Author image

Jorge Alberto Gudiño Hernández

24/08/2019 - 12:05 am

Acerca de la felicidad

“Aseverar que somos felices por decreto, no sólo es un sinsentido sino que hasta puede sonar a burla”.

¿Felices? Foto: Cuartoscuro

Definir la felicidad en términos cotidianos es complicado. Existen parámetros para establecerla a partir de diversas disciplinas: desde los neurocientíficos que han podido identificar diferentes sustancias hasta mediciones sociales que basan sus conclusiones en encuestas generales. Lo cierto es que la felicidad es algo personal. Habrá quienes prefieran la euforia mientras que otros prefieran la serenidad a largo plazo. Pese a ello, existen elementos comunes que contribuyen a que la felicidad tenga cabida. El bienestar social y ciertas certezas bien pueden ser un punto de partida válido al margen de las circunstancias personales que detonen el estado de felicidad. Es probable, entonces, que pese a que las condiciones sean adversas en todos los ámbitos de la vida, uno esté feliz cuando nace un hijo. También que uno se sienta infeliz debido a una pérdida irreparable aun cuando el resto de las cosas funcionen bien. De ahí que me atreva a cuestionar esa declaración del Presidente en la que asegura que el pueblo está feliz.

El número de feminicidios ha crecido. También el de los asesinatos dolosos. La inseguridad se respira en nuestras calles, en casi cada uno de los lugares por donde transitamos. Por fortuna, la mayoría no nos dejamos llevar por la paranoia pero, también, tomamos precauciones cuando salimos a la calle. Es un automatismo al que nos hemos acostumbrado. Más que felicidad, esto bien podría generar angustia.

Se sabe que no hay vacunas suficientes. Algo pasó en las licitaciones, ya sea que se retrasaran, ya que en un abierto combate a la corrupción se dejaran de comprar a ciertos proveedores. Si bien podría haber algo de plausible en la limpieza del sistema de adquisición de medicamentos y vacunas, lo cierto es que su escasez difícilmente provoca felicidad. Más bien un nuevo motivo de angustia, cuando no un profundo sentimiento de indefensión.

A la economía no le ha ido bien los últimos meses. Hay factores tanto externos como internos que han provocado bajas significativas en los índices de medición del comportamiento económico. La bonanza, pues, está lejos. Esto provoca incertidumbre. Más si se le suma al desempleo, a los miles que perdieron sus trabajos o vieron reducidos sus sueldos. Nadie tiene garantizado un trabajo para el próximo mes. Y esta incertidumbre poco puede contribuir a la felicidad.

La educación tampoco está en su mejor momento. Entre la sospecha (que no se concretó) de que no habría libros de texto para todos, los acuerdos entre el gobierno y los dos grandes sindicatos y los resultados de las pruebas internacionales para medir ciertas capacidades de los alumnos, las perspectivas a corto, mediano y largo plazo no son halagüeñas. Si consideramos que los afectados son nuestros niños y, en consecuencia, la idea de futuro, tampoco hay mucho que celebrar.

Hace un par de días un plantón en el Periférico de esta ciudad provocó un embotellamiento de más de 10 kilómetros. Cuando menos, los automovilistas que por ahí transitaban, sintieron una profunda molestia.

Ejemplos hay muchos más: chicos, medianos y grandes; relacionados con un estado de bienestar del que, como país, carecemos. Hay quien puede asegurar que es parte de un proceso. Supongamos, sin conceder, que es así. Eso querría decir que nuestra felicidad se funda en la esperanza (yo sigo confesándome esperanzado), pero hay pocas cosas más engañosas que ésta. Basar nuestra felicidad en el supuesto de que todo mejorará es una mera ilusión. Ojalá que ésta empate con la realidad, pronto. Mientras tanto, aseverar que somos felices por decreto, no sólo es un sinsentido sino que hasta puede sonar a burla.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video