Pues la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa Cantellano, dice que no corrió al escritor Jorge Volpi como agregado cultural en la embajada de Italia debido a sus opiniones políticas. Por supuesto que el escritor dice completamente lo contrario, pero los dimes y diretes son para tiempo real, para seguirse en Twitter. Lo verdaderamente patético es la forma en la que la canciller Espinosa justificó el despido: “Lamento mucho que @jvolpi tenga una versión incorrecta de los hechos en relación con su nombramiento […] La SRE ha tenido que reducir los nombramientos de personal que no pertenece al Servicio Exterior Mexicano”.

¿Jorge Volpi salió por un recorte? ¿De verdad? Hubiera sido infinitamente más decente decir que no coincidía con las ideas del escritor que dedicó, por cierto, cuatro años a Canal 22. Pero no: vende la idea de que es un tipo al que se despide por falta de presupuesto. ¿Querrá, la secretaria, una lista de gente que está en su nómina y tiene altísimas prestaciones, sólo porque el gobierno de Felipe Calderón le debe favores? ¿Empezamos por los embajadores de España, Jorge Zermeño; Canadá, Francisco Barrio, y Gran Bretaña, Eduardo Medina Mora?

Lamentable, Patricia Espinosa. En su torpeza, ha hecho ver al gobierno federal intolerante y dictatorial. La historia de los intelectuales en Servicio Exterior Mexicano es larga; la trasciende a ella, quien es la funcionaria en turno del despacho.

Flaco favor le hace la secretaria a Los Pinos, que de por sí ha sido señalado de intolerante e implacable. Mientras Calderón hace un esfuerzo por reunirse y dialogar con sus opositores, Espinosa los despide con argumentos chatos, medianos, mal meditados y mucho menos inteligentes.

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“Desafortunadamente se incrementan la miseria y la violencia porque faltan escuelas, falta trabajo; porque el dinero que se produce en México, se va para otros lugares y no llega a donde hace falta. Cantidades fabulosas de dinero del gobierno se esfuman en ofensivos sueldos o también en fraudes y robos, que son noticia de todos los días. Por desgracia, en numerosos aspectos, el Gobierno está corrompido, y en la sociedad también hay mucho engaño y fraude, que contribuye a que una mayoría de compatriotas viva en la miseria. De acuerdo con datos oficiales, en México existen más de 50 millones de pobres, y unos cuantos muy ricos”.

Si le preguntamos de quién es esta extraordinaria frase llena de verdades, se va a equivocar. No, no es Javier Sicilia. Tampoco es de Julián LeBarón. No es del Ché, no es de Andrés Manuel López Obrador. Es del cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez.

No se no se mordió la lengua, pero estuvo muy cerca. Habría qué recordarle sus propias cuentas. Allí está, y es un caso reciente, lo del obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda. El que “ora por el bondadosísimo” Jorge Hank, el millonario que juega golf y anda en autos de más de medio millón de pesos. El que ganó sospechosamente un amparo hace unos días por presuntamente simular un préstamo 130 millones de dólares a Olga Azcárraga, benefactora de su iglesia.

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Desaparece Convergencia. Se llamará Movimiento Ciudadano. El Consejo Nacional avaló la asamblea nacional para aprobarlo y de paso renovar a los órganos de dirección. A partir del 31 de julio deja de ser un partido político para convertirse en brazo del movimiento de Andrés Manuel López Obrador.

Nada extraordinario, por otro lado. El Partido Verde Ecologista, que no tiene nada de ecologista, sobrevive prestando el nombre, manejando presupuestos federales y sirviendo de palero a cuantos partidos, candidatos y causas le lleguen a la cifra del momento.

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Adiós a Peter Falk. Muere justo cuando hacen falta más Columbos.

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Antes de irnos (ahora sí): El presidente Felipe Calderón Hinojosa ofreció dar seguimiento a los acuerdos alcanzados con el movimiento de Javier Sicilia. Dijo en Twitter: “El diálogo con las víctimas de la violencia fue muy enriquecedor para mí. Creo que para todos. Vamos a darle seguimiento entre todos”.

Sí, seguimiento. Como Todos Somos Juárez, ¿recuerda? Todas las mesas de aquella promesa están desmanteladas y sólo queda viva la de Seguridad Pública.

A ver qué sobrevive de los diálogos de Chapultepec.

Redacción/SinEmbargo

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