hasta las 4 de la tarde. ¿Eso es querer dar un buen trato? Jamás quiso negociar al contrario. Y sí, no lo niego, en un principio tenía mucho miedo, pero al ver a esta mujer y a su abuelita, día y noche en la lucha, dije: ‘Yo no me puedo acobardar. No me puedo cansar y aquí estoy desde ese día’”.

“Sé que toda mi familia está en peligro, yo lo sé, pero aquí estoy y les digo a mis compañeros de allá que no sean cobardes estamos luchando por nuestro pueblo, expresó y denunció el hostigamiento de los oficiales. Hubo un día a donde nos dijeron, iba a empezar a llover, que nos quisimos meter con las cobijas y nos decían que había habido una plaga de pulgas, chinches, garrapatas y piojos. Así nos trataron. No se vale. ¿Por qué? ¿Porque vivimos en un pueblo? No se vale”.

Advirtió: “Si algo le pasa a mi hijo, por defender a su pueblo, él [Moreno Valle] va a ser responsable de lo que le pase a mis hijos y a mi familia porque también sé que nos andan hostigando y esos compañeros nos dieron la espalda. No me importa decirlo porque tengo coraje, dolor. Porque soy testigo de todo lo que pasó”.

La mujer detalló que ese día los agredieron. “Yo personalmente hablé, no sé si sea comandante o qué sea, y cuando le dije: ‘Déjalos, no estamos haciendo nada’. Le dije: ‘Déjanos dos horas más y a las 4 de la tarde nos vamos. No nos vamos a quedar’. Él hizo esto: vio su teléfono y dijo, no puedo, es una orden. Tienen 5 minutos para irse. Dijo 5 minutos y ya los teníamos empujándonos. Tenía a una señora con un señor que venía, la niña comenzó a llorar y le dije: espérate y dijo: no y nos empezó a empujar a todos. ¿Acaso eso es diálogo? Yo no sé quien lo hizo o porque lo hicieron”.

“Él que está aquí, [Jose Luis], se quedó y no nada más está salvando a Chalchihuapan, está salvando a una nación. Démonos cuenta, José Luis está salvando a una nación”, afirmó.

Elia Tamayo sólo pronunció unas palabras: “Muchas gracias a todo los que vinieron a la misa”.

Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Durante la ceremonia religiosa, la madre de José Luis sólo dijo: “Muchas gracias por venir a la misa”. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Comenzó el movimiento de la población rumbo al panteón de Chalchihuapan. Primero avanzaron dos patrullas con las sirenas puestas, seguía una de las mantas que colgaron inicialmente en el puente, luego la banda de guerra de la Telesecundaria. Los familiares venían atrás y José Luis. Los pobladores caminaban al final.

Seis cuadras y una curva separaban la plaza del panteón. La marcha fue en silencio total, aunque de vez en cuando se escuchaba: sombrillas, sombrillas, lleve sus sombrillas. La temperatura marcaba 24 grados y también apareció una chica con nieves y helados.

Familias completas, niños, niñas, bebés en brazos, señoras grandes, muchas de ellas tapadas por un rebozo gris. Una joven llevaba una cubeta verde con flores, desprendía un olor diferente al de las gladiolas, eran jazmines.

Durante el camino, el volcán Iztaccíhuatl se veía de fondo, en la curva, Don Goyo hacía su aparición.

El ingreso al panteón fue lento, una puerta negra donde pasaban sólo dos personas a la vez se saturó y entre todos ayudaban a las personas grandes de edad a subir los cinco escalones previos a la entrada.

Los presidentes de las juntas auxiliares llegaron con el ataúd de José Luis, mismo que bajaron por la fosa mientras que Elia sólo observaba, sin lágrimas.

Una bolsa con ropa de José Luis se le colocó encima y luego la tierra. Cubrieron la fosa completamente y encimaron al menos seis coronas.

“José Luis, estás en nuestros corazones”, dijeron sus compañeros de la Telesecundaria y soltaron globos blancos.

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