FERNÁNDEZ SANTILLÁN: ¿EN AUGE LA SOCIEDAD CIVIL?

29/05/2012 - 12:00 am
#MarchaYoSoy132 en el Distrito Federal

Además del Movimiento “Yo soy 132” han surgido muchas organizaciones, como México Evalúa o Fundar, que se consideran instituciones sin filiaciones partidistas. Y tenemos tres candidatos, uno para la Presidencia y dos para jefa de gobierno del Distrito Federal que se proclaman como parte de la sociedad civil, (aunque hacen proselitismo político). ¿Qué ocurre en México? ¿Estaremos viviendo un auge nunca antes visto de la sociedad civil?

José Fernández Santillán, doctor en Historia de las ideas por la Universidad de Turín, doctor en Ciencia Política por la UNAM y actual profesor investigador del Tecnológico de Monterrey campus Ciudad de México, publicó recientemente su ensayo El despertar de la sociedad civil. Una perspectiva histórica (Océano 2012) donde da cuenta de este fenómeno desde la Roma antigua hasta el mundo globalizado

-¿Qué opina del Movimiento “Yo soy 132”, que ha tomado, no sólo la plaza pública, sino el centro del debate político?
-Hay que diferenciar a la social civil de los movimientos sociales; el estudio de la sociedad civil, parte de la liberación de los Países del Este en 1989; y de la sorpresa mayúscula, de que la sociedad civil había terminado con un gobierno autoritario y represivo, y sólo después de pasados los eventos, se pudo medir la densidad histórica y las dimensiones laberínticas de lo que llamamos sociedad civil. El pionero en observar estos problemas fue Jürgen Habermas, quien ya había escrito en los 60s: The Structural Transformation of the Public Sphere.

A partir de 1989, se ha formado algo que ahora conocemos como sociedad civil global; pero el movimiento de los 132, se parece más al movimiento 68 que se quedó allí, aunque dio lugar a partidos políticos. Lo que caracteriza a este movimiento es que va en contra de un candidato lo cual nunca se había visto, aún hace falta tiempo para poder definir sus perfiles, porque no puedes definir sus perfiles si sólo van en contra de… y no proponen algo. Es muy curioso que el movimiento de los 132 no haya mencionado ni al neoliberalismo ni a la violencia que son dos de los problemas más graves a los que se enfrenta el país. Al punto en que Felipe Calderón pudo jactarse de que el movimiento no lo había tocado, ni señalado, para desdoro del propio movimiento. Es muy pronto para saber a dónde se dirige, aún está desarrollándose.

#MarchaYoSoy132 en Monterrey


-¿Se trata de una expresión de la sociedad civil?
-No, porque no son en sí una organización sino una explosión, pero causan mucha atracción mediática. El movimiento del 68, por ejemplo, no derivó en organizaciones civiles sino en partidos políticos. Ese mensaje social fue absorbido en la época de López Portillo y se transformó en partidos políticos, el gran artífice fue Jesús Reyes Heroles, dando paso a movimientos, que incluso eran clandestinos, y allí están ahora el Partido Mexicano de los Trabajadores, el Partido Socialista de los Trabajadores, el Revolucionario de los Trabajadores, todo era de trabajadores por la hegemonía cultural marxista; y también surgió un partido de derecha como el Partido Demócrata Mexicano.

La inquietud social del 68 se transformó en organizaciones políticas estables que luego dieron paso al Frente Democrático Nacional que en 1988 apoyó la candidatura presidencial del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.

-¿Qué es la sociedad civil?
-La sociedad civil no es ni donde votamos ni donde compramos, sino donde nos organizamos con nuestros semejantes para tratar temas de interés común: como las mejoras en las escuelas de nuestros hijos, que son asociaciones de padres, la ayuda a los menesterosos que son sociedades de apoyo, grupos para cuidar el medio ambiente o para luchar por los derechos humanos. Junto con el Estado, compartimos el interés por el bien común, pero a diferencia del Estado no buscamos el poder.

Con las empresas, la sociedad civil comparte el mundo de la libertad, pero a diferencia de las empresas no buscamos la ganancia, por eso algunas de las asociaciones civiles se llaman asociaciones no lucrativas. En la sociedad civil se encuentran instituciones tan importantes como las iglesias, las universidades, las fundaciones, los clubes deportivos, las organizaciones vecinales, las organizaciones profesionales… También los medios de comunicación, como Sin Embargo, forman parte de la sociedad civil, siempre y cuando como dice Benjamin Barber en su libro Jihad versus McWorld, antepongan sus responsabilidades sociales a sus intereses comerciales. Hay medios de comunicación que legítimamente son empresas, pero hay otros medios de comunicación que han decidido ser sociedad civil.

-Me llama la atención que menciones entre estos grupos a las iglesias, ¿la sociedad civil no debería ser laica?
-No, la sociedad civil es lo opuesto a las sociedades militares, es lo opuesto de las sociedades barbáricas y es lo opuesto de las sociedades religiosas; sin embargo, no podemos negar que dentro de las sociedades modernas ocupan un lugar importante las congregaciones religiosas, a condición de que éstas acepten la existencia de más creencias, que las respeten y que su tendencia universalista e intolerante deje de ser tal y se abran paso a la modernidad.

-¿Cuál es el origen de la sociedad civil en el mundo?
-Se remonta, por lo menos, a la antigua Roma en donde societas civilis señalaba precisamente la organización que era al mismo tiempo política y civil, porque ellos no hacían una distinción que luego sería una de las cosas que haría el mundo moderno. Para Hegel, la sociedad civil es creación del mundo moderno porque se distingue del Estado y del mercado. Pero eso Hegel lo ve en la época moderna, no en la época medieval ni en la época antigua, el recorrido de mi libro marca cómo el concepto de la sociedad civil corre al parejo de su evolución histórica y se va “autonomizando” frente a la sociedad política o el Estado y la sociedad económica o el mercado.

Este proceso de diferenciación marca el paso a la modernidad, porque hay sociedades premodernas donde tanto el Estado, el mercado y la propia asociación civil se confunden; y también marca la evolución del derecho moderno, el derecho público frente al derecho privado y el derecho mercantil, y frente al derecho civil.

-¿Hay sociedades o asociaciones premodernas pero contemporáneas?
– Sí, las comunidades indígenas son sociedades premodernas que conviven con la sociedad moderna en una relación polémica: a veces de enfrentamiento y a veces de colaboración. Hay dos modelos en México: uno es el modelo chiapaneco, encabezado por los zapatistas donde la comunidad indígena está enfrentada al Estado, a la autoridad, y no reconoce el derecho público, ni el civil propiamente, y que están en una relación polémica. Pero hay otras, como la oaxaqueña que se ha podido insertar en la Constitución, en las leyes, y es una convivencia reconocida por ambas partes y son de interés mutuo.

También hay organizaciones comunitarias que buscan su autonomía frente a lo que ellos llaman la cultura dominante, que consideran opresiva. Es lo que pasó con los vascos en España, la comunidad francófona en Canadá y los sumos, ramas y miskitos en Nicaragua.

-En el libro, previenes contra la confusión entre la sociedad civil y comunidad…
-Allí está un autor que nos ayuda muchísimo que es Ferdinand Tönnies, tiene un libro que se llama Comunidad y sociedad. La asociación es moderna y la comunidad es antigua. La sociedad es industrial, la comunidad es agraria, la sociedad es plural, la comunidad es cerrada, entrópica. La sociedad está abierta a la innovación y la comunidad a la conservación de sus usos y costumbres.

#MarchaYoSoy132 en Morelos


-¿En qué momento nace en México la sociedad civil?
-Simbólicamente se habla de que comenzó en 1985; pero antes están las comunidades corporativas que se mantuvieron desde la época colonial y hasta el siglo XIX. La sociedad civil es una organización democrática, horizontal y plural, mientras que lo opuesto son las corporaciones, verticales, cerradas y autoritarias. Y México, desde la época colonial, tiene una gran tradición la asociación corporativa como la iglesia, los militares, las castas nobiliarias, las repúblicas de indios y las repúblicas españolas.

-¿Hay corporaciones disfrazadas de asociaciones civiles, como los sindicatos?
-Algunos son corporativos y otros no, lo que pasa es que el sindicalismo mexicano surgió de manera corporativa, para representar intereses sociales que en la época porfiriana no tenían representación y eran marginados. Entonces viene un reconocimiento de los derechos sociales; los grupos de trabajadores y campesinos se integran de manera corporativa y funcionó muy bien durante el cardenismo porque fue un proceso de evolución en la inclusión social. Pero andando el tiempo, las organizaciones sindicales se fueron esclerotizando, sus líderes fueron envejeciendo y se convirtieron asociaciones autoritarias. Yo creo que debe haber una etapa donde esos sindicatos se democraticen sin desaparecer, porque entonces los trabajadores se quedarían sin la defensa de sus derechos.

-Volvamos a 1985, ¿por qué dices que simbólicamente surgió en ese año la sociedad civil?
-Porque ya antes estaba larvada. Pero en el 85 la gente salió espontáneamente a ayudarse, y esto sucedió ante la falta o el retardo con el que actuó el gobierno, el mismo Miguel de la Madrid dijo que no estaban preparados para un acontecimiento como el terremoto. Entonces, después del terremoto y como repercusión social, los vecinos, la familia —grupo que por cierto pertenece a la sociedad civil— dieron paso a organizaciones vecinales que todavía subsisten como la Asamblea de Barrios, que surge con nuevas demandas frente al gobierno; y el gobierno tiene que establecer nuevos canales más dinámicos y flexibles de comunicación y así surge, por ejemplo, la figura política de Manuel Camacho.

-Pero supongo que al convertirse en un político se desligó de la sociedad civil
-Siempre fue un político, pero entendió el nuevo mensaje que venía desde la base social.

-¿La sociedad civil termina donde empieza la asociación política?
-Lo que pasa es que los partidos políticos tienen un pie en la sociedad civil y otro en la política. Son canales de mediación, como decía Hegel, el problema aparece cuando las contradicciones superan a las mediaciones, es cuando el poder político degenera. Y es lo que está pasando hoy.

-¿El auge de la sociedad civil señala la decadencia o la ausencia del Estado Mexicano?
-En nuestro caso sí sucedió así, la sociedad civil vino a cubrir debilidades del Estado mexicano, pero también del mercado, de la economía, de las empresas. Las tareas que no puede cubrir el Estado las asume la sociedad civil, como la defensa frente a la delincuencia organizada. Pero hay países donde, al paso de un Estado fuerte y una economía fuerte, surge una sociedad civil fuerte. Pero déjame decirte que también hay una sociedad anticivil y hay sociedad económica antieconómica y una sociedad política antisocial.

-¿Me das ejemplos?
-El crimen organizado surge como un fenómeno fundamentalmente económico, pero debido a su poderío y a su capacidad de penetración carcome a la sociedad. Por eso no hay gran crimen sin complicidad política y económica, y eso es lo que nos falta castigar en México: no solamente a los delincuentes sino a sus cómplices políticos y a sus cómplices empresariales.

-¿Por qué hay un nuevo prestigio que reside en la sociedad civil, al punto que hay candidatos a la presidencia y jefa de gobierno que se dicen de la sociedad civil?
-Porque es fuente de legitimidad política. Pero es importante distinguir las identidades, como miembros de la sociedad política somos ciudadanos; como miembros de la sociedad económica, somos consumidores, y como miembros de la sociedad civil no necesitamos ni credencial de elector, ni tarjetas de crédito. Sólo necesitamos integrarnos pluralmente y de manera integrada en asociaciones que se dedican al cuidado de los animales, al cuidado del medio ambiente, a la observación electoral, etc.

-¿Existe el riesgo de que las minorías sexuales o raciales que reivindican sus derechos se transformen en comunidades y no en sociedad civil?
-El riesgo existe, pero para que sean una sociedad civil tiene que haber un reconocimiento de los derechos individuales, Hegel decía que el individuo es la parte medular de la sociedad civil. La comunidad absorbe e incluso oprime a los individuos, de allí el texto de Michelangelo Bovero llamado Defenderse de la comunidad.

#MarchaYoSoy132 en Puebla


-¿Podría decirse que las redes sociales son parte de la sociedad civil?
-Las redes sociales son sociedades virtuales y lo que fortalece a la sociedad civil es el contacto directo, la presencia física en los espacios públicos, mientras que las redes son espacios virtuales de una comunicación muy rápida pero despersonalizada en el sentido de que no hay presencia física. Para que funcione la democracia, se necesita que exista comunicación no sólo verbal, sino presencia, que haya una hoguera alrededor de la cual nos podamos reunir para vernos, para conocernos.

Yo creo que hasta cierto punto a las redes sociales se les ha sacralizado, se les ha venerado y no tenemos idea de cuáles son sus repercusiones positivas y cuáles las negativas. Hay “ciberturbas”, que son rumores que no son ciertos, pero que en la desbandada circulan en las redes; y hay funciones positivas como su acción en la Revolución del Jazmín, durante el 2011 en el mundo árabe, donde se utilizaron para ir coordinando conjuntamente una liberación.

Además las redes sociales no son tan impolutas, allí tienen metidas las manos, como todos sabemos, los partidos políticos, el mundo empresarial y los medios de comunicación. Y cada uno jala para sus propios intereses.

-¿Y cómo ves entonces la influencia de la sociedad civil en lo que sucede en las elecciones?
– No quisiera que la sociedad civil se politizara porque tiene su propio ámbito, la sociedad juega un papel fundamental en la creación de la opinión pública que no es otra cosa que la voz de la sociedad civil. Pero también hay que distinguir entre opinión pública y opinión publicada que es la voz de los medios de comunicación. A veces coinciden y a veces no. Por ejemplo la gran sacudida fue en 1988 donde los medios de comunicación, a pesar de la propaganda que se desató en favor de Carlos Salinas de Gortari, no pudieron contener la marea democrática representada por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, y tuvieron que hacer un alto y reconocer que se habían separado de la sociedad civil y decidieron andar juntos. No todos claro. En el caso de las elecciones actuales, hay una lucha sorda en las redes sociales, donde se escucha más la crítica, la burla que lo propositivo. A los tres candidatos les tunden que porque no pueden, que porque uno es viejo y el otro es el candidato de los medios…

– La sociedad civil debe ser crítica, ¿no?
– Sí, pero también informada y educada e impulsada por la razón. Claro, hay pasiones, y hay expresiones de euforia, pero el problema es que a veces las redes sociales se mueven más por impulsos emotivos que por una actitud crítica. Lo que a mí me preocupa es que en México hay un clima de odio, de intolerancia como en el 2006, y la descalificación no ayuda; y hay una animosidad que se siente en el ambiente y que estalló, para bien o para mal, con la visita de Peña Nieto a la Ibero.

 

 

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