Seis fotógrafas mexicanas que hay que conocer

24/09/2017 - 12:00 am

Anteriormente, las cinco mujeres se congregaron en una exposición llamada “Vitamina A”, en el Centro de la Imagen de la Ciudad de México y curada por César González – Aguirre. Ahora, recuperamos una muestra de su trabajo.

Por Cheryl Santos

Ciudad de México, 24 de septiembre (SinEmbargo/ViceMedia).– Con nuevas propuestas y desde distintos puntos de la república, estas seis mujeres muestran su trabajo, lo que las llevó a dedicarse a ello y la fotografía que quisieran tomar.

Floria González, 36 años, Monterrey, Nuevo León

Foto: Floria González/Vice

–¿Por qué decidiste vivir donde vives?

– Crecí en Ciudad Acuña, Coahuila, frontera con Del Rio, Texas. A los 16 años me vine a vivir a la Ciudad de México porque necesitaba más movimiento, cultura, música, arte. Me gustaba la vida de provincia, pero me llamaba la gran ciudad.

– ¿Estudiaste fotografía?

– Sí, estudié fotografía en la Activa de Coyoacán, en AAVI en la Ciudad de México y en San Antonio, Texas; cinematografía en Texas y Lumière en la Ciudad de México.

– ¿Cuál fue tu primer acercamiento a la fotografía?

– En la escuela estudiamos a muchos maestros de la fotografía, pero cuando una maestra me regaló tres libros y me dijo: ‘Cuando veo tu trabajo pienso en estos fotógrafos: Diane Arbus, Sally Mann y Cindy Sherman’, en ese momento sentí la necesidad de explorar el medio y encontrar la forma de expresarme y a la vez ser lo más precisa en mis resultados. Comencé a explorar la fotografía construida. Han sido años de hacer series, jugar con la iluminación, los personajes, los colores, los temas… Sigo por siempre en esa búsqueda de las infinitas posibilidades de la fotografía y del arte en general.

– ¿Cuál es la foto que más te gustaría hacer y que aún no has tomado?

– Todas las que aún no he imaginado, me gusta experimentar con la forma en cada serie que hago, no me gusta sentirme cómoda, prefiero los retos, los cambios. Me gusta el poder que tenemos de imaginar y hacerlo existir, tal como lo visualizamos.

– ¿Qué significa para ti la estética latinoamericana?

– Yo creo que el estereotipo de la estética latinoamericana se ha roto y los nuevos artistas hacen obras universales, con la globalización y la tecnología ya no distingues si el artista es mexicano, alemán, o japonés. El artista contemporáneo ya no está cerrado a una estética local, ahora si quiere utilizar elementos de su país lo hace de manera consciente para enriquecer su obra.

– ¿Cuáles son los temas en que para ti debería profundizar la fotografía en México?

– Creo que cada artista es una mente distinta y tiene su propia personalidad, necesitamos que cada uno siga siendo único para poder hablar de todos los temas, no sólo de algunos.

– ¿Qué crees que tu trabajo aporta a la creciente oferta de la fotografía en México?

– Somos pocos los que hacemos fotografía construida en México, que trabajamos de manera más pictórica y menos documental, en donde cada elemento está pensado: la paleta de colores, las texturas, el personaje y el tema. Mi trabajo es una metáfora de las emociones y pensamientos del ser humano, lo que ves es lo que está sucediendo adentro, no afuera.

– ¿Qué ideales defiendes por sobre todas las cosas?

– Que el trabajo y en general la vida sea una oportunidad para evolucionar como persona, que cómo vivo cada día sea más importante que a dónde llego, o a dónde voy, o quién creo que soy.

– ¿Hasta dónde quieres llegar con tu práctica?

– Me gustaría mostrar mi obra alrededor del mundo y eventualmente ir a la luna.

@i_am_ramona_the_bee

Alejandra Aragón, 33 años, Ciudad Juárez, Chihuahua

Foto: Alejandra Aragón, Vice

– ¿Por qué decidiste vivir donde vives?

– Los primeros años de mi vida no fue una decisión vivir en Juárez, aquí me trajeron de niña y aquí tuve las muy carentes oportunidades de trabajar e ir a la escuela. Ahora decido vivir en Juárez porque he descubierto que si nosotros que la habitamos y la vivimos no contamos nuestras propias historias, la ciudad va a seguir siendo este constructo abstracto de cifras, violencia, y caos que se ha creado a partir de agentes externos a ella. hay artistas, periodistas, escritores, cineastas que creen entenderla con pasar unas cuantas semanas aquí, enfocándose en lo que siempre buscan: muerte y destrucción. Las imágenes constituyen nuestra realidad más allá de lo que logramos entender, y en un ejercicio autónomo y decolonial de representación, espero (muy idealistamente) contribuir a que sea visible la complejidad de la vida, la que persiste a pesar de la violencia, sin caer en el discurso del ‘aquí no pasa nada’.

– ¿Cuál fue tu primer acercamiento a la fotografía?

– De morrita siempre me gustaba mucho ver los álbumes y las fotos de mi mamá. Cuando estaba en la prepa me convertí en la camarógrafa oficial de la familia. Siempre andaba con la cámara de video. Pero pues la realidad de Juárez me llevó a estudiar administración y trabajar varios años en una maquiladora. Mientras estaba en la maquila entré a un diplomado en cine que ofrecía el actor Ernesto Yáñez con algunos profesores del CUEC y el Claustro de Sor Juana en Juárez. Me regalaron una cámara SLR medio jodida, y por mucho tiempo fue la única manera en la que tomaba fotos. Luego un fotógrafo muy machista de aquí me enseñó a revelar y a imprimir en blanco y negro -no me gusta darle mucho crédito porque me dijo que las mujeres no podíamos hacer foto por la pendeja razón de que ‘no tenemos la habilidad de trabajar con objetos mecánicos’. Finalmente decidí estudiar Artes Visuales en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, y fue donde menos aprendí de foto. Pero aprendí de arte, y de cómo se construyen las imágenes, y me hice consciente de estas búsquedas que ya traía conmigo, contar historias a través de la foto, el video, y el archivo.

– ¿Cuál es la foto que más te gustaría hacer y que aún no has tomado?

– No sé bien cómo contestarte esta pregunta, me haces pensar en el proyecto de La Plaza de la Soledad de Maya Goded. Maya por mucho tiempo documentó la vida de estas mujeres en foto fija y cuando pasó al lenguaje audiovisual me pareció tan orgánico, incluso necesario ver a estas mujeres en movimiento, escuchar su voz, moverse en sus espacios. No sé si aún no he tomado la foto que me gustaría hacer porque a veces no estoy muy consciente de eso. Estoy en una búsqueda en donde a veces una foto fija me ayuda a contar la complejidad de una historia o una experiencia. Como la serie La Guerra que está en el video muro del Centro de la Imagen donde usé dípticos, una sola imagen no me era suficiente, había que yuxtaponerlas. Otras como Ecos del Desierto, la que estamos presentando en Vitamina A, es un trabajo colectivo, una especie de documental interactivo donde se combina diseño, foto, video, archivo, texto, un poco de interacción virtual fue lo que pensé que era necesario para los objetivos que la asociación para la que realicé el proyecto (El Centro para el Desarrollo Integral de la Mujer CEDIMAC) tenía: Hacer una revisión a través del tiempo de la lucha de las madres para obtener justicia para sus hijas, y dar a conocer a nuevas generaciones estas historias para que no se olviden, e insertarlas en el imaginario del mundo en el que interactúan, el Internet.

– ¿Qué significa para ti la estética latinoamericana?

– Para mí la estética latinoamericana tiene que ver con fronteras no sólo físicas, sino simbólicas; esta fractura artificial que la experiencia humana vuelve difusa. La frontera entre realidad y ficción, de la experiencia íntima personal a la colectiva, de lo privado a lo público, de la experiencia propia. Esto pareciera que no es algo nuevo, pero realmente en Latinoamérica y Medio Oriente ha sido una herramienta súper poderosa para deconstruir los estereotipos sobre la vida en países ‘del tercer mundo’ o explotados por el ‘primer mundo’. Lo más interesante, me parece, surge de esta postura decolonial de decir ‘tú no vienes a decirme cómo soy aquí, ni cómo vivo, ni cómo debo vivir; yo lo voy a descubrir y a definir, y por tanto a representar, o a no representar, o a definir como arte’. Es autonomía, autogestión, y autodeterminación impulsadas por el acceso a medios audiovisuales y la distribución que el Internet permite. Todo es un constante ejercicio de mezclar, difuminar fronteras, lo binario, y lo separado.

–¿Qué crees que tu trabajo aporta a la creciente oferta de la fotografía en México?

– La verdad no sé (risas). Creo que lo que logramos ver sigue siendo aquello que está filtrado o validado por instituciones. Aun así quiero pensar que estoy transmitiendo esta conexión que logro con la gente, especialmente con las mujeres. Estamos replanteándonos seriamente qué es ser mujer, qué es lo femenino, nuestro lugar en el mundo y cómo es la experiencia de otras en comparación con la nuestra. Que en los procesos se logre esta parte de dejar que la gente se represente a sí misma, sin negar mi existencia. Y aunque se están produciendo imágenes de manera masiva y se habla mucho de que somos algo así como ‘analfabetos de la imagen’, según los fotógrafos de antes que sienten muchos celos de quienes logran popularidad en Internet, sigo creyendo que la gente intuye cuando algo es honesto, empático y que se acerca a nuestras realidades. A lo mejor la gente percibe eso en mi trabajo. Realmente no sé.

– ¿Qué ideales defiendes por sobre todas las cosas?

– Mi derecho y el que todxs tenemos de tomar nuestras propias decisiones, especialmente aquellas que estamos al margen, las comunidades en desventajas sociales y básicamente todo aquello que esta fuera de las hegemonías patriarcales occidentales y que esta autonomía la pueda ejercer sin que mi integridad física o moral sean violentadas.

 – ¿Hasta dónde quieres llegar con tu práctica?
– A no morirme de hambre (risas).

  

Sonia Madrigal, 38 años, Ciudad de México

Foto: Sonia Madrigal/Vice

– ¿Por qué decidiste vivir dónde vives?

– ¿[El] destino? Mi familia, proviene de distintos puntos del país y por distintas razones llegó a Ciudad Neza allá por los años sesenta. Ése es uno de los motivos principales por los que he decidido seguir viviendo en Neza, con excepción de un año en el que estuve en Canadá.

– ¿Estudiaste fotografía?

– Sí, mi formación profesional es como Licenciada en Informática por la UNAM, al terminar esa carrera comencé a estudiar fotografía en el Faro de Oriente y luego en el Faro Tláhuac. En 2016 cursé el Seminario de Producción Fotográfica del Centro de la Imagen.

– ¿Cuál fue tu primer acercamiento a la fotografía?

– A través de los libros que había en la casa de mis abuelos, y de la tradición de ver álbumes familiares.

– ¿Cuál es la foto que más te gustaría hacer y que aún no has tomado?

– Debido a que hago principalmente fotografía de calle, las fotos que me hubiera gustado hacer han sido aquellas donde no fui lo suficientemente rápida para sacar la cámara y capturarlas, la última que recuerdo fue un perro que iba sobre la cabina de un camión de la basura en circulación, el perro se veía libre y muy feliz, parecía que iba surfeando.

– ¿Qué significa para ti la estética latinoamericana?

– Diversidad de miradas.

– ¿Cuáles son los temas en que crees que debería profundizar la fotografía en México?

– Más que hablar de temáticas, pensaría en la posibilidad de permitirnos una mayor exploración y experimentación en la forma en que abordamos los temas para hacerlo de un modo más transversal; lo mismo podría aplicarse a la manera en que se enseña Fotografía.

– ¿Qué crees que tu trabajo aporta a la creciente oferta de la fotografía en México?

– No sé si aporte algo, simplemente trato de plantear mis propios cuestionamientos y, con ello, quizá provocar algo en la gente.

– ¿Qué ideales defiendes por sobre todas las cosas?

– Cuando realizo mis proyectos, intento guiarme por la empatía.

– ¿Hasta dónde quieres llegar con tu práctica?

– Disfruto mucho de caminar no sólo para hacer fotografía, sino como parte de mi proceso creativo. Me gustaría eso, seguir en el camino y llegar a la mayor cantidad de lugares posibles.

@sonicarol

Melba Arellano, 39 años, Ciudad de México

Foto: Melba Arellano, Vice

– ¿Por qué decidiste vivir donde vives?

– Porque esta ciudad me provee de casi todo lo que necesito para desenvolverme en mi vida personal y laboral. Todos mis proyectos artísticos los desarrollo ahora aquí, la ciudad es muy generosa, dotándome de personas y lugares por los que siento gran atracción y quiero seguir explorando.

– ¿Estudiaste fotografía?

– Sí, primero en la Escuela Activa de Fotografía y después en La Universidad de Artes de Londres en Central Saint Martins.

– ¿Cuál fue tu primer acercamiento a la fotografía?

– Primero como consumidora de imágenes fotográficas en mi infancia, tenía una gran colección de diversas fuentes, revistas, libros, monografías, el álbum familiar, eran fotos tomadas por otros. Después ya un poco tarde, pasados mis veinte años, fue cuando empecé a hacerlas yo.

– ¿Qué significa para ti la estética latinoamericana?

– Creo que ahora no hay una ‘estética latinoamericana’ afortunadamente, la había hasta hace más de una década, cuando existía una estandarización estética en la cual predominaba un acento sentimental, rasgos melancólicos, una iconografía autóctona, una crítica en rojo, etc. Ahora los artistas buscan desarrollar en la medida de lo posible miradas más heterogéneas.

– ¿Cuáles son los temas en que crees que debería profundizar la fotografía en México?

– No creo que haya temas en específico en los que se debería profundizar, creo que lo que se necesitan son propuestas honestas, congruentes y potentes que nos sigan haciendo reflexionar sobre la sociedad contemporánea.

– ¿Qué crees que tu trabajo aporta a la creciente oferta de la fotografía en México?

– Una mirada personal que ayuda a engrosar la diversidad de temas y formas de abordarlos.

@melbarellano

Saraí Ojeda, 36 años, Orizaba, Veracruz

Foto: Saraí Ojeda, Vice

– ¿Por qué decidiste vivir donde vives?

– Porque me ofrecieron trabajo. He vivido en varios estados pero siempre quise regresar a vivir en Veracruz, mi lugar de origen.

– ¿Estudiaste fotografía?

– Sí, en el Centro Integral de Fotografía de Puebla y en el Seminario de Fotografía Contemporánea del Centro de la Imagen.

– ¿Cuál fue tu primer acercamiento a la fotografía?

– Mi abuelo era aficionado, me llevaba de paseo con su cámara al lado y luego proyectaba las imágenes en diferentes aparatos luminosos. Él me mostró que el mundo y la fotografía son luz.

– ¿Cuál es la foto que más te gustaría hacer y que aún no has tomado?

– Cuando estaba aprendiendo fotografía, mi abuela me compró mi primera cámara y luego ella murió. Siempre quise hacer un retrato de mi abuela sentada en el jardín a un lado de la fuente.

– ¿Qué significa para ti la estética latinoamericana?

– Latinoamérica significa colorido, contraste, y saturación en un sentido literal y simbólico.

– ¿Cuáles son los temas en que para ti debería profundizar la fotografía en México?

– Hay muchos temas que abordar en México, ahora se habla mucho de la violencia, la familia y la urbanización, pero desde mi perspectiva hay un tema que tenemos que mirar a fondo y es el campo mexicano. No es que tengamos que dejar de ver lo que ya está hecho, sino que tenemos que observar más, abordar las problemáticas que nos afectan. Desde mi perspectiva, la fotografía es una manera de explorar nuestra identidad.

– ¿Qué crees que tu trabajo aporta a la creciente oferta de la fotografía en México?

– Autoconocimiento. Me interesa la fotografía desde una perspectiva psicológica, como una forma de mirar y comprender al ser humano desde diferentes aspectos y en diferentes épocas.

– ¿Qué ideales defiendes por sobre todas las cosas?

– Por sobre todas las cosas defiendo la lealtad, uno debe ser leal con uno mismo y con lo que hace y lo que crea. Ser coherente con lo que piensa, quiere y siente.

– ¿Hasta dónde quieres llegar con tu práctica?

– Para mí, la fotografía es autoconocimiento, a través de la imagen te conoces y te reconoces a ti mismo a través del tiempo, quiero llevar esto a la práctica siempre, y compartir e intercambiar esta experiencia con otras personas.

@sara_oje

Aglae Cortés, 39 años, Guaymas, Sonora

Foto: Aglae Cortés, Vice

– ¿Por qué decidiste vivir dónde vives?

– Siempre he vivido en Tlatelolco y es mi lugar de trabajo.

– ¿Estudiaste fotografía?

– Estudié Diseño de la Comunicación Gráfica en la UAM, ahí tomé un año de fotografía. Después tomé algunos talleres técnicos y luego cursé el Seminario de Fotografía Contemporánea y el Programa de Fotografía Contemporánea.

– ¿Cuál fue tu primer acercamiento a la fotografía?

– El primero no lo sé, durante nuestras vidas tenemos muchos acercamientos a la imagen, el cine, la televisión, la radio, la música, los libros, los museos, el álbum familiar, los viajes, etc. Llegar a la fotografía fue un proceso a partir de experimentar con otras disciplinas como el dibujo, la pintura y el textil.

– ¿Cuál es la foto que más te gustaría hacer y que aún no has tomado?

– Si no la he tomado, es porque aún no la he encontrado. Esto implica en qué estoy pensando, qué estoy leyendo, qué lugar estoy recorriendo y en dónde estoy centrando mi atención.

– ¿Qué significa para ti la estética latinoamericana?

– Como mexicana es complejo hablar de Latinoamérica. Tenemos características comunes, a partir del siglo XVIII en Europa se genera una verdadera explosión de avances en las áreas científicas, económicas, sociales y culturales; España (en ese momento en caída libre) y sus territorios no se vieron beneficiados de esos avances. Las guerras de independencia y luego gobernantes que no estuvieron a la altura, junto con el clero católico estancaron a nuestros países. Después, cada quien vio por sí mismo, generando condiciones de encierro y rechazo a toda influencia exterior. Así se generó la estética latinoamericana.

– ¿Cuáles son los temas en que para ti debería profundizar la fotografía en México?

– Todos los temas. La fotografía es amplia y compleja, prácticamente no hay tema que no pueda cruzar por la imagen fotográfica.

– ¿Qué crees que tu trabajo aporta a la creciente oferta de la fotografía en México?

– Quizá un punto de vista sobre un aspecto de la condición humana, particularmente de quienes dan un paso atrás para tener un panorama más amplio de lo que les rodea y destacan aquello que pasa desapercibido. Que cuestionan verdades normalizadas. No estoy esencialmente interesada en documentar las cosas en el mundo con la fotografía. Lo que hago es recolectar y coleccionar fragmentos de realidad paralela a la mía y de otros, esto me ha llevado trabajar con la idea de cómo el tiempo y espacio contiene todo.

– ¿Qué ideales defiendes por sobre todas las cosas?

– El espacio personal. En todos los sentidos.

– ¿Hasta dónde quieres llegar con tu práctica?

– Espero algún día ir mas allá de la puerta de mi departamento.

@aglaecorteszazueta

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