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Ciudad del Cabo: una guía para conocer la ciudad más austral de África

28/04/2017 - 12:00 am

La capital sentimental de Sudáfrica es una urbe vibrante que mira hacia el futuro sin olvidar los traumas de su pasado. Viajar Ahora  dio un paseo por Cape Town a partir de lo que vieron en el Museo del Distrito Seis, un sitio del que la población de color, fue expulsada.

Por Viajar Ahora

Ciudad de México, 28 de abril (SinEmbargo/ElDiario.es).– En las salas del District Six Museum rastreamos una de las páginas de esa historia que ha marcado a fuego el carácter de Ciudad del Cabo, en particular y toda Sudáfrica, en general. Podríamos habernos ido a recorrer la famosa Long Street, subir a la imponente Table Mountain o ir a ver los pingüinos, pero empezamos por aquí, por lo que un día fue el District Six. No estamos lejos del centro de la ciudad y del puerto. Una situación estratégica que marcó el destino de un barrio que, desde el siglo XIX se había convertido en un enclave multirracial y cultural aunque con mayoría de población “couloured” (negra). En 1966, el gobierno racista de Sudáfrica dictaminó que aquella zona de la ciudad debía ser sólo para blancos e intensificó la política de desalojos y reacomodos de los más de 60 mil habitantes negros que vivían allí.

Sencillamente los echaron y los reubicaron en los “Cape Flats”, terrenos baldíos de las afueras que se fueron convirtiendo en el gigantesco cinturón de miseria que rodea a la ciudad. Y por eso empezamos por aquí. Una de las cosas que más te llaman la atención cuando llegas a Ciudad del Cabo es ese cinturón de barrios precarios que se apelotonan junto a las autopistas de acceso al centro. Son los ‘”Townships”. Inmensos barrios carenciados donde se apiña la población más pobre del país; o sea, los negros. Auténticos guetos de miseria que aún hoy, conforman el paisaje periurbano de las ciudades. Las cosas han cambiado mucho, pero los cambios en profundidad tardan en llegar. El District Six Museum rastrea uno de los episodios más vergonzantes del Apartheid (sistema de segregación racial impuesto por los blancos sudafricanos) y también, te ayuda a comprender la propia ciudad aunque nos hable de un barrio que ya no existe.

El Distrito 6 fue una de las grandes víctimas del racismo en Sudáfrica. Foto: districtsix.co.za

Después sales a la calle e intentas cuadrar las fotografías con el nuevo espacio urbano. Y te das cuenta de lo perverso del Aparheid. Porque el centro de Ciudad del Cabo es una ciudad de blancos; donde viven los blancos; con infraestructuras para los blancos. Una ciudad que se construyó sobre la idea de la exclusividad racial y la deportación forzosa de miles de personas. Y eso es bueno saberlo. Te da una dimensión de la ciudad distinta pese al riesgo del prejuicio y el perjuicio. Pero no hay que negarlo. Es una ciudad increíble; quizás, junto a Río de Janeiro, la que cuenta con un entorno más espectacular de todo el mundo. Sencillamente la construyeron en un sitio espectacular.

Pero no hay que pasar por alto cómo se construyó y quién salió mal parado con ello. A apenas tres calles del Museo se encuentra el Castillo de Buena Esperanza, una fortaleza del siglo XVII construida por la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales para asegurar el dominio holandés de la plaza. Es otro de los símbolos del control férreo del territorio por los blancos: primero los holandeses, después los ingleses, después sus descendientes y, sólo desde 1992, todos los sudafricanos sin importar colores o procedencias. Pero las cicatrices de tantos y tantos siglos, tardan en borrarse. Basta con mirar hacia el mar y ver el perfil de Robben Island, la prisión dónde estuvo encerrado Nelson Mandela

Y después de visitar estos lugares si nos vamos ya a Long Street, arteria paradigmática del centro de la ciudad que es mucho más que una ‘calle larga’ (son casi cuatro kilómetros de longitud). Un rosario de casas victorianas pintadas de colores chillones y grandes balconadas, se sucede entre bares, pubs y tiendas de todo tipo y ralea. Los colores chillones dan a las casas el toque africano (nos recuerda bastante al French Quarter de Nueva Orleans ). En torno a la calle, que desemboca en el antiguo puerto, se encuentran otros puntos notables de la ciudad, como los Jardines de la Compañía, donde se encuentran varios museos, la Catedral Anglicana de San Jorge o la Plaza de Green Market, dónde a diario se monta uno de los mercadillos más animados.

También a dos pasos del centro se encuentra el Waterfront, que se suma a la moda mundial de convertir las antiguas zonas portuarias en grandes centros residenciales y comerciales. Aquí queda de manifiesto lo que decíamos con anterioridad: estamos en un trozo de Europa o Norteamérica trasplantado al extremo sur de África. Y el lugar es bonito: pulcro, estéticamente bien resuelto… Un lugar dónde nos dejamos seducir por el Acuario de los Dos Océanos –nos encantan los acuarios, no lo podemos evitar-, dónde se hace un repaso a la impresionante riqueza marina del punto de unión de los océanos Atlántico e Índico. También hay un curioso museo dedicado a los famosos diamantes sudafricanos. Museo de los Diamantes.

MULTICOLOR BO KAAP, EXCLUSIVO SEA POINT

Bo-Kaap, el barrio más colorido de Ciudad del Cabo. Foto: Wikimedia Commons

La historia configura la fisonomía de las ciudades. Ya hablábamos antes de la expulsión de la población negra del District Six. Los holandeses trajeron al lugar a una gran cantidad de esclavos malayos que fueron liberados con la anexión inglesa de principios del siglo XIX . Los antiguos esclavos empezaron a construir sus casas en la ladera norte de Signal Hill. Los vecinos, en su gran mayoría musulmanes, fueron transformando las cuestas que suben desde la Avenida Buitengracht en un mosaico formado por casitas multicolores que conforman una de las señas de identidad más auténticas de Ciudad del Cabo.

El pequeño Museo de Bo-Kaap  recrea una vivienda típica del barrio musulmán en el siglo XIX y nos habla de las historias de esas familias y su influencia en la actual cultura de la urbe. A Bo-Kaap se viene a pasear y a comer. Nosotros comimos en Biesmiellah y nos encantó.

Justo al otro lado de Signal Point se encuentra el reverso de la moneda. El contrapunto del antiguo barrio de esclavos libertos (aunque en los últimos tiempos se ha convertido en el barrio de moda) es Sea Point, el exclusivo barrio playero dónde vive la clase alta de Ciudad del Cabo. Su paseo marítimo es el “malecón” de los “capetonians”. Un paseo abierto hacia el mar dónde las familias parean. Una zona repleta de restaurantes y bares que, también, presume de una activa vida nocturna. Epicentro del modo de vivir de los hombres y mujeres del Cabo, que son hedonistas empedernidos.

COSAS QUE HAY QUE HACER SÍ O SÍ

Subir hasta Table Mountain.- Table Mountain es una de las maravillas naturales del mundo y, sin duda alguna, el icono más reconocible de Ciudad del Cabo. La mejor manera de acceder a lo alto de esta mesa situada a 1.000 metros sobre el nivel del mar es llegar hasta la terminal del Capetown Cableway y subir en el espectacular teleférico (salva un desnivel brutal de 800 metros) hasta ‘la mesa’. Desde la terminal superior parten numerosos senderos que permiten recorrer este imponente monumento natural único en el mundo. Hay una línea de bus público que llega hasta la terminal inferior.

Ir a ver los pingüinos de Boulders Beach.- Esta playa se encuentra a unos 40 kilómetros del centro de Ciudad del Cabo en dirección al Cabo de Buena Esperanza y alberga una multitudinaria colonia de pingüinos africanos (son unos 3 mil) que se establecieron allí hace algo más de tres décadas para quedarse. Les gustó el sitio. Suele ser una de las paradas de las excursiones del Cabo.

Llegar hasta el Cabo de Buena Esperanza.- Una visita imprescindible. Uno de los lugares más impresionantes del planeta. El Parque Nacional del Cabo de Buena Esperanza es el punto dónde se unen los océanos Atlántico e Índico. Hay numerosos senderos que permiten explorar la zona. Desde los acantilados pueden verse ballenas y tiburones blancos (nosotros no tuvimos suerte). Lo ideal es alquilar un coche y aprovechar el día para ver el Cabo y Boulders Beach.

Visitar Robben Island.- Esta isla prisión situada a pocas millas de la costa de Ciudad del Cabo es todo un símbolo nacional. Aquí estuvo preso Nelson Mandela, junto a otros activistas de la causa negra, la mayor parte de los 27 años que estuvo en prisión por oponerse al gobierno racista de Sudáfrica. A la isla se accede en ferry desde el Waterfront. El antiguo penal se ha convertido en el Museo de la Isla de Robben en el que se hace un repaso a la historia del lugar, incluido el episodio que la convirtió en uno de los centros de atención de la actualidad mundial con en cautiverio del inmortal Mandela.

La playa Clifton, una de las más famosas e imán de turistas. Foto: Wikimedia Commons

Ir a la playa.- Obvio que para ir a la playa tienes que ir en temporada playera del Hemisferio Sur. Ciudad del Cabo también cuenta con un buen número de playas de primera categoría aunque las más concurridas por el público local son las de Clifton y la de Camps Bay.

Ir a ver al ‘Gran Blanco’.- Las excursiones para ir al encuentro del Gran Tiburón Blanco salen de la ciudad de Gansbai. Estas excursiones parten durante todo el año y suelen incluir la experiencia de meterse en una jaula para ver de cerca a uno de los mayores depredadores del planeta. Nosotros no tuvimos tiempo de hacerlo y la verdad es que nos quedó bastante pena. Dicen que meterse en el agua es todo un subidón de adrenalina.

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